Un fanático desconocido de Jujutsu Kaisen se convierte en Sukuna. Intenta cambiar el futuro, pero ¿alguien confiará en el Rey de las Maldiciones?
ESTA HISTORIA NO ES DE MI PERTENENCIA ES DE SunglassesCat
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Intentar investigar a los enemigos sin que un espía y los ancianos se dieran cuenta fue una tarea difícil. Su primer gran avance fue encontrar la verdadera identidad del espía, Muta Kōkichi, más conocido como Mechamaru. El resultado de la investigación sacudió a Utahime, que no podía creer que uno de sus estudiantes fuera un traidor. Desafortunadamente, lo único que podían hacer era atrapar al espía e intentar averiguar más información sobre sus enemigos.
Satoru asignó a sus fieles estudiantes de primer año la tarea de capturar al sospechoso. El verdadero Kokichi Muta debería estar ubicado dentro de un edificio de apartamentos en ruinas. Entonces, en un día soleado, Utahime acompañó a los tres jóvenes hechiceros para enfrentarse a su topo. Lamentablemente, no encontraron nada en ese lugar. Utahime informó que la habitación había estado completamente vacía a excepción de una silla vieja. No haber podido capturar al sospechoso no fue agradable, pero al menos podían confirmar que Kokichi era su topo. Satoru podía ver cómo ese chico obtuvo tanta información con su técnica maldita. Dudaba que su cuerpo de mecha fuera lo único que el estudiante pudiera controlar.
La atmósfera en Jujutsu High se puso tensa cuando salió la noticia de un espía. Aunque los estudiantes no eran conscientes de los secretos que Satoru y sus colegas guardaban, los chicos aún podían sentir el cambio en el aire. Se estaba gestando una tormenta, y era solo cuestión de tiempo antes de que los golpeara. Y a fines de octubre, Satoru finalmente descubrió lo que Kenjaku estaba planeando. Comenzó con la aparición de un velo masivo en Shibuya que solo impedía que los humanos mundanos escaparan. No solo eso, sino que los civiles atrapados también exigieron que "Gojo Satoru" apareciera. Bueno, bueno, bueno.
—Así que esto es lo que has estado planeando —reflexionó Satoru mientras entraba a la abarrotada estación. Mientras observaba a la multitud de personas, en el fondo sabía que no todos sobrevivirían. Si su suposición era correcta, Kenjaku debía estar trabajando con el grupo de espíritus malditos de grado especial que los habían estado molestando durante los últimos meses. Si querían lidiar con Satoru, esas maldiciones definitivamente se instalarían dentro de este edificio. Arrastrar a tantos civiles era parte de sus planes para inhibir sus movimientos y evitar que se lanzara a por todas.
¡Qué inteligente!
A Satoru le encantaría destruir a Kenjaku.
Mientras descendía a la plataforma de la línea Fukutoshi, Satoru se encontró con dos caras familiares y una extraña. Había conocido a Baldy y Weed, pero la maldición de apariencia humana era nueva. Esa tenía que ser una de las Pinturas de la Muerte. Como era de esperar, las maldiciones usaban a los humanos como obstáculos para limitar su movimiento. Los dos grados especiales atacaron rápidamente sin piedad, pero la Pintura de la Muerte permaneció distante y pasiva. A diferencia de los grados especiales, la nueva maldición parecía evitar matar a los civiles. Hmm. Dejó de lado el pensamiento ya que no tenía tiempo para reflexionar sobre ello.
