Bienvenida a España, nena.

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Gabriel:
Veo como Nicole se para justo enfrente del Greco después del puñetazo que le propinó a Mariana, quién sangraba mientras que Maritere trataba de ponerle papel en la nariz para que dejara de sangrar.
Mariana una de vez de pies mira con un profundo odio a Nicole, lo siento desde el primer momento en que poso mi mirada sobre ella.
Pero algo me dice que no va a responderle, la tiene miedo.
-¿Cuando empiezo?
La pregunta que formula Nicole la escucho como si estuviera a lo lejos, como si hiciera eco en mis oídos.
-Pues primero quiero que entrenes, y que te prepares. Y después cuando yo vea que estás lista, te propongo para una pelea.
¿Aceptas?
Mi cabeza me dice que va a decir que no, aunque algo muy dentro de mi me dice que va a decir que si.
-Si, acepto. Solo si tú me garantizas la vida de Gabriel.
El Greco sonríe mirándome pero no me dice nada, House e Ismael tienen una expresión que no me dice nada, pero sé perfectamente que están sintiendo lo mismo que yo, y es que todo se acaba de complicar.
-Eso está hecho, la vida de Gabriel está garantizada.
Yo quería un pago y tú me lo acabas de dar, y el puñetazo que le has dado a la escoba esa ha estado muy bien.
Mariana mira mal al Greco, pero no le contesta.
Nicole asiente y se queda mirando el lugar que ya está vacío, pues la gente del Greco se había encargado de ello.
Ahí es cuando mis ojos van a parar en el chico que venia con Nicole, él la trajo aquí y me las iba a pagar ahora mismo.
-Eh, tú, payaso con hormonas.
¿Quién te dijo que la trajeras aquí?
El chico palidece de un momento a otro, no sabe que hacer ni en donde meterse.
-Tranquilo. —farfulla, y yo me voy directo a por él, solo que Nicole se interpone y consigue que baje mis puños...
-No te atrevas, Gabriel.
¡Basta!
Me fijo en sus ojos azules, no me miran con miedo y ni siquiera lo hace con resentimiento.
Ni siquiera la he besado ni tocado, ni siquiera le he dicho "bienvenida a España de nuevo, nena". Como siempre, me voy perdiendo todo lo que tiene que ver con ella, y me jode hasta el infinito y más allá...
Nicole niega con la cabeza cuando se da cuenta de mis intenciones, no deja que me acerque más de lo necesario y a mí me saca de mis casillas...
-Nicole...
Nicole niega con la cabeza y me da un beso en la mejilla, para después acabar retirándose con el payaso ese.
Me quedo solo de pies en aquel frío suelo, una vez más me habían robado la victoria con ella, pero esto no se iba a quedar así...
Así que como un loco me dirijo hacia los vestuarios y, allí veo como Maritere saca sus cosas de una taquilla guardándolas en su mochila.
Sin pensármelo dos veces, cierro la puerta del looker y le doy la vuelta para que me mire a la cara.
Su respiración choca contra la mía, su aliento y el mío podríamos decir que eran uno solo.
Me repugna el tenerla así, pero quería que le quedará algo en claro:
-Voy a descubrir como cojones sabíais tú y Mariana que Nicole se venia para España, y cuando lo descubra más te vale a tí y a las otras, salir corriendo porque no os va a quedar Madrid para correr. ¿Me entendiste?
Maritere no agacha la cabeza, al revés, me mira temblando.
-No tienes pruebas de nada, Gabriel.
Yo sonrio de lado con toda la ironía que me cabe en el cuerpo, y le suelto:
-Mira, si quieres jugar con un estúpido ponte a jugar con el payaso con hormonas que Nicole trajo antes. Pero a mí nadie y muchísimo menos tú, me ve la cara de idiota, porque resulta que te has topado con el peor ser que ha parido esta tierra.
Maritere aparta la mirada, me conoce y sabe perfectamente que por las buenas soy muy buena persona, pero por las malas no quieras conocerme porque te acabo.
-¿Capito?
Maritere asiente y la dejo sola mientras que suelta el aire por la boca...
Lo sé, hay veces que soy un hijo de puta pero no me toca otro remedio.
Al siguiente día a las ocho de la tarde me voy para el ring, quería entrenar un poco ya que la última vez casi me cuesta la vida.
Y ahí la veo, a Nicole, entrenando con una entrenadora profesional.
Subo al ring y las dos se me quedan mirando, la entrenadora recoge sus cosas y se termina yendo.
-Ey, Lucía, cierra la puerta.
Nicole se quita los guantes de boxeo y los tira al suelo, para después coger su botella de agua y empinarsela hasta que casi se le acaba.
La música estaba a todo meter en la radio, y otra vez esa canción de Duki con su novia Emilia Mernes, estaba sonando en el altavoz:
"¿Qué no' va a importar?
¡Si somos tú y yo!
Que se jodan los demás
Si estamo' a sola' en la habitación.
Lo hacemo', son cincuenta sombra' 'e Grey
Nos maquillamo', no, no' ve la ley. Yo creo en ti como lo dijo Reik okey, ¿tú cree' en mí?
