d i e c i s é i s

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ADELAIDE

La mayoría de gente solo se embriagaba en noches de fiesta o cuando pasaban por un momento difícil, nosotros éramos diferentes.

Los alumnos de Slytherin que iban a sus habitaciones la mañana de ese domingo podían ver a un grupo de nueve serpientes ahogándose en vinos tan oscuros como la sangre mientras se peleaban en el UNO y en el Monopoly, discutiendo quién había gritado 'uno' primero, si tenían cartas debajo de la manga, quejándose de haber comprando una propiedad que no les beneficiaba, mandando a otros a la cárcel, quedar en bancarrota... Sin hablar de que Matteo, quien iba bastante borracho, intentaba volver con Addy, pero la Queen le alejaba como si de la peste negra se tratase.

Ni un día llevaban de la ruptura y Matteo ya se arrepentía.

—Addy, lo siento, no debí de haberte terminado.

—Toriiiii, te quiero muchooooo.

Draco estaba en una llamada con la pequeña Astoria, mi hermano no paraba de decirle lo mucho que la quería y le decía cursiladas típicas de él, llamándola 'mi mujer' 'mi reina' mientras la pobre insistía en colgar, apostaba que estaba muerta de vergüenza.

—Draco, mejor colgamos, es que estoy ocupada y... —Draco la interrumpió diciéndole alguna bobada.

Le quité el móvil a mi hermano, él se quejaba demandándome que le devolviera su teléfono, yo corría lejos del meloso que tenía como hermano a la vez que hablaba con Astoria.

—Tori, mi hermano se ha pasado con el vino, lo siento —me reí mientras esquivaba a mi hermano.

—Ya, lo he notado —su risa se juntó con la mía —. Cuídalo, gracias por salvarme.

—Gracias a ti, nos vemos —colgamos y Draco se quejó aún más —. Deja de portarte como un niño, que eres mayor que yo.

—Solo por cinco minutos.

—Tú mismo dices que cinco minutos son mucha diferencia, Dray —fui a alcanzar su copa de vino, pero él dio un paso para atrás, me incliné más para intentar quitarle la copa pero me resbalé con una carta de UNO y caí al suelo, conmigo mi copa de vino que se hizo añicos al lado mío.

Unos fuertes brazos me levantaron del suelo y me sentaron en un sillón cercano.

Stai bene, bella? —me revisó si tenía alguna herida del cristal, sonreí al ver su semblante preocupado.

—Te ves muy bien preocupado —le susurré para que no nos escucharan mientras Tom había ido a quitar los cristales y Blaise limpiaba con magia el derrame.

Tenía los brazos apoyados en los reposabrazos del sillón, encarcelándome en ellos sin dejarme salir. Se acercó poco a poco al punto de que sentía su respiración mezclarse con la mía, nuestros labios estaban a centímetros del otro. Theodore iba a cerrar la distancia entre nosotros pero se lo impedí, alejándolo con mi mano en su pecho.

—Aquí no, nos puedes ver, ¿recuerdas?

—Aguafiestas.

—Si quieres ver el puño de mi hermano en tu cara hazlo —le reté entre risas.

—Bueno, no me puedo imaginar cómo se pondría el día que te proponga matrimonio —la sangre se me subió a las mejillas y él se rió de mi reacción.

—Calla, que ni siquiera soy tu novia.

—Touché.

Me ayudó a levantarme del sillón y fuimos a ayudar a Draco a levantarse, quien estaba llorando porque creía que había hecho daño a su, según él, hermanita menor favorita y que seguro lo odiaba. Theodore y yo sujetamos a Draco cada uno por un lado para evitar que cayera.

—Nos llevamos a Draco a su habitación.

—Y nosotros a Matteo —decía Blaise con dificultad, ya que Matteo no paraba de intentar escapar del agarre de Pansy y él e intentar llegar a Addy.

Era ridículo, nos íbamos a burlar mucho de él cuando despertara.

—Addie, lo sientooooo.

—Que no pasa nada, no tengo ningún rasguño —dije cansada, aunque también me divertía verlo borracho.

Draco y yo teníamos casi la misma altura, solo me sacaba cinco centímetros (el cinco era nuestro número), pero Theodore era otro caso, él nos sacaba una cabeza y caminaba más rápido que nosotros, así que nos era difícil seguirlo. Bueno, yo, porque Draco era prácticamente arrastrado.

Y cómo no, Theodore tenía una copia de la habitación de mi hermano y la usó para entrar y tirar a mi hermano en la cama.

No sabía lo que comía el bicho que tenía como hermano pero pesaba.

—Addieeee, eres mi favoritaaaaa.

—Porque soy tu única hermana, descerebrado —busqué en mesita de noche unas aspirinas, ya que siempre tenía unas ahí según me dijo una vez.

Preparé un vaso de agua y dejé las aspirinas al lado para que tomara al despertar.

—Dray, te he dejado... Ah, estás dormido —Theodore le tiró una sábana, le miré mal y le arropé bien —. No seas bruto.

Ti amo ancora di più quando sei arrabbiato, cara mia.

Je n'ai aucune idée de ce que tu as dit, mais j'aime que tu me parles en italien —cada vez nos acercábamos más hasta el punto que estábamos igual que cuando se me cayó la copa de vino.

Nuestras miradas estaban conectadas, perdidos en los ojos del otro, de vez en cuando nuestras miradas bajaban más abajo. Una sonrisa boba se me escapó y decidí apartar mi mirada de la suya, me estaba poniendo nerviosa. Theodore giró mi barbilla para mirarle y que él capturara sus labios con los míos. Nos fundimos en un lento y tierno beso, pronto sentí su mano en mi cuello, el beso de repente se tornó más desesperado, pero Draco se movió y recordamos que estábamos en la habitación de mi hermano y nos estábamos besando encima de él.

—En estos momentos odio a Draco —murmuró serio.

—Yo también.

—¿A mi habitación? —preguntó con una ceja alzada, esperando a que diga que sí.

—¿Por qué no?

𝐒𝐨 𝐇𝐢𝐠𝐡 𝐒𝐜𝐡𝐨𝐨𝐥| ᵗʰᵉᵒᵈᵒʳᵉ ⁿᵒᵗᵗDonde viven las historias. Descúbrelo ahora