Magia negra

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A Fukuzawa le temblaba un poco la voz mientras hablaba. No mucho, pero si Dazai había sido capaz de darse cuenta estaba seguro de que al finísimo oído del juez no se le había pasado por alto. La mezcla de ira y dolor que albergaban sus palabras dejaba claro que la herida causada por la muerte de Ranpo no había ni comenzado a cicatrizar. Aún así, se las estaba apañando bastante bien para relatar los hechos. Claro que él no tenía la versión completa. Él no estuvo ahí. Como presidente de la Agencia, no podía estar presente en todos los casos. Le habría resultado imposible teniendo que atender otros compromisos. Por otro lado, Dazai tenía el recuerdo de ese día tan fresco en su mente como si hubiera sido el día anterior.

- La policía nos ha mandado una solicitud - anunció Tanizaki, uno de los novatos, que estaba revisando los encargos de la página web de la Agencia. Haruno-san, la secretaria estaba de baja por una fuerte gripe y eso era algo que ninguno de los veteranos quería hacer: Kunikida por tener mucho más trabajo, Ranpo por saber ya lo que iban a contener antes de leerlas, Yosano por considerar que eso no entraba en sus tareas de doctora y Dazai... Él lo tenía prohibido, después de leer sus contestaciones los clientes se enfadaban y se iban.

- Vaya novedad - bostezó Ranpo -. ¿Es por el caso ese de los cuatro hombres asesinados? Bueno, supongo que ya serán cinco, parece que siempre tiene que morir más gente aún antes de que dejen de lado el orgullo y me pidan ayuda.

- Ehhh. Exacto. Ha pasado justo eso - admitió Tanizaki con voz ahogada.

- ¿Te encuentras bien, Tanizaki-kun? - Preguntó Dazai en tono juguetón. La verdad es que le veía un poco más verdoso de lo usual, aunque no le preocupaba demasiado porque suponía que era por haber visto las fotografías que iban adjuntadas en la petición.

- Es que esto es un poco... Ehhhh, desagradable.

- ¡Vamos a ver!

Dazai se acercó de un salto y Ranpo fue perezosamente hacia el ordenador, como si la cosa no fuera con él.

- Vaya. Debo admitir que esto es inesperado - dijo Dazai silbando ante las imágenes que mostraba la pantalla.

- No tanto, suponía que iba a pasar algo así tarde o temprano - afirmó Ranpo -. Aunque debo admitir que no me esperaba tanto.

El cadáver de la foto parecía un gusano. Estaba flácido y deforme porque le habían quitado gran parte de los huesos. Era una imagen de esas que no se van ni con mucha terapia.

En una de las fotografías se veía que había recibido un disparo en la nuca que parecía ser la causa de la muerte.

A lo largo de ese mes se habían encontrado otros cuatro cuerpos en circunstancias similares. A todos les faltaba alguna parte, claro que ninguno había resultado tan desagradable de ver como ese en particular.

- ¿Se puede examinar el cadáver?

- Sí, Ranpo-san. Pone que podemos ir al depósito de cadáveres del hospital universitario. Lo malo es que está en la otra punta de la ciudad y no sé si le apetecerá moverse tanto.

- Vaya, Tanizaki, ya me conoces. No, no me apetece ir hasta allí. Haz zoom y vuelve más nítida la imagen. Este cuerpo lo encontraron en los contenedores de detrás del hospital, ¿cierto?

- Sí. ¿Cómo...? - Dazai puso los ojos en blanco al oír la pregunta. Era Ranpo. Por supuesto que iba a saberlo. Si él había sido capaz de llegar a esa conclusión, imposible que Ranpo no hubiera podido.

- Ah, es que no se me ocurre ninguna otra razón por la que lo llevarían a ese lugar. No creo que odien tanto a los estudiantes como para traumatizarlos con eso en sus comienzos por el mundo de la criminalística.

Buenas noches (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora