Lazos entre Dos Mundos Pt.1

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La calma de la noche había descendido sobre Kaios, envolviendo el pequeño pueblo en un manto de silencio. Las estrellas brillaban intensamente en el cielo, y una suave brisa recorría las calles, llenando el aire con el aroma de los árboles cercanos. Dentro de la panadería, el ambiente era cálido y acogedor, con una tenue luz que provenía de una lámpara en la cocina.

Exekias y Evans estaban sentados juntos en la mesa de la cocina, compartiendo una taza de té caliente. Habían pasado el día juntos, disfrutando de la tranquilidad y la compañía mutua. La reciente recuperación de Exekias había traído una sensación de alivio a ambos, y aunque todavía quedaban desafíos por delante, en ese momento, se permitieron disfrutar de la paz.

—Ha sido un día largo —dijo Evans en voz baja, rompiendo el silencio.

—Sí, pero un día bueno —respondió Exekias con una sonrisa suave—. Me alegra haberlo pasado contigo.

Evans sintió un calor en su pecho al escuchar esas palabras. A lo largo de las semanas, la relación entre ellos había evolucionado, transformándose de una amistad cercana a algo más profundo y complejo. Aunque ninguno de los dos había hablado abiertamente sobre sus sentimientos, la conexión entre ellos era innegable.

—Exekias —comenzó Evans, su voz apenas un susurro—, quiero que sepas lo mucho que significas para mí. Desde el primer momento en que llegaste a Kaios, sentí algo especial en ti. Y ahora, después de todo lo que hemos pasado juntos, no puedo imaginar mi vida sin ti.

Exekias lo miró fijamente, sus ojos llenos de emoción. Las palabras de Evans resonaban con una verdad que él también sentía, pero que hasta ese momento había tenido miedo de expresar.

—Evans, yo… —Exekias se detuvo, buscando las palabras adecuadas—. Tú has sido mi ancla en este mundo. Me has dado un hogar, una razón para seguir adelante, incluso cuando no sabía quién era. No sé cómo habría sobrevivido sin ti. Y ahora… siento que hay algo más entre nosotros, algo que va más allá de la amistad.

Evans se inclinó un poco hacia adelante, acortando la distancia entre ellos. Su corazón latía con fuerza, consciente de lo que estaba a punto de suceder.

—Yo también lo siento —admitió Evans, su voz apenas un susurro—. Siento que estoy enamorado de ti, Exekias.

El aire entre ellos se cargó de una electricidad palpable, una tensión dulce que los envolvía. Exekias sintió que su corazón se aceleraba ante la confesión de Evans. Por un momento, el miedo y la incertidumbre que había sentido desaparecieron, reemplazados por un calor reconfortante que se extendía por su pecho.

—Evans —dijo Exekias con suavidad, mientras extendía su mano para acariciar la mejilla de Evans—, yo también estoy enamorado de ti.

Las palabras salieron de sus labios con una facilidad que sorprendió a Exekias. Era la primera vez que se permitía reconocer y expresar esos sentimientos tan profundos. Evans cerró los ojos un momento, disfrutando del toque de Exekias, antes de abrirlos y mirarlo con una intensidad que lo dejó sin aliento.

Sin decir una palabra más, Evans se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los de Exekias en un beso tierno y lleno de emoción. Fue un beso suave, casi tímido, pero que llevaba consigo todo el amor y el afecto que habían guardado en sus corazones. Exekias correspondió el beso con igual fervor, dejando que todas sus dudas se disiparan en el calor de ese momento compartido.

El beso duró lo que pareció una eternidad, pero al mismo tiempo fue demasiado corto. Cuando finalmente se separaron, ambos se miraron a los ojos, con sus frentes tocándose suavemente. El silencio que siguió no fue incómodo, sino más bien lleno de una comprensión mutua que no necesitaba palabras.

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