12.Volviendo.

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- Ne... necesito que te vayas. - murmuré y directamente miré hacía el suelo mientras que me tronaba de una forma bastante nerviosa los dedos.

- Sol... así no, necesitas más coraje; ese pelotudo está quedándose en el apartamento que tú pagas, ya le dejaste un par de días, se tiene que ir pero ya, tenés la mayoría de tu cosas en este lugar. - dijo Brenda, amarrándose de mi brazo y alentándome de cierta forma para caminar e ir a la recepción de... del edificio. - ¿O necesitas a la tía Marta para esto?, si querés la llamo y...

Ay Dios, no debimos de tomar vino y mucho menos pedir que nos dejaran acá.

- No Bren, no puedo , te juro que no puedo. - dije deteniéndome en la misma puerta y sacando mi celular del bolsillo para abrir rápidamente el apartado de las llamadas.

- A él le chupo 3 hectáreas de huevo engañarte y hacerte pija, no tengas remordimiento por él solcha. - me dijo, exactamente recalcando las cosas que le conté hace un rato y por las que estamos en esta situación ahora.

- Es... que en su casa hay muchos problemas... seguro está en la búsqueda de un lugar nuevo para él, debe de ser incómodo estar acá... como para mí también lo es. - le dije girándome para el otro lado y huyendo de la entrada porque no estaba tan preparada como pensaba, tenía las intenciones, pero ahora no me da la cara de hacerlo.

- Perdón... - murmuró Brenda acercándose hacia dónde yo estaba, por lo que traté de no mirarla porque si lo hago me largo a llorar como en el auto o la cena. - Pensé que ya te sentías lista, pero no te pongas así Solcha, escúchame, si querés vamos a mi hotel y... y no sé vemos algo ahí que nos pongamos, estoy segura que algo encontraremos o si no, nos quedamos hacie...

- Te juro que iba a hacerlo per...

- ¡Solana! - chillaron justo detrás nuestro por lo que al escuchar mi nombre me dejaron de salir automáticamente las palabras de la boca, quedándome casi estática.

No, no puede ser él.

- Señorita Solana. - volvimos a escuchar, por lo que me terminé girando para encontrarme con Carlos; DIOS, estuve a nada del colapso. - Carlos... hola. - murmuré levantándole la mano y moviéndola para saludarlo al portero.

- Que bueno que hayas aparecido pibita, ¿Cómo estás? - dijo con total sinceridad acercándose hacía nosotras con su maletín del trabajo.

- Mejor... solo estábamos de pasada y...

- El joven no ha estado todo el día, digo, si iba a preguntar por él, estuvo viniendo solamente algunos dias en las mañanas y luego del mediodía se iba. - dijo Carlos, casi leyéndonos la mente por completo o simplemente cumpliendo con decirme al menos algo luego de que me haya visto salir lloriqueando con mi madrina hace un par de días.

- Disculpe, y ¿no está ahora? - dijo sin pensarlo Brenda, por lo que la miré ya que finalmente terminó haciendo la pregunta que yo tanto temía.

- No, cómo le digo, ha estado máximo 2 horas por la mañana al día o simplemente no ha estado viniendo.

- Bueno... - murmuré, tragándome mi propia saliva y en parte sintiéndome más tranquila.

El destino no quiere que me lo cruce aún y la verdad es que yo tampoco.

- Ah, y una vez me preguntó por usted, si sabía algo y me negué rotundamente, así como lo pidió la última vez que nos vimos señorita.

- Gracias Carlos, de verdad, necesitaba estos días.

- No se preocupe, es lo mínimo que puedo hacer luego de toda su ayuda. - contestó y me quedé nada más observando otra vez la portería. - ¿Necesita ayuda para sacar algo del departamento?

Hilo Rojo - Paulo Dybala, Madison BeerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora