Capítulo 2

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—No confíes en Sukuna, Yuuji —dijo Gojo, sin su habitual frivolidad—. No importa lo amable o amigable que sea. Sukuna es una maldición. Recuérdalo.



Yuuji había esperado que ser el recipiente del Rey de las Maldiciones fuera mucho más desagradable. Había asumido que la maldición le lanzaría burlas y mofas con regularidad, pero Sukuna demostró que estaba equivocado al permanecer generalmente en silencio. Hasta el momento, Yuuji solo podía sentir destellos de emociones de la maldición a medida que transcurría su día. Para un ser nacido de emociones negativas, Yuuji parecía sentir solo curiosidad y diversión de Sukuna.


Desafortunadamente, Yuuji no tuvo mucho tiempo para pensar en Sukuna. Tuvo que ocuparse del funeral de su abuelo y visitar a sus superiores en el hospital. Su vida había dado un vuelco. Maldiciones. Hechiceros. Un nuevo mundo apareció de repente ante sus ojos, y él quedó directamente en el medio. No quería pensar en su próxima ejecución. Sabía lo que tenía que hacer. No se arrepentiría de la forma en que vivía. Después de todo, se lo había dicho al director Yaga.


Sin embargo, mientras Yuuji se enfrentaba a la horrible maldición que tenía ante sí, no pudo evitar sentir pavor. Dolía. Dolía. Su mano izquierda había desaparecido y los dedos de las manos que le quedaban estaban cortados. No quería morir, pero tampoco podía dejar que Kugisaki y Fushiguro murieran. Así que Yuuji estaba atrapado en este infierno.


—No puedo caer. Todavía no. —Yuuji esquivó otro ataque del recién nacido espíritu maldito. Su sonrisa siempre presente se burlaba de su lucha infructuosa. Yuuji apretó los dientes. No quería morir. No de esta manera. Así no era como quería dejar el mundo. Torturado por un monstruo que solo disfrutaba de su sufrimiento.


Ingenuo. Era demasiado ingenuo.


Y aún así...

Y aún así...


Yuuji nunca fue alguien que entendiera la palabra rendirse, así que canalizó su rabia, miedo y arrepentimiento en su puño.


¡Bam!


La maldición atrapó fácilmente el ataque de Yuuji.


—¡Maldita sea! —gritó Yuuji.


Todavía estaba demasiado débil. En ese momento, Yuuji escuchó el aullido del shikigami de Fushiguro: la señal.

A Gentler World *TRADUCCION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora