El sol asomaba tímidamente a través de las cortinas, filtrándose en rayos que jugaban con las sombras de la habitación. Louis, aún adormilado, se revolvía entre las sábanas, buscando una esquina del colchón que lo protegiera de la luz invasora. La calidez de los primeros rayos del día se hacía sentir en su rostro, obligándolo a dar vueltas en un vano intento de prolongar su sueño. Pero la claridad insistente era implacable, y pronto la comodidad de la cama dejó de ser suficiente para mantenerlo en el reino de los sueños.
El primer indicio de conciencia que lo golpeó fue un dolor agudo en la cabeza, que lo hizo fruncir el ceño en cuanto intentó incorporarse. Sentía como si mil martillos golpearan en su interior, castigando cada pensamiento que intentaba formar. Apenas había logrado abrir los ojos cuando una figura se delineó en la entrada de la habitación. Era Zayn, apoyado con naturalidad en el marco de la puerta, observándolo con una mezcla de curiosidad y preocupación. En una mano sostenía un vaso de agua, en la otra, un par de pastillas.
—Vaya, hasta que despiertas. ¿Cómo te sientes? —preguntó Zayn, sus palabras teñidas de una calma casi calculada, mientras avanzaba hacia la cama.
Louis apenas levantó la mirada, sus ojos entrecerrados por la claridad que inundaba la habitación. —Me siento como la mierda —murmuró, frotándose las sienes en un intento inútil de calmar el dolor.
Zayn dejó escapar un suspiro antes de tenderle el vaso y los analgésicos. —¿Quieres contarme qué sucedió? Estabas casi inconsciente cuando te traje a mi apartamento. Murmurabas muchas cosas sin sentido. ¿Quién es Harry? ¿No era ese el nombre de tu secretario, el hijo de Esmond?
Louis tomó el vaso y las pastillas, tragándolas con rapidez. Su cuerpo agradecía el alivio que aún no llegaba, pero que esperaba con ansias. Sin embargo, la pregunta de Zayn lo dejó en silencio por un momento. No quería hablar de ello, no con Zayn, no ahora. Sabía que si lo hacía, la conversación no terminaría en un simple intercambio de palabras, sino en un sermón que no estaba preparado para escuchar.
—Siento como si un camión me hubiese pasado encima —se quejó, desviando la conversación. Era más fácil ignorar las preguntas, al menos por ahora.
Pero Zayn no estaba dispuesto a dejarlo escapar tan fácilmente. Se acercó más, mirándolo con esos ojos que parecían leer más allá de lo que Louis estaba dispuesto a revelar. —¿Me puedes decir cómo terminaste así? Tu esposo no ha dejado de llamarte. ¿Discutieron y fuiste a ahogar tus penas a ese bar?
Louis cerró los ojos, dejando que su cabeza cayera hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la cama. Las imágenes de la noche anterior eran un borrón en su mente, pero sabía que no podía seguir evadiendo la verdad. Zayn era su mejor amigo, y aunque eso significara enfrentarse a sus críticas, también significaba que merecía saber la verdad.
—Me metí con él —soltó de repente, las palabras escapando de sus labios antes de que pudiera detenerlas.
Zayn lo miró, confundido al principio, pero pronto la comprensión lo golpeó. Sus ojos se agrandaron y su boca se abrió ligeramente. —Oh, bueno, pensé que era algo más... —comenzó a decir, pero se interrumpió cuando procesó lo que Louis acababa de confesar. —Espera, ¿te metiste con él?
Louis asintió, dejando escapar un suspiro pesado antes de dejarse caer nuevamente contra el colchón. —Sí, idiota. Es lo que acabo de decirte, me metí con el hijo de Esmond.
Zayn se quedó en silencio por un momento, claramente sorprendido. Finalmente, dejó escapar una risa nerviosa, intentando asimilar la situación. —Pero, ¿Dylan lo sabe?
—Claro que no lo sabe, imbécil. Dylan no tiene idea de que lo he estado engañando con alguien más. Si lo supiera, ya me habría hecho un escándalo.
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High Infidelity [L.S] M-preg
LosoweSu matrimonio de años se había ido a la mierda, se había vuelto insípido y rutinario. Los celos y los reclamos estaban siempre presentes y a esas alturas los votos que hicieron en el altar se estaban poniendo en duda y un caliente universitario de...