Abrí los ojos un poco majadero, no quería despertarme. Miré a mis alrededores y vi unos cuantos rayos de sol que entraban entre los espacios de la perciana. Miré el reloj, 7:15 de la mañana, pensé para mi que gracias a dios no me quedé dormido más tiempo, sino se me iba a hacer tarde. Mangel se levantaba mas tarde que yo, siempre, pero siempre. Fui a la cocina y preparé el desayuno para ambos. Mahe odiaba madrugar, pero siempre solía decirme que le gustaba despertar con el desayuno ya echo en la mesa para que lo comiera sin tener que hacer algo más. Quizás no estaba el desayuno en la mesa pero mhh... Se lo voy a llevar a la cama. Me acerqué a el y dejé la bandeja con el desayuno en un costado. Me quedé contemplándolo unos minutos, es tan lindo, tan... Tan... Está bien, ya es hora de que lo despierte -pensé-
-Mahe... -esto no resultaba-
-Mangel, es hora de levantarse... Vamos, ¡dormilón! -le di unas palmaditas en la espalda y finalmente despertó-
-¿Qué hora es? -preguntó asustado-
-Ey, tranquilo tío. Son las 7:35 o por ahí, no es tarde. Toma, te preparé el desayuno y te lo traje a la cama -le dije mientras que le alcanzaba la bandeja-
-Y luego me preguntas porqué te quiero tanto...
-Yo te quiero el doble, mi Mahe. Venga, come el desayuno, dúchate y vamos al centro. Quiero que me acompañes a varios lugares.
-Vale -me dijo casi sin poder hablar de lo rápido que se estaba comiendo el desayuno-
Cuando acabó de comer, se levantó y fue a ducharse. Yo debía esperar que el acabara para entrar a ducharme yo. Me quedé sentado en el sillón mirando televisión y pensando en muchas cosas. Una de ellas era él, Mangel. ¿Por qué provocaba tantas cosas en mi? ¿Por qué siempre que me dice algo bonito o que me quiere el estómago se me revuelve como si dentro de él hubiesen mariposas? ¿Tal vez sentía algo más allá de la amistad? ¿Y si Rubelangel no es tan en joda como lo creo? ¿Que pasaría si nos enamoramos?
