𝗔𝗟𝗜𝗕𝗜 𝗔𝗟𝗙𝗔| Existen dos tipos de mundo, el bueno y el malo, por desgracia Freen era del segundo, siendo omega y hija de un empresario mafioso aunque no le interesaba nada de ese mundo sucio de negocios que acabo con su madre, pero entonces...
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Me cargó hasta la habitación, yo intentaba soltarme asustada pero no podía
Con fuerza me lanzó ala cama y se posicionó encima mío
— No, no no por favor —suplique con miedo, mi omega se encontraba tan inquieta como yo.
Sus ojos estaban oscuros y su mandíbula tensa
Becky la atrapó en la cama sin escapé y Freen seguía viéndola con miedo, la alfa se acercó para tomar sus labios entre los suyos besándola con fuerza
Freen pareció resistirse los primeros segundos del beso, confundida y con miedo luego solo se rindió ante la alfa dejándose besar y que la mayor explorará su boca con su lengua
Lo iba a admitir, aunque esa mujer fuera una despiadada su boca se sentía maravillosa
— Que rico besas princesa —dijo Becky.
— Aléjate...
— Me sigues rechazando —dijo con algo de rencor en su voz, su alfa se sentía triste pero ella estaba empezando a perder la paciencia con la omega.
— Que esperas? Que te acepté como si nada.
— Deberías, soy tu alfa y tú mi omega.
— Eso no significa nada.
De nuevo, su alfa se sintió rechazada y Becky no pudo más
Le iba a demostrar lo que se estaba perdiendo por sus ideas
Soltó las manos de la omega llevo sus manos hasta su cintura, subiendo su camisa y sacándosela. Freen se quedó atónita en su lugar, sabiendo que podía salir corriendo de ahí pero en su lugar se quedó ahí boquiabierta, que estaba haciendo la alfa?
Lo siguiente fueron los pantalones de un movimiento la alfa se los sacó quedando solo en ropa interior al frente de la omega que ahora mismo le estaba entregando toda su atención
Becky sonrió viendo como los ojos de la omega le recorrían el cuerpo
— Que pasa bonita? —pregunto viendo cómo Freen le miraba los boxers.
Freen dejo de mirarla pero Becky la agarró del mentón
— Te pregunté algo —dijo pero su omega seguía callada. —Vaya, me rechazas pero ahora no me dices nada.
— Eres una tramposa —dijo.
— Tu también lo eres, y si no mira —señale mi erección y ella miró con los ojos abiertos.
Pegué mi cuerpo al de ella quería hacerla mía y marcarla, así como besarla hasta que se cansara, en este momento se miraba tan hermosa sentada en mi cama
