10-Fantasía//Misterio

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En un reino donde las sombras danzaban bajo la luz de la luna, Philza, un duque vampírico de nobleza antigua, gobernaba con sabiduría y poder. Su castillo se alzaba en lo alto de una colina, rodeado de bosques oscuros y un aire de misterio. Sin embargo, a pesar de su estatus y fuerza, había una carga que lo mantenía inquieto: sus dos pequeños hijos, Chayanne y Thalula.

La muerte de su esposa había dejado un vacío en su corazón y una responsabilidad abrumadora. Los niños eran su mundo, pero Philza sabía que no podía cuidarlos solo. Necesitaba alguien que pudiera protegerlos y guiarlos mientras él cumplía con sus deberes como duque.

Una noche, mientras revisaba un antiguo libro en su biblioteca, se encontró con un anuncio que había sido dejado en la plaza del pueblo. Buscaban a alguien para cuidar de dos niños en el castillo del duque. La idea le pareció absurda, pero algo en su interior le decía que debía actuar. Así fue como decidió convocar a los interesados.

Missa era un joven humano con sueños de aventura. Había crecido escuchando historias sobre vampiros y criaturas de la noche, pero nunca imaginó que se vería envuelto en una de ellas. Cuando leyó el anuncio, su curiosidad lo llevó a presentarse ante el duque.

Al llegar al castillo, Missa sintió una mezcla de temor y emoción. Las puertas de madera oscura se abrieron ante él, revelando un vestíbulo adornado con candelabros brillantes y tapices que contaban historias de antiguas batallas. Philza lo recibió con una mirada penetrante y una sonrisa que ocultaba siglos de secretos.

—Bienvenido, joven —dijo el duque con voz profunda— He estado buscando a alguien digno de cuidar a mis hijos. ¿Por qué crees que eres el indicado?—

Missa tragó saliva, sintiendo el peso de la mirada del duque sobre él. —He pasado mi vida cuidando de mi hermano menor. Sé cómo manejar a los niños y mantenerlos a salvo.

Philza asintió lentamente. —Mis hijos son... especiales. Chayanne es curioso y aventurero, mientras que Thalula es dulce y soñadora. Necesitan a alguien que entienda sus necesidades.

Con la determinación ardiendo en su pecho, Missa aceptó el desafío. A partir de ese día, se convirtió en el cuidador de Chayanne y Thalula, quienes lo recibieron con sonrisas brillantes y ojos llenos de alegría.

Los días transcurrieron entre risas y juegos. Missa descubrió que Chayanne amaba explorar los jardines del castillo incluyendo claro en su juego alguna que otra travesura, mientras que Thalula pasaba horas dibujando criaturas fantásticas en su cuaderno y era muy amante de las flores y la música. A pesar de la naturaleza sombría del lugar, la risa de los niños iluminaba cada rincón.

Sin embargo, Philza sabía que había peligros acechando en las sombras. La realeza vampírica no siempre era amable, y había quienes deseaban ver su caída. Una noche, mientras Missa leía un cuento a los niños junto a la chimenea, sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Está todo bien? —preguntó Thalula con inocencia.

Missa sonrió para tranquilizarlos.
—Sí, solo un poco de frío.

Pero en su interior, sabía que algo oscuro se acercaba.

Al caer la noche, una figura encapuchada apareció en el jardín del castillo. Era un antiguo rival de Philza, un vampiro sediento de venganza que había estado esperando su oportunidad para atacar. Con un susurro helado, invocó sombras para infiltrarse en el castillo.

Missa, sintiendo la tensión en el aire, decidió proteger a los niños. Se acercó a ellos y les dijo: —Quédense aquí y no salgan bajo ningún concepto.

Mientras los niños se escondían, Missa se armó con valor y salió al encuentro del intruso. La figura encapuchada se burló de él.

—¿Un humano cree poder desafiarme? —rió el vampiro—. Tu vida no vale nada aquí.

Deathduo Month Donde viven las historias. Descúbrelo ahora