El camino de vuelta a Refugio fue ameno para Tania y el señor Gregory Felton. Ambos hablaban apasionadamente de las diferentes cañas de pescar. Las que estaban fabricadas de madera, de acero, de fibra de vidrio o de grafito. En opinión de Gregory Felton, las cañas para pescar más largas eran las mejores cuando se necesitaba lanzar una línea lejana. Para obtener una línea resistente, era recomendable una de monofilamento, el más común y fácil de emplear si se estaba aprendiendo. La resistencia en libras era otro asunto importante, una línea de 10-lb era lo más conveniente para un principiante.
Extrañamente, su hermana Tania recibía de buena gana las lecciones de Gregory Felton, interviniendo cuando algo llamaba su atención o pidiendo desmentir información encontrada en internet.
En realidad, poco le importaba a Marisol la pesca, las cañas o los anzuelos. Ella estaba meditabunda gracias a lo que había presentado por la noche. Mejor dicho, esa misma mañana.
Justo ahora le parecía un sueño, y si alguien trataba de convencerla de que era así, ella lo creería. No sabía exactamente que había visto, porque en un momento se encontraba siguiendo a un hombre para después huir de un gigantesco lobo marrón. Un lobo que extrañamente no lucía como un animal salvaje.
Ese lobo era Dan.
Su vecino y guía de campamento. El hombre que conducía la camioneta en la que viajaba y quien era regañado por su padre a pesar de su imponente altura. Y, si se atrevía a pensarlo, descubriría que no sólo eso; pero no deseaba indagar al respecto.
Marisol podía ver la nuca masculina desde su lugar, notando otro grupo de cicatrices detrás de su oreja derecha. No dejaba de preguntarse innumerables cuestiones.
¿Había sido atacado o era el atacante?
¿Por qué no le había contado la verdad a Tania al volver a la tienda?
¿Qué planeaba hacer Dan ahora que ella lo sabía?
¿Qué sabia ella sobre hombres lobo que no fueran creencias populares?
En el momento en el que ambas palabras《hombre》y 《lobo》 se formularon dentro de su cabeza, Marisol pensó que no tardaría en estallar y en decirlo todo en voz alta. La ansiedad la mataba.
¡Aquellas criaturas no existían!
Eran invenciones medievales para justificar enfermedades mentales que no se comprendían. Cuentos inventados para asustar a los niños
¡¿Cómo era posible que su existencia pasara desapercibida para la raza humana?!
Alguien los habría fotografiado, los habría filmado, probablemente estudiado.
¡Existiría documentación de ellos en alguna parte!
¿Cuántos eran como Dan?
¿Los había en decenas?
ESTÁS LEYENDO
REFUGIADA
ÜbernatürlichesMarisol es una joven educadora con un corazón compasivo, hasta que un inesperado acontecimiento perturba su vida. Motivados por su sufrimiento, las hermanas Gutiérrez se mudan a Refugio, un pequeño pueblo, oculto en las montañas de Carolina del Sur...