12. Desahogo

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Nota: En este capitulo se revelará información más a detalle que en capítulos anteriores ha sido brevemente mencionada.

La noche había caído sobre ellos embriagándolos de nostalgia y melancolía. Trayendo consigo, no solo la tenue luz de la luna que se colaba por cualquier espacio, sino también, una brisa que hacía danzar las copas de los arboles de un lado a otro.

Habían pasado la tarde juntos compartiendo en medio de risas, historias, chistes, cantos desafinados y una que otra bebida.

Lee Heeseung fue el primero en caer en los brazos de Morfeo sobre uno de los sillones de la sala de estar. Probablemente volvería a despertarse más tarde con más energía para pedir una segunda ronda.

Sunoo lo siguió, reposaba su cabeza en el hombro izquierdo de Sunghoon, quién hacía el mayor intento por no realizar movimientos bruscos que pudieran perturbar su sueño.

Nuevamente, eran solamente Jay y Sunghoon, intentando llenar los silencios incomodos que se creaban e ignorar la tensión latente en el aire.

Las cosas se habían dado de tal forma porque Jay había decidido no beber ese día y Sunghoon simplemente no lo hacía frecuentemente, de hecho, ahora más que nunca se cohibía porque estaba en medio de una misión. Necesitaba tener todos sus sentidos activos.

— ¿Quieres salir al jardín y asar un poco de carne? —Ofreció el rubio acomodándose en su lugar.

Sunghoon lo observó y con una leve sonrisa en su rostro asintió. Con suma tranquilidad giro su cuerpo direccionándolo hacia el pelirosa, tomo con delicadeza su cabeza y con ayuda de su mano libre sujeto levemente su hombro para empujarlo levemente, de modo que, quedara acostado en el sofá.

Tomó una de las mantas que yacía sobre el sillón y la tendió sobre el pelirosa. La temperatura había bajado.

Dio un ultimo vistazo al menor y cuando se aseguró de que estaba bien, recuperó su postura fijándose en Jay, quien desde el umbral de la puerta, lo observaba con ambos brazos cruzados y sus cejas particularmente elevadas.

— ¿Qué ocurre?

— No me gusta admitirlo, pero, en ocasiones, Lee tiene razón. —Respondió dándose la vuelta y saliendo de la casa hacia el asador que adornaba el jardín.

Sunghoon lo siguió por detrás, cerrando levemente la puerta de la entrada en un intento de pedir que la brisa se colará por ahí y perturbara el sueño de sus amigos.

— ¿Te gusta el niño?

Ahí estaba Jay siendo el, sin rodeos, ni filtros.

— Supongo que Heeseung ya debatió contigo sobre eso.

Jay levantó la tapa de la parrilla para comenzar a encenderla. —Creí que solo era otra de sus ocurrencias, pero, ahora creo que podría tener razón.

PRETEND |  SunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora