Hilo Rojo - Paulo Dybala, Madison Beer

10. Desmoronada.

- Sí, estoy bien, no pasó nada che... me regresé. Todo joya... yo te ayudo en eso boludita, ya te dije que yo lo hago... sí, ya estoy con ella; esperemos que me perdone... dale, te aviso a penas vaya. - escuché una voz lo bastante fuerte y reconocida, pero elegí ignorarla hasta que sentí a Bowie bajándose de la cama para luego sentir otro tipo de peso al lado mío.

Ya me imaginó quién es y no, no voy a dormir al lado suyo ni loca.

- Voy a solucionar todo mi amor, perdón por tantas cagadas... - murmuró justamente al lado mío, sintiendo todo ese olor de birra desprendiendo de su boca, hasta que me quedé lo bastante dura cuándo paso sus brazos por mi cintura y me dio un corto beso en la mejilla.

Dios, no puede ser.

En cuestión de segundos sentí que se quedó lo bastante dormido justamente cuándo empezó a roncar, así que abrí los ojos lentamente, todavía sintiéndome adormecida por el sueño. La luz tenue del amanecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación. Giré hacia un lado y allí estaba él, Rodrigo, recostado en la cama, ¡junto a mí!

LA CONCHA DE LA LORA.

Me sentí lo bastante incómoda al darme cuenta de su cercanía. La tensión entre nosotros seguía presente y no estaba segura de cómo manejarla, menos con el ebrio al lado, así que me levanté con SUMO cuidado y me volví hacia el sofá, buscando algo de comodidad y refugio para poder seguir durmiendo, no pienso que me cague mi hora de sueño, menos con el montonazo de cosas que tengo que hacer para este día.

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Abrí los ojos lentamente una vez sonó mi alarma, sintiendo una incomodidad en mi espalda. Me di cuenta de que había pasado la noche en el sofá y recordé vagamente haber tomado esa decisión después de todo, así que miré hacia la habitación para comprobar que no todo era un sueño y lo vi profundamente dormido.

Así que no Sol, no fue un sueño.

Me incorporé lentamente, estirando mi cuerpo adolorido. No había tenido un buen descanso y mi mente seguía llena de preguntas y emociones sin resolver. Sabía que no podía evitar enfrentar la realidad por más tiempo, incluso si eso significaba confrontar la decepción y el dolor, pero por ahora me quería enfocar en otras cosas, no me siento mentalmente preparada para esto.

Me levanté y comencé a arreglarme para ir al trabajo. Aunque el nudo en mi estómago seguía presente, traté de enfocarme en la rutina diaria; me cambié, agarrando una calza, mis zapatillas del laburo y una remera manga larga con mi campera térmica negra; aliste mi bolso, dejé todo ordenado para luego irme a tratar de disimular al menos un poco esta cara de muerta que me cargó, colocándome las cremas de siempre junto a un rubor y máscara de pestañas para que al menos cambien en algo mi mirada; me metí al baño a cepillarme los dientes y peinarme un poco, al menos para verme algo prolija hasta que observé a Rodrigo a través del espejo, ya despierto y sentado en el borde de la cama por lo que me tensioné un poco, pero sinceramente ahora no quiero verme afectada y mucho menos por él, así que haré mis cosas cómo de costumbre.

Nos quedamos precisamente los 2 en silencio por un momento, observándonos el uno al otro a través de nuestro reflejos; el aire estaba cargado de tensión y palabras no dichas. Fue en ese instante cuando noté un corte en la ceja derecha de Rodrigo. Me pregunté cómo había ocurrido y algo me decía que había algo más detrás de eso, pero la verdad es que ahora no quiero ni cuestionarme por eso, no pienso gastarme.

- Vení Bo. - le dije a mi perro mientras que salía con mis cosas en la mano, que sin dudarlo me siguió a través de la pieza porque, ya que sabe que le dejaré para que coma y al menos esté tranquilo en lo que va del día, además soy su única persona favorita de esta casa. - Trataré de venir temprano gordo. - mencione mientras que le sobaba la cabecita, por lo que chocho me movió la cola para luego irse dónde su platito; este ser merece ser mimado luego de fumarme todos estos días.