Vamo' a hacerlo como si no importara, (Como si el mundo se acabara)
En secreto (mami, a puerta cerrada)
(Solo se ve el humo por la ventana)
Vamo' a hacerlo como si no importara, como, como si el mundo se acabara
En secreto, papi, a puerta
Solo se ve el humo por la ventana, Papi, si tú controla' el tiempo entonce' vеndo mi reloj, y si tú controla' el clima quiero quе no salga el sol pa' que no' quedemo' junto' encerrado' en mi habitación, eh-ey.
Porque afuera está lloviendo
Otra ve', otra ve' te besé, otra ve'
Porque afuera está lloviendo.
Otra ve', otra ve' te besé, otra ve'
Y no' vamo'
¿Cómo?, si no, si no, si no
Solo sin vos, sin vos, sin vos
Ese culo vale má' de un billion, ey, ni siquiera necesita brillo"
-Y bien, ¿que haces aquí, Gabriel?
Yo me quito la camiseta y ella se me queda mirando, sus ojos van a parar a mí cuerpo y es que con tanto entrenamiento estaba más cuadrado, con más musculos que antes.
Mi sonrisa se hace presente, y joder, la tenía de frente otra vez.
-Que, ¿te gusta lo que ves?
Nicole cambia su expresión de un momento a otro, de estar casi babeando a cambiar su cara y ponerse roja como un tómate.
-Aún te sonrojas.
Ella niega con la cabeza, y con toda su altanería me contesta:
-A duras penas lo consigues, ya no es como antes, Gabriel.
Ya no me impresionas.
Me voy acercando peligrosamente a ella mientras que Nicole retrocede para atrás, hasta que llega a las cuerdas del ring que no la dejan avanzar mucho más.
-Que, ¿te intimido?
Nicole niega con la cabeza y yo la aprisiono contra mi y las cuerdas del ring, y veo como agacha la cabeza evitándome la mirada.
-para nada, ya quisieras que eso pasara. Y ahora, déjame ir.
Yo niego con la cabeza y mi boca va a parar hacia su cuello, ese cuello que me vuelve tan loco y que ahora mismo quería saborear.
Noto como ella se derrite debajo de mi, pero también medio forcejea conmigo para que la suelte, pero yo no la dejo y sigo aprisionandola un poco más.
-Gabriel...
Sus ojos se chocan contra los míos, no le veo ni miedo ni inseguridad, le gusta lo que le hago.
Pero por una extraña razón lucha contra a mí.
-¡Quieta!
Como puedo la llevo contra el suelo y me subo encima de ella, le levanto los brazos por encima de su cabeza y atrapo su boca metiéndole la lengua hasta la garganta.
Nicole responde con la misma fiereza que yo, y le hago sentir mi dureza para que note como me tiene.
-¿Lo notas? Mira como me tienes, Pecas. Sé que quieres esto tanto como yo, lo sé.
Nicole se zafa de mi agarre y se sube encima de mi, quedando a horcajadas sobre mi estómago.
Si boca atrapa la mía mientras que me toca por todas partes, no deja de acaríciarme y tirarme suavemente del pelo.
La siento lista y quiero enterrarme dentro de ella, oírla gritar mi nombre como lo hacía siempre...
Me deshago de su camiseta dejándola en sujetador, para después quitárselo y prenderme de sus pechos.
Mi boca no para de besarselos mientras que mis manos le amasan el culo, tuve mi despedida con ella pero ahora también estaba teniendo mi bienvenida.
Una vez que estábamos desnudos me ensarto en ella de un brusco movimiento, llevo mis manos hacia sus nalgas y la guío de arriba abajo.
Sus manos me arañan suavemente el pecho, y escucho como su culo se pega contra mi piel.
-Asi, nena, así. ¿Te gusta?
Ella asiente pero no me dice nada, sigue en lo suyo, es como si tuviera prisa por correrse.
Yo también la tenía, pero tal vez cuando eso pasara ella se largaría y yo no quería eso.
-Si, me gusta mucho.
Yo sonrío como un estúpido, y le doy más fuerte hasta que ella se contrae arqueando la espalda ante el placer que estaba sintiendo.
Mis dedos van a parar a ese botón que cada vez que se lo tocaba se volvía aún más loca, hasta que empezó a gritar su liberación.
Nos corremos gritando nuestros orgasmos en nuestras bocas, y sus ojos nunca abandonan los mios.
La canción de Duki y Emilia sigue sonando:
"Baby, me cansé de poner pero'
'Toy como para gritarle al mundo que te quiero.
Vivimo' 'e vacaciones y no estamos en enero.
Quiero ser tu pasajero, y yo me cansé de perder tiempo
Juro que la próxima ve' que te vea lo intento.
La verda', no me importa perder aliento.
Como si no importara, vamo' a sacarno' las gana'
Con nosotro' no se comparan,
Si ello' no valen nada"
Nos quedamos quietos con nuestras frentes chocándose, es como si él tiempo se hubiera detenido en ese mismo instante.
Nicole se aparta de mi para vestirse, y me suelta:
-Eres un idiota, Gabriel.
Yo me echo a reír, y yo sigo aún desnudo tirado de espaldas en el suelo, con mis antebrazos dándome impulso.
-¡Bienvenida a España, nena!

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