Cumpleaños feliz y otros dramas.

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Gabriel:
Tenía sujeta a Nicole y por nada del mundo quería soltarla, pues temía que Maritere o Mariana se le echaran encima.
Nicole seguía mirando la pantalla y aunque intentaba apartar la mirada no lo conseguía, mis ojos fueron a parar hacia Maritere quién se levantó recogiendo su bolso y se largó de allí con Mariana yéndose detrás.
En cuanto la pantalla se apaga el Greco se va junto con sus hombres, y Nicole se aparta de mi para irse a la barra.
House e Ismael se acercan a mí, y es House quién me pregunta:
-¿Que has hecho, tío?
Me encojo de hombros y me prendo un cigarro mientras que observo como Nicole se empina un vaso de whisky, y con toda la simpleza del mundo contesto:
-Simplemente le he dado a esa bruja lo que se merecía, ni más ni menos.
Me ha hecho muchas, pero lo último no se lo voy a perdonar en la vida.
El haber metido a Nicole en esto es lo que más rabia me ha dado, ahora que se joda.
Ismael asiente y me suelta:
-Si sabes que se va a vengar, ¿verdad? Y creo que va a ser Nicole quien pague los platos rotos.
Oír aquello me enerva:
-¡Que ni se le ocurra!
Que ni lo intente, porque ahí si que me va a conocer de verdad.
House e Ismael se alejan y yo me termino acercando a la barra, Nicole me mira pero no me dice nada solo se sigue empinando la bebida.
Y mi cerebro evoca el momento en que la hice correrse sobre mi mano, y mi miembro se endurece en milésimas de segundo.
No lo puedo evitar, son los síntomas de tenerla demasiado cerca.
Sus morritos los tiene pintados de un rojo no muy marcado, y sus mejillas las tiene brillando por el iluminador que tiene.
Yo la miro sonriendo como un estúpido, y ella se hace como la  que no me ve.
-Por mucho que me ignores estoy aquí.
Sonrío de lado y por fin me mira, soltándome:
-No puedo creer que hayas hecho eso, a ver; no digo que no se lo merecía, pero aún así es fuerte de ver.
Yo le aparto el pelo de la cara y hago que me mire:
-¿Cuantas veces nos ha puteado?
-Varias.
Yo asiento y le beso el hombro derecho, y justo en ese momento aparece Marina diciéndonos:
-Hacéis buena pareja, sois unos tóxicos de mierda pero sois increíbles juntos.
Yo me echo a reír y las dejo solas yéndome a una de las mesas que habían allí, y me pido un cubata...
House e Ismael se sientan conmigo, y es Ismael quién habla:
-¿Has pensado en lo que vas a hacer cuando a Nicole le toque pelearse?
Escuchar esa pregunta me tensa, no, no lo había pensado porque básicamente no se lo iba a permitir.
-No, no lo he pensado porque ella no se va a pelear con nadie.
House e Ismael se tensan sobre las sillas donde están sentados, me da igual lo que me digan ella no pelea y punto.
-Gabriel, tienes que dejar que eso ocurra porque ese es el trato. —Refuta House, y a mí sus opiniones me dan exactamente igual.
-No, me importa un pepino cuál sea el puto trato ese.
Nicole no se pelea y punto, dejad de meteros en lo que concierne a mi mujer. En todo lo que tiene que ver con ella me encargo yo, porque para eso es mía.
House niega con la cabeza e Ismael se saca un cigarro, saben perfectamente que yo haría mi santa voluntad.
-Tú sabrás lo que haces, tío, pero ten cuidado.
Los dos se levantan y se van mientras que yo me quedo sentado en el mismo sitio, el aire de lowe inunda mis fosas nasales dándome cuenta de la presencia de Nicole.
Yo no lo puedo evitar y, engancho mis manos sobre sus caderas sentándola en mis piernas.
Nicole me mira en busca de alguna respuesta pero yo no le digo nada, cojo mi vaso de cubata para llevármelo a la boca y Nicole me lo arrebata tomándoselo ella.
Con una mano le hago un gesto al camarero para que me ponga otra bebida, este asiente y se larga para la barra.
-¿Que te pasa, Gabi?
Yo aspiro el olor del perfume en su cuello, mientras que engancho un mechón de su pelo entre mis dedos.
-Nada, nena. No me pasa nada.
El camarero se acerca con el vaso de cubata, y cuando le voy a echar mano Nicole se lo quita al camarero y se lo toma ella.
El camarero me mira a mí en busca de respuestas, y yo simplemente le hago un gesto con la cabeza dándole a entender que quiero otra copa.
Él se encoje de hombros y se larga.
Nicole se termina por tomar la bebida y deja el vaso sobre la mesa, y cuando lo hace me vuelve a mirar enarcando una de sus cejas.
-Y bien, ¿me vas a decir que coño te pasa?
Mi mano va a parar detrás de su nuca y la acerco a mi boca, su aliento choca con el mío y yo me pongo tenso de solo tenerla así.
-Eres una ladrona.
Nicole se ríe negando con la cabeza, y aún sin soltarla cuando se acerca el camarero, esta vez sí que consigo empinarme la bebida.
-No soy ninguna ladrona.
Aferro mi agarre en su nuca y le robo un beso que ambos saboreamos, y cuando me separo le digo:
-Si lo eres. Me has robado el corazón, el alma, el razonamiento; y encima me quitas todas mis bebidas, ¡ladrona!
Ella se ríe sobre mi boca y yo le doy otro beso, no puedo tenerla así y no besarla porque es un pecado.
Sus morritos hacen un puchero cuando se separan, y yo pierdo todos los estribos metiéndole la lengua.
Cuando se separa de mi me mira a los ojos, y sé que ella me pidió que no forcemos las cosas pero me imposible no tocarla.
-¿Que pasa, Pucheritos?
-Nada, acabo de ver que Jonathan se fue.
Yo resoplo, el tan solo oír su nombre me cabrea:
-¿Por qué no le aconsejas que se suicide? Que se tire por una ventana y así acabamos con el problema.
Nicole me mira mal negando con la cabeza, y yo no puedo evitar soltarle:
-Por su culpa es que estás metida en todo esto.
-Y por las de tus amiguitas, no te olvides.
Uff, otra vez con lo mismo de "mis amiguitas"
-Y dale con lo mismo.
Nicole se levanta cabreada, y cuando se va a ir la voz del Greco nos interrumpe:
-¿Hay un hueco para mí?
Nicole lo mira, y aunque lo hace sin miedo no le termina por gustar, lo sé por la forma en la que ella se tensa.
-No, no nos interrumpes porque yo ya me iba.
El Greco asiente, y mirándome a mí le suelta:
-¿Ya estás preparada para una pelea?
¡Mierda! Justo lo que me temía.
Yo me levanto de la silla y cuando voy a hablar, el Greco me interrumpe.
-Solo será una pelea, no hace falta que participes en todas.
Solo una como pago por lo que pasó el otro día, y ya después si no quieres seguir no estás obligada a ello.
-¡No!
El Greco me mira sabe perfectamente que no quiero, por lo que se acerca a mí y me suelta:
-Mira, yo hubiera querido que ella participe en todas y en cada una de las peleas, pero si no se lo exijo es por tí... Me caes bien, Gabriel, y de alguna manera te aprecio. Pero la pelea no la puedo echar para atrás, tuviste un fallo, y aunque no fue tu culpa ella lo tiene que pagar.
La idea de verla subida en el ring peleándose con alguien me revolvía el estómago, ¿pero que más podía hacer?
-Greco, ponme a dos hombres si quieres y me peleo con los dos.
Pero no la obligues a hacer esto, por favor no lo hagas.
Él niega con la cabeza y yo me frustro todavía más.
-Lo siento, pero ya he peleado bastante con tu contrincante.
Si Nicole no se pelea puede pasar algo mucho peor, tienes que confiar en ella y en sus capacidades.
Yo niego con la cabeza, recojo mi chaqueta y me llevo a Nicole conmigo.
Nicole pelea y se zafa un montón de veces, pero yo no le doy tregua y a las malas la termino metiendo en mi coche.
-No vas a participar, ¿me oyes?
Nicole no me mira, simplemente mira ignorándome por la ventana.
El miedo acribilla mis terminaciones nerviosas al pensar en que puede perder, si perdía todo acabaría muy mal.
Nicole sigue ignorándome. Quería llevármela para mí casa conmigo, pero sé que ella haria todo lo posible por largarse, y yo tenía miedo de quedarme dormido y que se fuera sola para la calle tan tarde.
Una vez que llegamos frente a su edificio atrapo su brazo cuando abre la puerta para irse, y cuando voy a ablar ella me interrumpe:
-Esto lo hago por tí, porque sé que hice un trato y tengo que cumplirlo.
Pero realmente no me jode eso —me mira fijamente en la cara, y prosigue:
-Lo que me jode es que no confíes en mí y pienses que voy a perder. Porque créeme, sé que lo piensas porque te conozco, Gabriel.
Yo agacho la cabeza, si creía en ella y en sus capacidades pero el miedo me tenía doblegado.
-Lo sé, nena, sé que te jode.
Pero confío en tí, créeme.
Nicole niega con la cabeza y se suelta de mi agarre, y yo prefiero dejarla irse porque sé que sí la mantenía conmigo las cosas serían aún peores.
La veo irse y yo me voy cuando entra en su portal.
Una vez dentro de mi casa empiezo a hacer lo que mejor se me da, deporte.
Las flexiones me tienen ocupado durante toda la noche.
Una, dos, tres, cuatro, cinco y hasta cien veces, hasta que me reviento y me dejo caer en el suelo.
Hace días que no sabía nada de Bob, aunque me envió un mensaje diciéndome que se iba de viaje por ahí con sus amigos.
Estaba cabreado conmigo, pero yo no podía seguir manteniendo la pantomima con Mariana si tanto le gusta que se la quede para él.
House e Ismael entran en casa, joder, parecen siameses están todo el día juntos.
-Y vosotros, ¿nunca estáis solos o qué?
Ismael coge un Kinder bueno del armario de la cocina, y sentándose en el sofá suelta:
-Por qué, ¿te da envidia?
-No, solo me perturba el veros juntos todo el rato...
¿No estaréis liados?
Los dos se echan a reír, obviamente era una broma pero joder, ¡que manía!
-¡Que gracioso estás, Gabrielin!
Yo me siento en el suelo y le termino robando a Ismael el Kinder bueno que le sobraba, y llevándomelo a la boca les cuento todo lo que pasó anoche con Nicole y él Greco.
-Gabriel, sabes que soy tu amigo y que tú para mí eres como mi hermano.
Pero tienes que confiar en Nicole, déjala actuar.
House le da la razón a Ismael, y yo ya no sé cómo hacerles entender que no quiero que Nicole se pelee.
Me levanto y me termino yendo de mi casa, necesitaba irme a algún lado y descansar la cabeza.
Una vez metido en el gimnasio empiezo a hacer pesas, cardio, y todo lo que se me pone por delante.
De pronto, una cara se me hace conocida.
Mario Cabano el gilipollas que se metió con Nicole estaba aquí, por lo que mientras estaba haciendo pesas me acerqué a él apretándole la dura barra de las pesas en el cuello.
-¿Que que haces?
Me grita tratando de hablar ya que no podía casi articular palabra, y yo con toda la tranquilidad del mundo le suelto:
-Le dices a tu amiguito que a la próxima en que lo pille me lo voy a cargar, porque yo si le tengo que partir la cara a alguien voy y se la parto. Así como lo hice contigo, pedazo de mierda.
Cuando le quito la barra la gente me mira con la boca abierta, pero a mí me la termina sudando y con toda la tranquilidad del mundo me largo de allí.
Nicole:
Habían pasado dos días, estaba nerviosa pero al menos dentro de mi tormenta tenía algo de calma.
Quería tener una conversación con mi hermana, pero parecía ser que esa conversación de momento tendría que quedarse en el limbo.
Era su cumpleaños y no quería joderle la tarde, pero aún así quería hablar con ella.
Los amigos y amigas vinieron a una fiesta íntima, no quisimos hacer una fiesta muy grande porque queríamos tranquilidad.
Le conté a Marina absolutamente todo, y aunque me dió la razón entendía el punto de Gabriel.
-Ese chico te quiere y ya no sabe cómo decírtelo, solo le falta tatuarselo en la frente.
Yo asiento, sé perfectamente que Gabriel me ama y yo a él, pero tenía que dejarme proceder como yo quisiera.
-Si tú estuvieras en el mismo punto, harías exactamente lo mismo... Nicole, eres mi mejor amiga pero le entiendo.
Marina se levanta de la mesa y se va para donde Álvaro Mel y su novia Ana, mientras que yo me quedo sentada en la silla.
Mi móvil empieza a sonar con un número que no conozco, por lo que lo termino contestando:
-¿Si?
La voz que hay detrás de la línea me sorprende, ¿que hacia esta mujer llamándome?
-Hola, soy Marlene.
-Claro. ¡Hola, Marlene!
-Nicole, corazón, ¿sabes algo de Gabriel? Es que lleva días sin contestarme y yo estoy en Marbella, y sus amigos antes me han dicho que también están fuera y que él está solo en su casa.
Yo me tenso, ¿y si le ha pasado algo?
-No te preocupes, Marlene, voy a ver qué pasa con tu hijo. Cualquier cosa te llamo.
Marlene me lo agradece, y yo termino llamando a Marina avisándole de que me iba.
-Marina, no le digas a mi hermana que me he ido para ver qué pasa con Gabriel, dile que me han llamado por trabajo o que sé yo. Yo ya hablaré con ella.
Marina asiente, y yo aprovecho para irme cuando veo a Chloe hablando con sus amigas.
Una vez en el edificio de Gabriel consigo que el portero me dé las llaves de su casa, y cuando entro no veo a nadie en el salón por lo que miro dentro de su habitación.
Y ahí está, en su cama tumbado de espaldas y sudando, y a mí el calor me recorre el cuerpo dejándome sin respiración...
¿Por qué está tan bueno y a la vez es tan gilipollas?
En fin, no tenía cabeza ni tiempo para pensar en eso.
Me acerco a él y le toco un brazo para despertarlo, cosa que termina haciendo con los ojos entrecerrados.
Le toco la frente y está ardiendo, joder, tenía fiebre y yo no sabía que hacer.
-Gabi, ey, despierta.
Pero no me hace caso y los ojos se le vuelven a cerrar, yo termino abriendo un poco la persiana y la ventana dejando que el aire entrase, para después bajarle la sábana a su cintura.
Sigue de espaldas y yo busco el número de teléfono de un hospital, y me terminan pasando con un doctor.
-En un rato más iré a verle, mientras usted póngale unos paños húmedos por el cuerpo para intentar mitigar la fiebre.
Cuando cuelgo hago lo que me pidió el médico, y termino poniéndole paños fríos por la frente y su espalda.
Estoy pasándole el trapo por su cuello hasta que me fijo en un tatuaje, me fijo bien y el pecho se me comprime cuando veo que es el nudo del ocho.
Se había hecho un nudo del ocho y no me lo había dicho, pero supongo que era por todo lo que nos había pasado.
Sin poderlo evitar, agacho mi boca y le termino besando el tatuaje, y noto como Gabriel se revuelve debajo de mi.
Hasta dormido responde ante mi toque, y termino besándole la espalda hasta que llego de nuevo hacia su cuello.
El timbre me interrumpe, por lo que me termino levantado y abro la puerta.
Para mí sorpresa no es el médico es Mariana, por lo que la miro mal sin dejarla entrar.
-¿Que haces tú aquí?
Me pregunta con aires de suficiencia mientras que yo la miro riéndome, y le suelto:
-Lo que yo haga o no aquí, es algo que a ti no te interesa.
Y ahora si no te importa, me gustaría que te largaras porque estoy esperando a alguien importante.
Justo en ese momento llega un hombre con un maletín en la mano, le dejo pasar y le cierro la puerta a Mariana.
Una vez dentro de la habitación veo como el hombre le pone suero y revisa su respiración, me mira y me pide que esté tranquila.
-No te preocupes, tiene una neumonía pero no es grave.
Le pongo suero para que se mantenga hidratado por la fiebre, así que, lo mejor es que le hagas una sopa y lo mantengas hidratado...
Me da una receta y yo le pago la consulta, y cuando se va me aseguro de que está respirando con regularidad.
Me voy a la sala y hago un pedido al súper más cercano, necesitaba que Gabriel estuviera bien y hasta que no lo hiciera no me iría de aquí.
De paso, termino llamando a Marlene para decirle que Gabriel estaba bien y que yo me haría cargo de él.
También le comenté que Mariana había venido por si acaso ella le había dicho algo, pero Marlene me dijo que no le había dicho nada dejándome claro que no le gustaba.
Sonrío para mis adentros mientras que abro la puerta cuando los del súper llaman, les hago entrar y cuando lo colocan todo se van.
Una hora después cuando veo que el suero se ha consumido se lo quito, consigo que se despierte y aunque está muy débil me sonríe.
-Pecas, estás aquí.
Yo asiento y le digo:
-Aja, aquí estoy.
Como puedo lo pongo de pies y me lo llevo para el baño, lo desnudo y lo meto en la ducha, necesito que se le termine por bajar la fiebre.
Cojo el telefonillo de la ducha y se lo paso por la cabeza mojándole el pelo, cojo el champú y le lavo la cabeza.
Después cojo la esponja y le paso el gel por su cuerpo, no puede estar más bueno.
Nicole, ¡céntrate por dios bendito!
Gabriel se ríe cuando ve mis reacciones, y me suelta:
-Si quieres puedes besarme el cuerpo, te conoce muy bien.
Me guiña un ojo y yo termino riéndome también, y haciéndole caso omiso lo saco de la ducha.
-Umm, la escena de la ducha ¿se puede repetir? Hasta enfermo me pones como una moto, mírame.
Agacho la mirada mirando su miembro, y en vez de meterme con él en la cama y follar como animales, empiezo a secarle y a vestirlo.
Le ayudo a lavarse los dientes y le pongo su loción favorita, y cuando terminamos lo llevo hasta la cocina porque necesito que coma.
Cojo un sobre de sopa y lo pongo en agua hirviendo, es demasiado práctico y para nada difícil, por lo que en menos de cinco minutos ya lo tenia hecho.
Me siento con él en la isla americana de la cocina y sonriéndome, me dice:
-Parecemos un matrimonio con hijos.
Yo le sigo el rollo, y le digo:
-Si, pero contigo no me hacen falta niños porque tú ya eres uno.
Él se echa a reír negando con la cabeza, y me dice:
-¿Por qué has venido?
Yo le miro y le meto la cuchara con la sopa en la boca, y le digo:
-Tu madre me llamó porque estaba preocupada por tí.
Él me mira buscando mis ojos, y cuando lo consigue me pregunta:
-¿Y tú no?
Yo vuelvo a meterle la cuchara en la boca, necesito que coma.
-Si, yo también. ¿Contento?
Él asiente sonriendo, y me suelta:
-Mucho.
Yo lo miro fijamente, quiero comérmelo, quiero besarlo y por supuesto, quiero que me haga suya.
Sus facciones se tranquilizan, ya no está en alerta pensando en que lo iba a dejar solo, y me da un beso en la frente.
-Te doy un beso en la frente porque no quiero contagiarte, a ti no.
Yo sonrió bajando la cabeza, pero él me agarra del mentón y hace que lo mire.
-¿Por qué eres tan terca?
-¿Y tú tan idiota?
Su sonrisa se ensancha, y me dice:
-Yo pregunté primero.
-Cierto, tú preguntaste primero. Soy una terca porque tú tampoco me das una opción para ser de otra manera. Te toca.
-Soy un idiota porque cuando se trata de tí no razono, porque hasta estando medio muerto respondo a tus toques, a tus besos, y a tí.
Sonrío como una auténtica estúpida mordiéndome el labio inferior, no sabía que hacer con él solo sé que me volvía loca y que me pone como nadie lo hace.

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