El trato

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- ¿De nuevo sales con eso? - Chuuya tenía la inquietante sensación de que ese diálogo se iba pareciendo cada vez más a la pescadilla que se muerde la cola . No llegaban a ninguna parte -. Si Ranpo lo dejó todo dispuesto para que te declarasen inocente, será por algo. Él mismo te dijo que no tirases tu vida por la borda. Cuando Fukuzawa vea que tú no estabas...

Oh. Mierda. El abogado enmudeció más rápidamente de lo que lo habría hecho si alguien hubiera pulsado el botón de silenciar. Aunque la grabación fuera a ayudar a que la sentencia que le impusieran a Dazai no fuese para tanto, demostraba una profunda implicación de su cliente en la muerte de Ranpo. Fukuzawa jamás se lo perdonaría.

- Ya lo entiendes, ¿cierto? Ranpo solo se equivocó en dos cosas. La primera: subestimó la capacidad de deprimirse de Poe - el aludido quiso defenderse pero vio que no tenía defensa posible así que se encogió de hombros y permaneció en silencio -. La segunda fue que se pasó de ingenuo al pensar que Fukuzawa me perdonaría. Lo último que quiere hacer alguien que ha perdido a alguien muy cercano a él es trabajar codo con codo con la persona que participó en su muerte.

No estaba hablando de Fukuzawa. De eso Chuuya estaba seguro. De repente empezaba a plantearse lo que pasaría si Dazai volvía a la Port Mafia.

Según había leído en el informe de la temporada que estuvo en el psiquiátrico, le había contado a su terapeuta - a regañadientes e intentando hacer ver que todo era broma - que él había empezado a trabajar en la Agencia de Detectives Armados para salvar vidas siguiendo la recomendación de un amigo. No dudaba que ese amigo fuera Oda Sakunosuke, un miembro de bajo rango de la organización que había fallecido el mismo día que Dazai despertó. Pasaban mucho tiempo juntos en un bar, el bar en el que Ango le había convocado. Se rumoreaba que, hasta el día de su muerte, ese extraño mafioso no había matado a nadie. No le parecería raro que el que Dazai viviese una vida mejor hubiera sido el último deseo de ese hombre. Lo extraño era que Dazai hubiera obedecido, aunque tras haber oído la rabia que impregnaba sus palabras cuando hablaba de la muerte de su amigo no le parecía algo tan fuera de lo normal. Él no habría creído capaz a Dazai de desarrollar un vínculo tan fuerte con otra persona.

A lo mejor - y sólo a lo mejor - no era buena idea hacerle volver. Quién sabe lo que haría Dazai en ese caso.

- ¿Si te consiguiera algo que hacer después de que todo esto termine, reconsiderarías lo de ser ejecutado por el Gobierno? - le preguntó Chuuya tras reflexionar un instante.

- Puede ser.

- Entonces hagamos un trato. Tú colaboras en tu defensa y yo, a cambio, me garantizo a ofrecerte una alternativa y a no permitir que vuelvas a Port Mafia.

- ¿De verdad harías eso? ¿Desobedecerías así al jefe?

- Lo más importante es ser tu abogado de forma eficiente. Si no, él y todos los demás me lo recordarán eternamente. ¿Trato hecho?

- Bueno...

- Tú presumías de no mentir en tus negociaciones. ¿O acaso el hombre que siempre - o bajo determinadas circunstancias, vaya - cumplía con su palabra ya no existe?

- No trates ir por ese camino, Chuuya, no se te da bien. Lo tuyo era patear traseros, no manipular a la gente. Si termino haciendo esto, será porque yo quiero.

- Soy consciente - Chuuya intentó esbozar una sonrisa confiada pero no pudo. Dazai tenía razón. Al final las cosas se harían a su manera, aunque esa forma fuera la más autodestructiva posible -. ¿Hay trato?

- Hay trato - asintió Dazai -. Pero si no me convence lo que me ofreces...

- Entonces lo que hagas ya no será problema mío. Si te hace ilusión, te dejo pasar a la azotea de Mori para que saltes de ella.

Buenas noches (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora