Silencio en la sala

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Chuuya apenas pudo procesar la revelación porque estaba pendiente de Dazai. Estaba mortalmente serio: había perdido el color, tenía los finos labios totalmente rectos, la mirada fija en el frente y no parpadeaba. Apenas parecía que estuviera respirando. Si no fuera por lo blancos que se le veían los nudillos - clara señal de que los estaba apretando -, hubiera pensado que su espíritu había abandonado su cuerpo.

Claro que tampoco le extrañaba. Se estaba controlando. La razón por la que la noticia de la enfermedad de Ranpo había causado un gran revuelo en la sala era que nadie ajeno a la Agencia y al hospital tenía conocimiento de ella. Jamás había sido hecha pública. Por la reacción de Dazai, diría que la razón de esa decisión había sido la petición del propio Ranpo.

- No fue algo inmediato, por supuesto - aclaró Kunikida -. Tuvieron que hacer muchas pruebas y recopilar información de los últimos meses. Resultó que Ranpo sí había ido teniendo despistes pero bueno, era Ranpo. O pensábamos que fingía para librarse de ciertas tareas o rápidamente los corregía. Se las apañó muy bien para ocultarnos a todos lo que le pasaba.

Sí, Ranpo se las había apañado muy bien para ocultarles a ellos el comienzo de su enfermedad. Y al resto del mundo el desarrollo. Era su voluntad que nadie se enterase. A Dazai le hervía la sangre solo de pensar en cómo habría reaccionado Ranpo de haber estado ahí...

- Después de todas las pruebas - el doctor Ishikawa, que había estado a cargo del caso de Ranpo desde el principio, no sabía cómo dar las malas noticias -... hemos concluido... Esto...

Ranpo había mirado al médico con una mirada capaz de atravesar su alma.

- ¿Alzheimer? - Ya estaba. Había unido los puntos.

Ishikawa asintió brevemente con la cabeza. Yosano estaba ahí. Fukuzawa también. Los dos pusieron una expresión de horror y eso que la primera ya lo veía venir después de haber seguido el caso de su amigo con el permiso de sus médicos. No en vano ella también era doctora.

- Precoz. Muy raro. Es extremadamente improbable, prácticamente imposible en realidad, que aparezca tan pronto y con tal intensidad. Parece que...

- Dígame las malas noticias cuanto antes, doctor. Total, igual se me olvidan dentro de poco...

Fukuzawa y Yosano lo fulminaron con la mirada. El doctor no sabía ni cómo reaccionar.

- Ya se ha quedado en blanco por completo en una ocasión. Es cierto que fue por poco tiempo según me han dicho pero volverá a pasarle. Cada vez con más frecuencia. Es probable que en unos meses le pase la mitad del tiempo. Esto no va a terminar bien.

- ¿No hay nada que podamos hacer? - Fukuzawa no podía aceptarlo -. Seguro que hay algún tratamiento experimental...

- No. Al menos no que de verdad funcione - negó Yosano. Le temblaba la voz. Como médico, ella lo sabía. Como amiga de Ranpo... No podía aceptarlo.

- Mi recomendación sería que, dado el carácter de su trabajo, se lo tomase con calma - dijo el doctor -. Aún puede seguir ejerciendo pero... Es peligroso que se exponga a ciertas situaciones. Aunque no dudo que, durante un tiempo, pueda seguir ocupándose de los casos sin siquiera acudir a la escena del crimen.

Ranpo ya sabía que le iban a decir eso. Claro que lo sabía, maldita sea. Pero le dolía en el alma.

El sonido de alguien corriendo resonó en el pasillo, haciéndose cada vez más próximo.

- Ya estamos aquí - resopló Dazai, a quien acompañaba Kunikida -. He tenido que ligarme a una enfermera para que me dijera la habitación en la que estabais pero por fin he llegado. El ladrón del collar de lady Silverness ya está en manos de la policía, y el collar vuelve a estar de vuelta en el cuello de su dueña. Esperad... ¿Nos hemos perdido algo?

Buenas noches (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora