Era una noche navideña, y la ciudad estaba envuelta en un manto de magia que parecía surgir de las mismas estrellas. Las calles, adornadas con luces brillantes, titilaban como constelaciones caídas del cielo, mientras los árboles de Navidad se erguían orgullosos en cada esquina, decorados con esferas coloridas y cintas que danzaban al compás del viento frío.
El aire estaba impregnado de aromas festivos: el pino fresco, el dulce de canela y el chocolate caliente que emanaba de las cafeterías. Las ventanas de los hogares resplandecían con luces cálidas y en su interior, las familias se reunían alrededor de mesas rebosantes de manjares, donde risas y charlas alegres tejían un tapiz de calidez.
Entre los murmullos y el suave sonido de villancicos que flotaban en el aire, los niños, con ojos brillantes de emoción, esperaban ansiosos la llegada de Papá Noel, mientras los adultos compartían anécdotas y brindaban por la unión. La chimenea crepitaba suavemente, añadiendo un toque acogedor a la atmósfera festiva. Pero la felicidad y dicha no era para todos...
En aquella fría noche de Navidad, dos pequeños niños estaban solos en una oscura esquina de la ciudad. La nieve caía suavemente, cubriendo las calles con un manto blanco que contrastaba con la desolación que los rodeaba. Chayanne y Thallula eran sus nombres, pero eso no era lo más importante en ese momento. Lo que realmente contaba era el vínculo que compartían, un lazo forjado en la adversidad.
Ambos niños se abrazaban para encontrar calor en medio del gélido aire. Sus estómagos rugían de hambre, y sus pequeñas manos estaban entumecidas por el frío. A su alrededor, las luces de Navidad brillaban en las ventanas de los hogares, llenas de risas y alegría. Pero para ellos, esos destellos eran solo recordatorios de lo que les faltaba.
—¿ Chay crees que Santa vendrá esta noche?— preguntó la niña de cabello negro como la oscuridad con una voz temblorosa, tratando de mantener viva la chispa de la esperanza en su corazón.
Chayanne la miró con ternura. —Tal vez, si nos portamos bien,— respondió, aunque sabía que no había nada que pudiera hacer para cambiar su situación. Sin embargo, no quería que su hermana perdiera la fe.
Mientras los minutos se convertían en horas, el frío se hacía más intenso. Chayanne decidió contarle historias sobre aventuras y héroes, tratando de distraerla de su hambre y del frío que calaba sus huesos. Habló de valientes caballeros y mágicas tierras donde siempre había suficiente comida y calor.
Thallula sonreía débilmente, aferrándose a cada palabra como si fueran un abrigo cálido. —¿Y qué pasará cuando lleguen a casa?— preguntó, con ojos brillantes de curiosidad.
—Cuando lleguen a casa,— dijo Chayanne, —tendrán una gran mesa llena de comida, y todos estarán allí riendo y compartiendo historias.—
La imaginación de Thallula voló hacia ese hogar soñado, donde no había tristeza ni soledad. Pero la realidad volvió a golpearlos cuando un viento helado sopló a través de la esquina, haciéndolos temblar.
La noche continuaba su danza mágica, pero en aquel rincón apartado de la ciudad, Ambos niños se encontraban en una situación inesperada. Habían decidido aventurarse a caminar por un parque cubierto de nieve, riendo y disfrutando del momento. Sin embargo, el frío comenzó a hacerse más intenso, y el viento cortante se coló entre sus abrigos.
Thalula, siempre llena de energía, de repente se detuvo. Sus manos temblaban y su rostro palideció. ,—Chay, creo que… me siento rara—, murmuró, mientras su cuerpo empezaba a ceder ante el frío. Chayanne, preocupado, se acercó rápidamente. —¡Lula! ¿Estás bien?— Su voz resonó en la quietud de la noche.
Pero el frío había hecho su trabajo. Thalula cayó de rodillas, y su respiración se volvió irregular. Chayanne, sintiendo el pánico apoderarse de él, gritó: —¡Ayuda! ¡Por favor, alguien!— Su voz se alzó en la oscuridad, pero la soledad del parque parecía tragarse sus palabras.
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Deathduo Month
FanfictionTodo un mes entero de bellas historias variadas de esta hermosa pareja platónica que todos queremos. Gracias a Thailin Moreno por la idea e invitación a participar en este evento tan bonito.