18. Sin Retorno.

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10 de noviembre 2022
Buenos Aires, Argentina

- Solo te pedí un par de minutos Ignacio.

- Yo te dije que no quería venir Ana.

- Y yo no quería ir por vos, pero viste que a veces no todos podemos hacer lo que queremos. - le dije a mi hermano y suspiró lo bastante fuerte al igual que yo antes de tirar de la manija.

Si, ambos estamos calientes; él no quería acompañarme y se puso en un plan bastante ortiva por querer irse lo bastante rápido a casa, y yo estoy con este humor del ojete porque me encuentro a nada de largarme a llorar de la bronca por el día de mierda que vengo teniendo.

Me fue para el orto en la única entrevista de trabajo que tuve y acabo de enterarme detalladamente todos los movimiento y gastos que el muy conchudo de Rodrigo hizo con MI tarjeta, no se pregunten ni cómo estoy porque ni yo lo sé a este punto.

- Subite. - fue lo único que pronuncié mientras encendía el auto y dejaba el sobre que me dieron al lado, hasta que pegué un salto por el portazo que pegó el niño que tengo al lado. - Ignacio, te lo voy a pedir como un favor esto porque estoy exhausta, no quiero discutir con vos, estoy teniendo un día del ojete así que compórtate. Habernos tardado allí no fue mi culpa. Yo no quise traerte porque sé cómo sos, pero papá me pidió el favor de ir por vos y se me complicó con esto, así que a esa actitud de pendejo malcriado le bajas mil porque discutir contigo no quiero. - dije, para luego presionar el botón y observar de reojo como hacía esa típica cara de culo mientras se colocaba el cinturón en absoluto silencio.

Es que no puede ser lo tan descarado que es la puta madre.

A penas aterricé, el celular me reventó como nunca antes en mi vida, me di con que tengo millones de llamadas perdidas del mismísimo número de Rodrigo que elegí no darle pelota, hasta que el muy estúpido siguió insistiendo y lo bloquee pensando en que me libraría fácilmente de él, como lo hice hace poco huyendo.

Ilusa Solana.

No tenía ni la más mínima idea que iba a seguir recibiendo llamadas de números que a este punto desconozco pero siguen mortificando por completo con el hecho de escuchar la misma voz que repudio con el alma mandándome a cagar para luego terminar todo en una oración tan falsamente repetitiva como un: "ya lo dejé todo por vos, te extraño mi vida".

Dios, todavía tiene la maldita cara, coraje y tupe de seguir insistiendo luego de todo. Lo único que verdaderamente a este punto no sé si agradecer es que aún no se me aparezca, solo quiero que me deje en paz, llevo días caminando por Buenos Aires con el miedo de encontrármelo y me quiera hacer algo, acaso ¿no le fue suficiente con gastarse toda mi plata en boliches, apps de comidas y retiros?, ya me gorreo, va a tener un hijo y me dejó sin nada.

- Estás acelerando mucho. - dijo mi hermano, sacándome de mis propios pensamientos al sentir su repentino tacto en mi brazo. - Está que llueve, no aceleres.

- Perdón, perdón, no... no me di cuenta. - dije, y por la expresión de su cara noté cierta preocupación por lo que pestañee varias veces para de una vez poner la atención requerida.

Encendí la radio, dejando que me distraiga un poco con la música que salía, se podría decir que tarareé un poco también para al menos conseguir despejar una poco mi cabeza que está a punto de entrar a un pico de ansiedad que hace días no tenía.

Hilo Rojo - Paulo Dybala, Madison BeerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora