(𝐧𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐦𝐚𝐲𝐚)
—Alex, Maya, rápido, se les va a hacer tarde —gritó Katherine desde el primer piso.
Eran las 7:40; las clases comenzaban a las 8:00. Según Katherine, alcanzábamos a llegar a tiempo. Solo espero no llegar tarde a mi primer día. En Nueva York era la mejor de mi clase, muy aplicada. Pero no era como Jackie; ella era realmente perfecta. Se esforzaba mucho, pero aún así, con una hora de estudio ya estaba preparada para cualquier examen. En cambio, yo tenía que hacer triple esfuerzo para poder seguirle el paso. Estudiaba horas y horas, me esforzaba en cada pequeño detalle de todo. Me sentía un poco opacada con mi hermana. No somos de la misma sangre; quizás eso explique por qué ella era perfecta de naturaleza y yo debía esforzarme muchísimo para intentar acercarme a su perfecto brillo.
—¿Estás lista? —preguntó Katherine mientras tomaba mi mano y la acariciaba—. Todo va a salir bien, eres brillante, confía en mí.
—Gracias, Katherine —respondí—.
—Suban al auto —nos dijo a mí y a Alex.Al subirme al auto, Alex se sentó en el asiento del lado. No había volteado ni un segundo a ver a Alex; me parecía realmente incómodo después de todo lo que pasó. Aunque ambos sabemos más que nadie que no pasó nada, aún así es realmente incómodo verlo a los ojos.
—Lamento lo que pasó —susurró un poco, tratando de que su madre no escuchara—.
—Está bien, fue solo un estúpido malentendido —respondí con una sonrisa—.
—Eres linda cuando sonríes.—Y tú, sin camiseta —pensé en voz alta.
¡CARAJO! que acabo de decir. No debí decirlo, solo lo pensé, pero mi boca se adelantó a mi cerebro. Tengo un problema real; esto no puede ser peor. Me sonrojé muchísimo; a pesar de que lo había dicho bajo, estaba segura de que él me había oído. La vergüenza me invadió por completo, y las ganas de desaparecer aumentaban cada vez más y más.
—Gracias, lo supuse por cómo me quedaste viendo —respondió.
Casi parecía que el imbécil me estaba coqueteando. No podía creer lo sucedido en los últimos segundos. Mis mejillas estaban por explotar.
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El verano de sus ojos
RomanceMaya Howard, una chica completamente rota, tuvo que aprender a criarse sola desde pequeña, ya que sus padres biológicos la abandonaron cuando era apenas una bebé. A los seis años, fue adoptada por una familia que fue todo lo que siempre había querid...