Dios mío, mátenme

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(𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑴𝒂𝒚𝒂)

Al bajar, vi cómo todos estaban sentados en la sala de estar, y todos sus ojos se posaron en mí. Pero a mí solo me importó buscar aquellos verdes, aquellos que, para mi decepción, no estaban tan puestos en mí. Pero me divirtió ver la razón. Vi cómo intentó ocultar algo que no quería que viera, pero aquello era más evidente de lo que él podría imaginar. Aparté la mirada de esa escena hacia Katherine.—Toma asiento, Maya —me dijo amable Katherine—. Bueno, familia, hay algo muy importante que debemos discutir.Me senté junto a Alex. Mala idea, muy mala idea. Ya que, apenas Katherine dirigió su mirada hacia nosotros dos, supe lo que se venía. Pero no podía creer que fuera capaz de humillarnos así. Quise salir corriendo en ese mismo instante, pero no tuve el valor suficiente para hacerlo. Ni las ganas suficientes, realmente.—Bueno, niños, su madre... su madre tiene algo que discutir con ustedes. Yo iré a jugar con los pequeños afuera —dijo George, tratando de zafarse de la incómoda situación y deshaciéndose de Parker y los demás pequeños.Ahora la situación era aún más incómoda. Al haber sacado a los pequeños del lugar, era más que obvio de lo que Katherine quería hablar.—¿Niños, saben que pueden confiar en mí para lo que sea? Tarea, problemas en la escuela, comprar condones —añadió esto último con mucha detención y dirigiendo la mirada a cada uno de sus hijos.—¿Qué demonios? —reclamó Nathan con una cara de confusión bastante graciosa.—Dios mío, mátenme —susurró Alex, agachando la cabeza.Cole solo agachó la cabeza para soltar una pequeña risa incómoda. Y Danny parecía más incómodo que todo el resto debido a su expresión.Jackie y yo intercambiamos miradas. Pero no supe descifrar qué me quería decir.—Okey, okey, lo siento. Pero debía abrir el tema, ¿lo entienden, no? —trató de suavizar la situación Katherine—. Además, debemos conversar esto; hay dos jovencitas viviendo bajo el mismo techo que ustedes.Y ahí estaba, la parte que tanto temía. Al decir esas palabras, Katherine dirigió su mirada muy evidentemente hacia mí y Alex, y al ver eso, el resto también lo hizo, pero estos estaban sorprendidos y confundidos

-Dios, si esto es porque Alex y Maya están cogiendo en tus narices, me parece estúpido que nos hagas esta charla a todos -dijo Isaac, desesperado por huir de la situación.

En ese momento, quise desaparecer completamente. Deseé nunca haberme sentado junto a Alex, y deseé ser invisible, pero todo lo que deseaba era prácticamente imposible. Miré a Alex y vi la expresión de asombro e incomodidad en su rostro. Los demás solo soltaron pequeñas risas, pero Isaac no parecía reírse. A pesar de que el chiste había sido de él, él parecía molesto, muy molesto.—¡Isaac! —interrumpió las risas Katherine—. No, esto no solo se trata de Maya y Alex; esto se trata de todos ustedes.

El verano de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora