Arrakis al salir del jardín, vio los libros y la tina de agua fría, el portal a su espalda cerró, dejando solo el gran espejo.
Se vie así mismo en el, seguía siendo el mismo. Suspiro mientras se despojaba de sus prendas, sumergiendose en el agua helada.
Se relajo al sentir el agua, así también relajando sus músculos, estuvo así por minutos. Viendo un punto fijo en el techo. Aun no podía creer que ahora es un demonio.
Pero tenía que vivir con eso hasta su muerte, pero no puede morir. Aun no.
Al sentirse completamente limpio salió y se puso su ropa, vio como Belial le hizo una seña para acercarse a él.
-Amo, el nacimiento de Rhaenyra, su sobrina esta ahora despierta - Balial mostró una bola negra haciendo ver a la bebe.
Arrakis asintió, ahora tenía todos sus recuerdos gracias al poder que ahora poseía, sabía todo lo que paso.
Salió de los pasadillos, tuvo se cubrirse al sentir el sol en su piel, estuvo tanto tiempo encerrado en la oscuridad qué olvido el sentir.
Al estar completamente acostumbrado dejo de cubrirse, vio como las sirvientas se acumulaban en una habitación en especifico.
Se acercó a él, siendo resivido por las sirvientas quienes le daban el paso y bajaban la cabeza.
Vio como Aemma estaba en la cama con la bebé en brazos. Se acercó con un poco de confianza.
-Arrakis... - Aemma susurro mientras extendía su mano, invitandolo a acercarse.
El mencionado se acercó, viendo a la pequeña Rhaenyra en brazos de su madre, estaba despierta, se podía ver sus ojos violetas tan hermosos.
-Es tan bella.. - Arrakis dijo estando cerca.
-Todo una targaryen - Aemma sonrió.
-Como su madre.. - Arrakis extendió su mano acariciando el cabello de la menor.
Aemma sonrió. El mayor también lo hizo. Su sonrisa era bella, es una mujer muy bella.
