Capítulo 14

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Jungkook lo enderezó, se desprendió de las manos de Jimin, y éste se vio obligado a dar un paso atrás por cuenta propia.

—Excuúsame, señor —dijo sin aliento. Consiguió hacer una reverencia y trató de pensar en un saludo apropiado para su recién llegado marido—. ¿Han ido bien las cosas, señor?

Jungkook no contestó enseguida. Lo contempló con cierto recelo.
Había algo raro en su rostro. Lo examinó con más atención. La boca estaba manchada de tinta azul.

—¿Ocurre algo? —preguntó Jimin con una pizca de inquietud.

—¿Has estado bebiendo tinta?

—¡Oh! —Llevó al punto la mano a la boca—. Estaba escribiendo mi obra escénica. Restregó la mancha y sólo consiguió
extender el azul por la barbilla—. Seguramente habré chupado el extremo equivocado del cálamo.

*Cálamo: caña hueca que se usaba para escribir

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*Cálamo: caña hueca que se usaba para escribir.

—Miró la palma de su mano, ahora azul, y se encogió levemente de hombros—. Cuando estoy concentrado me suele pasar.

Jungkook consideró que la explicación era suficiente. Sin duda Jimin parecía pensarlo así. Advirtió cómo su esposo quedaba empequeñecido  ante la estatura de Portia y, pensó, también quedaba eclipsado por la vitalidad de su sobrina. La palidez y el pelo ralo de Jimin no podían compararse  con  los vivos ojos verdes y el aura anaranjada de Portia. No es que a Portia se la pudiera considerar hermosa, pues ciertamente no lo era, pero tenía algo que llamaba la atención.

No obstante, y para su sorpresa, Jungkook pensó que Jimin no salía perdiendo en la comparación. Su estilo era en conjunto más cortés, pero también tenía su atractivo. Era extraño que lo notara por
primera vez ahora, pese a la tinta y el deslucido traje, que parecía, igual que muchos otros, como si se lo hubieran confeccionado
cuando él tenía una silueta totalmente distinta. Sin duda otro
ejemplo del espíritu ahorrador de lord Park, su padre.

—Como decía, no pensaba regresar tan pronto. Pero hace tres días tomamos Basing House. —Una sombra cruzó el semblante de Jungkook.

Había sido horrible. Los sitiados habían resistido, y en cuanto se
rindieron, Cromwell no mostró la menor piedad hacia ellos. Pasaron a cuchillo a la mayor parte de la guarnición, hicieron prisioneros a los miembros de sus familias y los hicieron marchar encadenados. Eso serviría de ejemplo para el resto de familias realistas que
resistían a sus sitiadores por todo el país. La guerra consistía ahora,
sobre todo, en asedios: tarea extenuante e interminable, un derroche de hombres y recursos. Jungkook comprendía la importancia estratégica
de la lección de Basing House, pero aun así lo lamentaba.

Tras él se oyó un ruido sordo. Los dos niños se habían cansado
de la conversación de los adultos y habían reanudado sus deslizamientos por la baranda. A un jubiloso chillido desde lo alto de las escaleras le acompañó de súbito el insistente lamento de un bebé desde algún lugar en la planta de arriba.

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