17-Sangre

578 70 2
                                    

La lluvia había hecho presencia en ese día tan gris. Habían preparado algunas trampas en el suelo de las afuera del edificio de la academia, justo en el césped. Gracias a la habilidad de Miércoles y que estaba nublado, era muy complicado ver donde estaban situadas.

Enid estaba nerviosa y en la habitación, era el momento en el cual llegarían. No quedaba demasiado para eso. Los policías habían dejado los coches bien ocultos en el interior de la academia, en un gran espacio mientras estos hombres armados estaban situados cerca de la entrada. Justo entre matorrales, con sus pistolas listas para matar pues tenían la orden de no dejar a ninguno de ellos con vida. Así de peligrosos eran.

—Dios...no puedo...me va a dar un puñetero ataque—Enid daba vueltas en la academia.

—Tn haz algo o lo haré yo—dijo algo molesta su hermana—tu novia está terminando con mi paciencia.

—Enid por favor, calma, estaremos bien—el chico estaba leyendo un comic en la cama de su novia.

—¿Cómo puedes estar tranquilo?—ella se colocó a su lado—osito...

—Ven—le dio un abrazo—estamos aquí, somos fuertes y tenemos el factor sorpresa. Además, los policías de Jerichó están ahí para ayudarnos...todo irá bien.

Ella le dio un pequeño beso antes de que la lucha empezase. Escucharon disparos y gritos, sin duda ya habían iniciado el ataque.

—Bien, todos en posición—dijo Miércoles.

Todos se reunieron en la puerta de la entrada al edificio, taparon las ventanas y colocaron unas barricadas para evitar que entrasen fácilmente. Escucharon los gritos de unas personas, al asomarse por un hueco, vieron a varios atrapados en las trampas de la gótica quien disfrutaba con los gritos de dolor.

—Bianca, ve con Xavier y Divina a lanzar granadas, cuidado con no matar inocentes—ordenó la pelinegra.

—De acuerdo—los tres subieron al piso superior, no sentían empatía por ellos porque eran asesinos.

—Eugene, tú con Yoko a esa parte—señaló una de las ventanas cercanas—simplemente lanzad estos aparatos que electrifican a los enemigos. Necesitamos mantenerlos alejados y desgastarlos, son muchos más que nosotros, solamente ganaremos mediante desgaste—explicó Miércoles repartiendo las cosas.

Bianca junto al resto lanzaban las granadas poco a poco porque a pesar de la resistencia y grupo de policías de la entrada, eran muchos los asesinos sedientos de sangre. Las explosiones iban sucediéndose una tras otra mientras que el chico abeja y la vampira disparaban los aparatos que dejaban derrotados a los enemigos que eran alcanzados.

Enid por su parte estaba con su roomie y su chico caminando por otra zona cuando unos cristales se rompieron dando entrada a unos asesinos.

—¡Ja, los tengo!—exclamó uno de ellos—espera...se supone que ese está muerto—señaló a Tn.

—¡Sorpresa hijo de puta!—el chico le dio un puñetazo que lo tumbó.

Aunque estos dispararon, vieron que no hicieron nada pues ellos llevaban un chaleco antibalas y Enid aprovechó para sacar sus garras y atacarlos con ira. Esos mismos habían sido los que habían matado a Tn de una manera cobarde y rastrera.

Los primero cinco habían caído pues Miércoles también llevada por la ira al recordar que habían matado a su hermano, los apuñaló de manera tan bruta que estaba cubierta de sangre. Ella esbozaba una sonrisa al sentirse cubierta de ese líquido rojo. La loba estaba igual, ambas se miraron y sonrieron al verse la una a la otra.

—Te queda bien el rojo roomie—comentó la rubia.

—Lo mismo digo—respondió la gótica.

El chico se quedó a cuadros al ver ese lado tan sangriento de su chica y su hermana, pero admitía que le encantaba verlas de esa manera.

—¿Ya os he dicho lo mucho qué os quiero?—les preguntó a las dos acercándose tras haberse cargado a uno de ellos.

Continuaron por los pasillos y junto a los profesores pudieron hacer frente a unos cuantos maleantes que estaban por la zona. Ellos eran el apoyo, la cosa era resistir y agotarlos. Los policías también estaban siendo efectivos ya que gracias a colocar unas minas en el suelo ocasionaron varias explosiones. Aunque no tenían demasiadas al tratarse de un pueblo tan pequeño como Jerichó.

Al cabo de un rato, la batalla estaba decidiéndose por el lado de los excluidos y normies ya que el factor sorpresa fue determinante.

En eso se bajó de un coche un excluido, esquivó a todos los policías, saltó el muro y fue caminando tranquilamente como si pudiera ver los ataques. Esquivó las granadas del grupo de Bianca, dio unos saltos y se coló por la ventana superior.

—Miércoles, se ha colado alguien muy extraño por la parte superior—le dijo a la joven mediante la telepatía pues el chico la tenía activada para comunicarse al instante.

—Recibido, ahora vamos para allá—respondió ella.

Los tres corrieron por el pasillo hasta que en un cruce miraron arriba, allí estaba Kemich, con sudor y algo de sangre por su cuerpo.

—¡Kemich!—exclamó Tn dando unos pasos.

—Tn...estás vivo—dijo sorprendido.

—Es hora de acabar...lo que tú y yo empezamos...—Enid lo agarró de la camisa.

—Tn...

—Tranquila, estaré bien...id a por ese sujeto, algo me dice que es peligroso y mi hermana te necesita

—No soy débil

—No, pero quiero verte a salvo.

Dio unos pasos hasta colocarse en la base de la escalera.

—Enid, cuando acabe esto...me casaré contigo—dijo firme y de espaldas—ya lo he decidido lobita.

—¿Acaso crees que es un buen momento para eso?—preguntó roja y sorprendida.

—Es un Addams...¿qué mejor momento que uno sangriento?—comentó la pelinegra.

Las dos se marcharon y Tn subió hasta arriba, luego empezaron a caminar los dos, uno al lado del otro hasta una zona superior y al descubierto. 

Era como el día donde murió Tn, la lluvia golpeaba a ambos. Kemich miraba la luna asomada y esbozó una sonrisa.

—¿Acaso crees que ahora peleamos por los ideales?, ¿o por el honor?, no...—miró a Tn—luchamos porque somos rivales...uno de los dos debe morir.

—No tenía que llegar a esto...pero tú elegiste el camino de la violencia...—el tono era triste y sentía un nudo en la garganta.

—Siempre has sido igual...el pasado ya no importa...ni los ideales...ni la amistad...—el chico extendió la mano mientras dejaba que el agua llenase su mano antes de dejarla caer—al igual que el agua, los ideales se diluyen y se pierden entre la multitud...pero siempre reaparece en forma de lluvia.

—No te tenía por un poeta—comentó Tn algo sonriente.

—Si...leí poesía...pero no soy demasiado bueno...Kemich y Tn, uno morirá para que el otro pueda respirar...¿ves?.

Ambos se echaron a reír.

—Si, de verdad se te da fatal—dijo Tn riendo.

Era extraño, dos amigos que ahora eran enemigos riendo juntos...allí ahora todo era oscuro y solamente el trueno que cayó en la lejanía mostró durante unos segundos sus rostros.

Y entonces corrieron el uno contra el otro para pegarse...dando así a su batalla final.

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo :)


Enamorada del hermano de Miércoles (Enid x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora