Daños Colaterales

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Nicole:
Las piernas me tiemblan y me tengo que apoyar contra la barra, y siento que el vodka está haciendo estragos conmigo.
¡Maldita sea mi suerte!
¡Y maldito seas tú, Gabriel!
Siempre me tienta, siempre me abro de piernas para él, es como si no tuviera vida propia y dejara que él me manejara como se le antojaba.
Y lo peor es que me gustaba, me consumía, me avasallaba; y acababa con la poca cordura que me quedaba.
Me fijo a ver si hay alguien detrás de la barra y gracias a Dios está vacía, porque con todo esto ni siquiera me fijé a ver si estaba el camarero o se había largado.
Gabriel había decido tocarme ¿y quién dijo miedo? Le importó tres quintales de mierda si había alguien detrás de la barra o no, y lo peor, es que a mí también.
Marina se acerca con Gabriela que también se había apuntado a la fiesta, y cuando me ve viene corriendo hacia a mí para abrazarme.
Es una chica tan agradable, y me cae tan bien.
-Nicole, mi amor. ¿Que tal?
Yo le sonrío y le devuelvo el abrazo, necesitaba despejar la mente un poco.
-Bien, y ya veo que a tí también te va muy bien.
Ya pronto se va a estrenar pídeme lo que quieras, ¿no?
Gabriela asiente entusiasmada, y me dice:
-¡SIIII! Estoy deseando, tía, tengo muchísimas ganas.
Que por cierto, estáis todas más que invitadisimas a la premier.
-Gracias, Gabriela.
-¡De nada!
Marina se sube en el escenario y empieza a dar un discurso, mientras que las demás nos quedamos escuchándola:
-Bueno, ¿que tal? Yo bien, gracias.
El público se echa reír con su broma y prosigue:
-Hay amores que te marcan para toda la vida, es de esos amores que te consumen por dentro, de esos amores que no puedes decir que no y aunque tú cerebro se niegue, tú accedes.
De esos amores que aunque no se puedan estar juntos, siempre estás en la mente de esa persona que te ama, que te quiere, y aunque sabe que te ha perdido sigue quemando el planeta por tí.
Por eso decidí escribir esta canción, "Por Si Quieres Volver"
Y empieza las primeras estrofas de la canción, mientras que Marina me mira guiñándome un ojo:
"Yo podría perdonarte una última vez.
Te amaría, aun sin saber si has sido fiel.
Tal vez, tú lo harías también
Porque nunca nos hizo falta demostrar la lealtad.
Te deseaba en cada carta, aún sabiendo que no estás
Por si quieres volver, por si quieres volver.
Perdóname tambié, si alguna vez me he equivocado.
Si no te supe comprender, ni ver tus ojos desgarrados.
Aquí estaré por si quieres volver"
Las lágrimas pican mis ojos y veo como Gabriel me observa desde su posición, agacho la cabeza y me empino otro vaso de vodka, ya no sé cuántos van.
Gabriel se acerca a mí quitándome el vaso, se empina lo que queda y lo deja encima de la barra.
Con una mano me coge de la cintura y me acerca a su boca, y poco a poco se va acercando a mí oído soltándome:
-No quería dejarte sola, pero me he visto obligado a ello.
Quiero acabar con lo que hemos empezado antes, Pecas.
Su voz se escucha excitada y me termina por excitar a mí, no tiene que decir mucho para acabar empotrada contra la primera pared que encuentre...
Él a ver mi gesto sonríe de lado, es como si estuviera pensando lo mismo que yo, y de la mano me lleva para otro lado.
Recorremos los pasillos de la discoteca, y aquello me trae como un deja vu del año pasado en el despacho de la bresh.
Abre la primera puerta y me meto dentro de aquél despacho, se deshace de su pantalón y calzoncillos mientras que yo observo todo aquello embelesada.
No salgo de mi asombro ante lo rápido que se desviste, y yo simplemente me desvisto y me quito las bragas...
Gabriel me observa perdido en lo que tiene enfrente, se viene sobre mi y cogiéndome del culo desnudo, me empotra contra la puerta de ese agujero en donde nos habíamos metido. 
Su boca busca desesperada la mía y me traga por entera, literalmente me traga.
Su lengua no hace más que buscar la mía y la chupa sin problema alguno, poco a poco va descendiendo hacia abajo y pone mi pierna izquierda sobre su hombro, y como puedo me toma con la boca.
Siento su lengua por todas partes barriendo todo lo que encuentra a su paso, absorbiendo la piel delicada de ahí abajo.
No encuentro las palabras exactas para describir lo que estoy sintiendo, solo sé que tengo su boca en mi centro mientras que yo le tiro del pelo loca de placer.
Sus manos aprietan mi culo sin ningún cuidado, lo amasa con desesperación hasta que yo me descargo en su boca.
Gabriel no me da tiempo a nada más, se levanta y se ensarta dentro de mi sin tregua alguna.
-Mírame, déjame ver esos ojos que me gustan tanto.
Gabriel pone las manos sobre la puerta para darse impulso, mientras que le abrazo la cintura con una de mis piernas.
-Asi, nena, así. Quiero que le demuestres al mundo de quién eres tú, quién es tu dueño y quien es el único que tiene derecho sobre tu cuerpo.
Yo asiento sin ser consciente de nada, no me concentro, solo puedo estar centrada en que me va a partir en dos y en lo mucho que me gusta sentirlo dentro de mi.
Su miembro palpita avisándome de que ya está apunto de irse dentro de mi, y yo simplemente me doy impulso para ir más deprisa.
Cada vez lo siento más adentro de mi, y noto como va acelerando el ritmo en busca de mi rendición, y lo consigue.
-¡JODEEEER!
Gabriel aprieta los dientes y se corre gritándome mi nombre en contra de mi boca, y cuando termina pega su frente contra la mía sintiéndolo temblar frente a mí.
-Nena, me tienes jodidamente loco.
Trago saliva, no sé cómo salir de esto, solo sé que quiero estar aquí.
-Gabriel...
Gabi me pone un dedo sobre los labios, y poniéndome una mano en la nuca me acerca a su boca:
-Ey, ya lo entendí todo, no estamos para nada más que para esto.
Yo asiento feliz de que lo entienda, y me aparto buscando mis bragas mientras que él empieza a ponerse la ropa.
Cuando ya estamos decentes para salir me da un último beso sobre mi boca, y me saca de allí tomándome de la mano.
Una vez de vuelta en la pista veo como han colocado una pantalla enorme con un proyector, así que me fijo en Gabriel que tenía una sonrisa malvada, y cuando se da cuenta de que lo miro me guiña un ojo.
El Greco y sus hombres entran en la discoteca saludando a los demás, y Gabriel simplemente no me suelta me tiene agarrada contra él.
El Greco levanta una copa mirando a Gabriel y éste sonríe, algo estaba pasando y yo no entendía el qué.
De pronto, el proyector enciende sus luces pegándolas contra la pantalla, y la imagen que se cierne sobre ella me deja con la boca abierta.
-¿Que significa esto, Gabriel?
Gabriel se ríe, y me dice:
-¿Nunca has visto porno real o qué?
Mi boca sigue tan abierta que hasta pienso que se me han metido más de una mosca, y veo como Maritere le chupa el miembro al Greco, al que termino mirando y viendo cómo él sonríe todo orgulloso.
Mis ojos no pueden evitar mirar a Maritere, ella está sentada sobre una silla y veo como la vergüenza colorea sus mejillas.
Mariana está a su lado y está muda, (ojalá se quedara así para siempre)
-Gabriel, ¿que has hecho?
Gabi con toda la tranquilidad del mundo se saca un cigarro del bolsillo llevándoselo a la boca, y mientras lo prende me contesta:
-Simplemente está pagándome todas las que me ha hecho, incluido en todo lo que se refiere a tí.
Yo niego con la cabeza, no podía creerme todo esto.
-Gabriel, esto no está bien.
Gabi se encoge de hombros mientras sigue fumando su cigarro, eso sí, no me suelta:
-Me la suda, ella tampoco pensó en el daño que nos ha hecho.
Ella y Mariana le dijeron a tu amiguito Jonathan en donde encontrarme, y por eso tú estás metida en todo esto.
Tenía razón, Maritere no era una buena persona y en algún momento tenía que pagar sus deudas, aunque el precio fuera demasiado caro.

Resiliencia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora