Doble Filo

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El sol estaba alto en el cielo cuando Exekias salió de la panadería, dejando a Evans con la promesa de regresar para la cena. Era uno de esos días en los que el aire fresco parecía más pesado, cargado de un calor sofocante que solo se aliviaba en las sombras. Exekias había acordado encontrarse con Leandro para pasar la tarde juntos, algo que había comenzado a hacer con frecuencia desde que se conocieron.

Leandro lo estaba esperando en el parque, sentado en el mismo banco donde se habían visto por primera vez. Llevaba una camisa ligera, y su cabello oscuro estaba alborotado por la brisa. Cuando vio a Exekias acercarse, sonrió con esa mezcla de calidez y misterio que lo caracterizaba.

-¡Hola, Exekias! -saludó, poniéndose de pie-. ¿Cómo va tu día?

-Bastante bien -respondió Exekias con una sonrisa-. Pensé que podríamos caminar un rato, tal vez ir al río.

-Me parece perfecto. Hay algo en el agua que siempre me ha resultado reconfortante -respondió Leandro mientras comenzaban a caminar.

El camino hacia el río estaba bordeado de árboles, y la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un juego de sombras en el suelo. Mientras caminaban, Leandro y Exekias conversaban sobre temas triviales: el clima, la vida en Kaios, y lo que habían estado haciendo últimamente. Sin embargo, había una tensión subyacente en la conversación, como si ambos evitaran tocar ciertos temas más profundos.

Llegaron al río y encontraron un lugar tranquilo donde sentarse en la orilla. El agua fluía suavemente, y el sonido del río llenaba el silencio entre ellos.

-Exekias, he estado pensando en muchas cosas últimamente -dijo Leandro de repente, rompiendo el silencio-. Especialmente en ti y en lo que has vivido desde que llegaste aquí.

Exekias lo miró con curiosidad.

-¿Qué quieres decir?

Leandro se quedó en silencio por un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

-Me pregunto cómo debes sentirte, no saber quién eres realmente, estar en un lugar donde todos parecen conocer su lugar excepto tú. Debe ser difícil.

Exekias asintió lentamente, sintiendo que Leandro había tocado una fibra sensible.

-Es confuso -admitió-. A veces me siento como si estuviera en un sueño, como si todo esto fuera irreal. Y luego, cuando intento recordar algo, solo encuentro un vacío.

Leandro lo miró, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de compasión y algo más que Exekias no pudo identificar.

-Sé que hemos pasado tiempo juntos y que te he mostrado partes del pueblo, pero creo que hay algo más que necesito decirte, algo sobre mí que no te he contado.

Exekias sintió que su corazón se aceleraba un poco, temeroso de lo que podría escuchar.

-¿Qué es? -preguntó, tratando de mantener la calma.

Leandro apartó la vista, mirando el agua que corría frente a ellos.

-Mi vida no ha sido tan simple como parece. He tenido que lidiar con muchas cosas, y hay partes de mi historia que no son fáciles de compartir.

Exekias esperó en silencio, dándole a Leandro el espacio para continuar.

-Pero no quiero que pienses que estoy ocultando algo con malas intenciones. Es solo que hay cosas que es difícil explicar, especialmente cuando uno ha crecido en un entorno... complicado.

La mente de Exekias comenzó a llenarse de preguntas, pero decidió no presionar a Leandro. Sabía que había partes del pasado de cada persona que eran difíciles de desenterrar.

El Legado Del Silencio Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora