Tormenta de Emociones

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La mañana en Kaios comenzó con un aire de tranquilidad, pero para Exekias y Evans, el día prometía ser lleno de sorpresas y tensiones inesperadas. A pesar del intento de poner la situación con Leandro detrás de ellos, la paz que habían encontrado en su relación estaba a punto de ser perturbada.

Después de su encuentro emocional en el parque, Exekias y Evans se dedicaron a seguir con sus rutinas. La panadería estaba llena de clientes, y la conversación ligera ayudaba a distraerlos de los problemas recientes. Sin embargo, la tensión que se había acumulado en el aire desde la partida de Leandro aún pesaba sobre ellos.

A medida que la tarde avanzaba, Evans decidió ir a hacer algunas compras para la panadería, dejando a Exekias solo en el establecimiento. La rutina parecía estar volviendo a la normalidad, pero un presentimiento inquietante seguía acechando en la mente de Exekias.

Mientras estaba en la trastienda organizando algunos ingredientes, escuchó el timbre de la puerta de la panadería. Miró hacia el mostrador y vio a Leandro entrar con una expresión sombría y perturbada. Sus ojos estaban envueltos en una luz rojiza, y su postura denotaba una intensidad que Exekias no había visto antes.

-Leandro, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó Exekias, su tono reflejando tanto sorpresa como preocupación.

Leandro no respondió de inmediato. Sus ojos, que antes eran de un color cálido y amistoso, ahora ardían con un tono rojo intenso. La magia oscura que parecía emanar de él creaba una sensación de desesperanza y peligro en el aire.

-Leandro, ¿qué te pasa? -insistió Exekias, dando un paso hacia él con cautela.

Leandro alzó la vista y su mirada estaba cargada de furia. La ira en sus ojos era palpable, y parecía que luchaba contra algo interno. Exekias sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral.

-Tú... -murmuró Leandro con voz rota y temblorosa-. Tu... ¡Si no eres mio no serás de nadie!

Sin previo aviso, Leandro lanzó un hechizo oscuro hacia Exekias. La energía que emanaba de su mano era fría y devastadora. Exekias logró esquivar el ataque a duras penas, pero el hechizo impactó contra una estantería cercana, desintegrándola en una nube de polvo y escombros.

El corazón de Exekias latía con fuerza mientras trataba de procesar lo que estaba sucediendo. La magia oscura de Leandro era poderosa y peligrosa, y la ira que lo consumía parecía haberlo transformado en una amenaza letal.

-Leandro, por favor, detente. No queremos pelear contigo -dijo Exekias, tratando de mantener la calma mientras intentaba razonar con él.

Leandro no parecía escuchar. Su ira lo consumía, y sus movimientos eran erráticos y peligrosos. La magia oscura seguía emitiendo destellos rojos, iluminando el rostro de Leandro con una luz siniestra.

De repente, la puerta de la panadería se abrió de golpe, y Evans entró con las bolsas de compras. Al ver la escena, su rostro se tornó pálido al notar la furia en los ojos de Leandro.

-¡Exekias, ten cuidado! -gritó Evans, corriendo hacia ellos.

Leandro giró su mirada hacia Evans, y una expresión de odio absoluto cruzó su rostro. Sin previo aviso, lanzó otro hechizo oscuro dirigido directamente a Evans. El hechizo era rápido y devastador, y Evans apenas tuvo tiempo de reaccionar.

Instintivamente, Exekias se interpuso entre Evans y el hechizo. El impacto del hechizo oscuro lo lanzó contra una pared cercana, y el dolor lo envolvió mientras trataba de levantarse. Leandro, viendo el daño que había causado, pareció vacilar por un momento, pero la furia en sus ojos no se desvaneció.

-¿Por qué haces esto, Leandro? -preguntó Exekias con voz temblorosa mientras intentaba recuperar el aliento-. No puedes dejar que la ira te controle.

El Legado Del Silencio Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora