Un fanático desconocido de Jujutsu Kaisen se convierte en Sukuna. Intenta cambiar el futuro, pero ¿alguien confiará en el Rey de las Maldiciones?
ESTA HISTORIA NO ES DE MI PERTENENCIA ES DE SunglassesCat
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Estaba muerto y luego ya no.
Era como si se hubiera sumergido en las profundidades más profundas de la oscuridad y, de repente, alguien lo hubiera arrastrado a un escenario de una luminosidad cegadora. Quería volver a ese sueño tranquilo, pero algo le aplastaba el pecho con una palma enorme.
¡Bajar!
Automáticamente apartó con todas sus fuerzas la mano que lo sujetaba. ¿Eh? Era más fácil de lo que pensaba. Era como empujar el aire, pero aún podía sentir el músculo y la piel del otro ser. Con los ojos aún cerrados, aterrizó suavemente en el suelo con facilidad.
Se oyó un gemido delante de él. Un monstruo. De su boca emanaba un hedor repugnante. Qué molesto.
Un instinto profundamente arraigado lo impulsó a levantar la mano y borrar de un plumazo a cualquier desgraciado que se atreviera a clavarle los colmillos. Con un espantoso sonido de salpicadura y corte, la vida del monstruo se vio rápidamente truncada.
Abrió lentamente los ojos y se encontró parado en el tejado de una escuela.
—Espera, ¿cómo llegué aquí? No podía recordar con claridad dónde estaba antes, pero seguramente no estaba en este extraño lugar. Miró hacia abajo y se vio a sí mismo vistiendo una sudadera con capucha de color amarillo brillante. Sin embargo, lo que atrajo su atención fueron los tatuajes oscuros en su piel. Parecían terriblemente familiares. Los miró por un rato antes de recordar finalmente dónde había visto esas marcas tan únicas. Levantó la mano hacia su rostro y tocó ligeramente uno de sus cuatro ojos.
«Ah, esto no puede ser real», pensó con creciente temor.
Alguien emitió un sonido detrás de él. Era un silbido leve mezclado con un jadeo entrecortado y temeroso. Se dio la vuelta y vio a un adolescente de aspecto familiar con el pelo negro de punta. "Mierda. Conozco esa cara".
El adolescente y él se miraron en silencio. No estaba seguro de qué cara estaba poniendo. Ni siquiera se molestaba en pensar mucho. Después de todo, ¿cómo podía alguien siquiera entender cómo se les ocurrió algo tan ridículo? Quería salir corriendo, pero no podía mover un músculo.
'¡¿Acabo de despertarme convertido en un maldito Sukuna?!'
