Y así fue, tal como me dijo Vegetta, pasó una semana. Pero había algo peor, seguía sintiendo lo mismo por él. Esto ya no era confusión... Era verdadero, más verdadero que cualquier otra cosa.
Hace unos días, dos o tres para ser más precisos, conocimos a un tío, muy amable y buena gente. Patrick, así era su nombre. Me atrevo a decir que podía enamorar a cualquiera, era bonito de cara, y su voz, bueno... Como les decía, lo conocimos grabando un vlog. Nos cayó bien, y luego de una charla larga, intercambiamos teléfonos. Le dije muy confianzudo que le diera su celular a Mahe, ya que vivíamos juntos y bueno, mientras el lo tuviera bastaba.
Pero desde ayer, Mangel está demasiado pendiente del móvil. Y no es que esté sospechando o algo, pero... Bueno sí, joder, claro que sospechaba. Ese Patrick, tan lindo él, podía perfectamente llamar la atención de Mangel, como la de cualquiera, y sí, estaba preocupado y celoso.
Cualquier momento de distracción de Mahe me servía para ver con quién se hablaba tanto. Cuando como por arte de magia, Mahe se entró a bañar y dejó su celular sobre la mesa de la cocina. Y yo estaba sentado allí, tomando una chocolatada, muy disimulado miré su móvil y tenía un mensaje: "Patrick". Joder, lo sabía, claro que lo sabía. Agarré el celular sin pensar y abrí la casilla de mensajes, habían hablado para verse, con razón Mangel se había ido a duchar, jamás se ducha por la noche, siempre es a la mañana. Todo era muy raro y comencé a desconfiar de él por inseguridades mías.
Pero, ¿qué estoy diciendo? Actúo como el típico tío celoso que no controla sus impulsos. Y no es mi pareja, tengo que entenderlo, joder, ¡NO LO ES!
Salió de la ducha y tomó su celular, automáticamente le respondió. Se vistió y se dirigió al living. Como desentendido de la situación fui caminando detrás de él y le pregunté:
-¿A dónde vas, Mahe? -diciendo esto, miré hacia el piso y me rasqué la cabeza-.
- Mhh... -se pudo notar claramente su nerviosismo- Solo a tomar aire, nada importante.
-Claro, por eso te duchas de noche cuando jamás lo haces. -al decir esto, crucé mis brazos y puse cara de la típica tía celosa que parece psciópata-.
- Eh, tío, ¿desde cuándo tantas preguntas?
- Tienes razón -mi voz sonó tensa y enojada a la vez- a mi no me importa, nunca me importa. Solamente abrígate para salir y no llegues tarde que está peligrosa la calle. -Creanme que me insulté a mi mismo por cuidarlo de esa manera, cuando claramente a el no le importaba-.
-Sí, claro. Nos vemos.
Sentí la puerta cerrarse, mi mundo se derrumbó. No podía estar pasando esto, no podía pasarme esto justo ahora, justo cuando le estaba por decir que era el amor de mi vida. Joder que lo era, no me importaba nada más que él.
Llamé a Vegetta desesperado. Le conté la situación y me dijo que me quedara tranquilo, que seguramente era para trabajar en algo y tal. Que se notaba que lo quería en serio y que apenas llegase le comentara lo que me pasaba respecto a él.
Seguí sus consejos y esperé ansioso a que llegara, hoy era el día. Hoy iba a saber si él sentía lo mismo hacia mí.
Pasaron aproximadamente dos horas y la puerta se abrió, dejando entrar a Mangel por ella.
-Man...-me interrumpió sin dejarme decir una sola palabra más-
-No sabes, me he cruzado con Patrick. ¿Te acuerdas? -al decir esto se notaba su emoción, y la sonrisa no se borraba de su rostro- Joder que es un gran hombre. Me ha encantado charlar con él. Hasta arreglamos de juntarnos de nuevo. ¿Y sabes qué es mejor? ¡Qué vas a ir tú también! Debes conocerle, es encantador. Podría caerle bien a cualquiera tan solo hablando dos palabras. ¿Qué dices, Rubiuh?
No pude no notar su expresión de emoción mientras me decía esto. Así que decidí no cortarle su entusiasmo.
-Claro... -respondí desganado. Levantándome y adentrándome en mi habitación-.
Me recosté junto a la puerta, y mil lágrimas se deslizaron por mis mejillas, una tras otra. Sentí como mi mundo se derrumbaba al ver la emoción en el rostro de Mangel hablándome de ese tal Patrick.
Las lágrimas no dejaban de caer y el dolor era cada vez más intenso.