Y bueno, algo que no habíamos calculado muy bien era que en esa casa estaba toda la familia de Alex, y por lo tanto, la que era casi mi familia ahora. Entre toda esa gente, Katherine.El calor subió por mis mejillas y sentí cómo, poco a poco, se me iba acelerando la respiración. Tampoco tenía mucho aliento. Había estado los últimos 20 minutos con la boca pegada a la de Alex.—Mierda, mamá, ¿por qué no tocas? —reclamó Alex.
—¿Disculpa, jovencito? En primer lugar, soy tu madre, y en segundo... —Ella detuvo lo que iba a decir cuando dirigió su mirada hacia mí y recordó que estaba presente—. Luego hablaremos.
Maya, ve a dormir, linda.Me levanté de la cama con la vergüenza superándome y me despedí sin mirar a ninguno a la cara. Quería que la tierra me tragara. No podría imaginarme tener que volver a verle la cara a Katherine. Me daba miedo lo que pensara. Es decir, ya una vez me encontró en una situación parecida, pero ahora era distinto. Si había pasado algo, yo y su hijo besándonos, y como cereza del pastel, mi mano no se encontraba en una parte del cuerpo de Alex muy adecuada. Quería morir. Era muy tarde, así que simplemente me tendí en mi cama. Claro que no tenía pensado dormir, pero no quería enfrentarme a ningún tipo de charla con Katherine o con cualquier otra persona.
ESTÁS LEYENDO
El verano de sus ojos
RomanceMaya Howard, una chica completamente rota, tuvo que aprender a criarse sola desde pequeña, ya que sus padres biológicos la abandonaron cuando era apenas una bebé. A los seis años, fue adoptada por una familia que fue todo lo que siempre había querid...