19. Prioridad.

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12 de noviembre 2022
Córdoba, Argentina

Las voces de la serie resonaban en mis auriculares, intentando llevarme lejos de la realidad que me rodeaba. Me hundí un poco más en la cama de la habitación que comparto con Emilia, buscando distraerme con la pantalla del celular. El volumen estaba alto, lo suficiente para ahogar mis propios pensamientos, pero no tanto para no percibir si alguien se acercaba.

Sin embargo, no lo noté. Estaba tan perdida en la trama de Chuck y Blair, tratando de apartar mi mente el miedo que me atormentaba, que no sentí la presencia a mi lado hasta que una mano cálida se posó en mi hombro.

Solté un grito, mi corazón golpeaba con fuerza mi pecho. El celular casi se me escapa de la manos. En un acto de reflejo, giré la cabeza con los ojos bien abiertos, dispuesta a presionar el botón de pánico que la policía me había dado. Pero al encontrarme con la mirada de papá, la tensión que me había paralizado comenzó a dispararse, y todo el aire que había retenido salió de golpe de mis pulmones.

- Tranquila hija, soy yo. - dijo, con una calma que trató de contagiarme aunque por dentro aún sentía los nervios a flor de piel.

Me quité los auriculares y dejé el celular a un lado, respirando hondo para calmarme.

- Perdón, papá. Me asusté. - Murmuré, intentándole sonreír a pesar de que perfectamente sé que no engaño a nadie.

- Lo sé, hija, lo sé. Pero ya está, todo está bien. - su voz era suave, tranquilizadora. - Es hora salir de acá, todos están abajo y Gustavo ya tiene el asado casi listo. Mariana insistí en que comas algo y yo también.

Asentí, pero no hice amague en levantarme. Mi papá lo notó, y se sentó en mi cama junto a mí, cambiando su expresión a una más seria.

- Sé que todo esto es difícil, y no te voy a pedir que estés bien de un día para el otro. - empezó, con la misma suavidad en su voz. - Pero estamos en Córdoba, y la familia de Juli nos va a cuidar. Ellos también están preocupados por vos, y créeme que Mariana junto a Gustavo están teniendo el mayor cuidado posible con todo el tema de la seguridad. Y si pasa algo - hizo una pausa, mirándome a los ojos. -, tenés ese botón de pánico. La policía está al tanto, yo te aseguro que nada te va a pasar, deben de pasar sobre mí antes de que te suceda algo.

Asentí de nuevo, esta vez más firme. Sabía que tenía razón, pero el miedo no desaparecería tan fácil.

El episodio de ayer en la noche, cuando Agus intentó joderme sin mala intención, seguía dando vueltas en mi cabeza. Apenas me tocó por la espalda para asustarme, me largué a llorar sin poder controlar el pánico que me invadió. Terminé encerrada en la pieza, puse cualquier excusa para no salir con las chicas, no quería hablar con nadie. Emilia intentó consolarme, pero sigo en el estado de tener el corazón en la boca, literalmente.

Que un chiste me descolocara tanto solo evidencia lo alerta que me estoy sintiendo por dentro.

Todo lo que pasó antes de venir a Córdoba me dejó desorientada: la denuncia, la tensión constante en mi casa, y sobre todo, la discusión que escuché entre mi papá y el de Rodrigo. Ver a mi papá gritando por teléfono fue un golpe duro.

- Gracias pa. - dije, saliendo una tonalidad de voz más baja de la que esperaba, pero él me sonríe con ese amor incondicional que de una forma u otra siempre me da fuerzas.

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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