Louis entró sigilosamente a la habitación en la que solía dormir con su esposo, pero que por problemas críticos en la relación ya no lo hacía. Sin embargo, en ese momento, Louis solo tenía una misión en mente: encontrar una maleta para el viaje que haría con Harry a Italia.
La idea de Harry había sido clara: dos días dedicados exclusivamente a ellos, un paréntesis en el tiempo donde podrían sumergirse en una burbuja de romance, dejando atrás por un momento los problemas y las complicaciones que enturbiaban su vida cotidiana. Para Louis, la propuesta era una mezcla de alivio y culpa. Por un lado, anhelaba desesperadamente la oportunidad de escapar de su propia realidad, aunque fuera por un breve instante, y sumergirse en la ilusión de una relación perfecta con Harry.
Pero por otro, se sentía como una escoria al estar haciendo aquello. Pretender que Harry era el oficial por dos días en un país extranjero era un peso en su conciencia porque era algo que no le podía brindar fuera de esa realidad en estos momentos. Y el anillo en su dedo anular era un recordatorio constante de que, por más que deseara lo contrario, el rizado aun ocupaba el lugar del amante en su vida desde hace un poco más de un año.
Durante más de un año, su relación había florecido en la penumbra, oculta de los ojos críticos que condenarían su unión como algo inapropiado. Harry anhelaba el momento en que Louis finalmente tomaría la decisión de separarse de su esposo, una espera que parecía interminable si le preguntaban, pero que esperaba paciente sin hacer ningún reclamo.
Inmerso en sus pensamientos, Louis no se percató de la presencia de su esposo, quien lo observaba con el ceño fruncido. La sorpresa y la decepción se reflejaban en sus ojos mientras se preguntaba qué estaba sucediendo.
—¿Qué estás haciendo? —indagó suavemente, aunque su tono dejaba entrever la confusión y el dolor que sentía.
Louis levantó la mirada, sin mostrar ninguna emoción en su rostro. La presencia de su pareja ya no le afectaba de la misma manera, la distancia emocional era evidente.
—Estoy buscando una maleta —respondió con indiferencia, sin prestar atención a la presencia de su esposo.
—¿Saldrás de viaje?— quiso saber recibiendo un asentimiento de su marido quien ni siquiera se giró a mirarlo. —¿Por qué no me dijiste?
—Es del trabajo— se limitó a responder, hallando la maleta que quería y tomando un par de cosas más que necesitaría. —Le dí órdenes claras a Helen para los niños y dejé mi tarjeta por cualquier cosa.
—¿A dónde vas? No puedes simplemente irte y no avisar— se quejó cruzándose de brazos.
Louis suspiró. —A Italia, iré todo el fin de semana. Así que por favor no molestes, es importante.
—Entonces, ¿consideras que me he convertido en una molestia para ti?— inquirió. —Le diré a mi padre de nuestra situación para que hable contigo porque de verdad no sé que te está pasando, ya no eres el mismo conmigo— comentó decidido como una alternativa para mejorar las cosas en su matrimonio. —Vamos, mi amor, dime qué puedo hacer para solucionar esto. Llevamos así más de un año y no sé que más hacer— pidió acercándose con cautela y su mano derecha encontró un sitio sobre la mejilla del hombre frente a él.
—Nada, lo nuestro ya no funciona— murmuró. El tacto quemaba en su piel y se sentía pesado, trató de no mover ni un solo músculo.
—Louis, sé que mi comportamiento no ha sido el mejor, pero quiero arreglar las cosas contigo. No sé qué fue lo que pasó, de un día para otro cambiaste tu actitud conmigo y me ves como tú enemigo. Ya no me das regalos, no me abrazas y ya no me tocas en la cama, incluso ni siquiera me besas— sus dedos acariciaron la piel contraria y su cuerpo disminuyó un poco más la distancia que había entre ellos.
ESTÁS LEYENDO
High Infidelity [L.S] M-preg
AcakSu matrimonio de años se había ido a la mierda, se había vuelto insípido y rutinario. Los celos y los reclamos estaban siempre presentes y a esas alturas los votos que hicieron en el altar se estaban poniendo en duda y un caliente universitario de...