🗿 - la wea cliché xD

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A la verga mi estúpida, maraca vida.

Me quedé sin chalecos. En realidad me queda uno que está bueno pero se está lavando ahora.
Los que tenía me quedaban apretados, ya que los obtuve cuando recién me independicé y ahora estoy menos escuálido.
Debería ir a comprar ropa, pero no quiero. Prefiero rascarme las bolas.

Así que quedo en mi polera azul con patrón de camuflaje. A mi me gusta, pero a los cabros les parece "fea" y un "crimen a la vista".

Hablando de los cabros... Podría quitarle un poleron a uno de ellos por mientras, ¿pero a quién?

Matt empezó a usar hombreras, y notaría de inmediato si algo suyo desapareció. No se como con tanta cochinada que tiene en su habitación, pero me mataría. Y sería incómodo. Lo de las hombreras, me refiero, no sería incómodo morirme porque ya no sentiría nada, que épico.

Tom es Tom así que lo tacho de inmediato. E incluso si no fuera Tom, es más bajo que yo, dudo que me quede.

Edd... No suena tan mala idea. Usa ropa como la mía, y es como el doble de mi porte. A lo mucho me queda como túnica de monje, pero mejor, más para que me abrigue.

Uso mis habilidades aprendidas en nuestro tiempo compartido en el ejército para entrar por la ventana de su habitación y abrir su ropero. Reviso y está lleno de cosas verdes, así que saco una al azar y lo cierro.

Un poleron verde como... El pasto. O la diarrea. No me da la cabeza para una comparación poética.

Rápidamente me lo pongo y me queda enorme, como esperaba. Las mangas ocultan mis manos, sólo dejando ver la punta de mis dedos. El poleron en si pasa de la cintura y me cubre lo nada que tengo de culo. Creo que si me diera una vuelta, la tela giraría como una falda, y que si sólo tuviera esto puesto, nadie se daría cuenta.

Me lo quedaría si no fuera verde, porque aparte de cómodo, debo admitir que huele bien. Asumo que es un perfume que Edd usa, tiene esa clase de aroma; tosco pero atractivo.
Atractivo para mujeres, digo. No para . Él no me interesa. Los hombres no me interesan.

Tan sigiloso como entré, salí. Me retiro a mi habitación, con menos frío que antes. Antes estaba desarmando una escopeta, pero me da miedo que se ensucie y se le vaya el olor- Porque así me pillan.
Así que saco mi revista más reciente que tengo del underground japonés. Apenas puedo leer los kanjis, pero me es suficiente para entender algo. O al menos pronunciarlo. De lo que comprendo, esto venía con un diskette de un juego para PC sobre un grupo religioso o algo así, súper reciente.

Me distraigo con mi lectura lo suficiente para ignorar el ruido de afuera, así que podrán imaginar como me cagué encima cuando de repente-

— Hey, iba a comprar almuerzo, ¿quier-?

Edd entra a mi cuarto, sin tocar por cierto, y me vio con lo que le tomé prestado sin decirle.
Alguien por favor, castreme.

— ...Eso es mío. — ni siquiera pregunta, lo afirma.

— No. — niego, como si fuera a funcionar.

Pone ambas manos en su cintura, indignado — ¿Qué no tienes ropa o qué?

— De hecho no. — confieso, para que le entre la culpa y me deje usarlo.

Le cae que lo digo en serio — Ah.

Y procede a entrar completamente a mi cuarto, levantarme y llevarme como saco de papas. Estoy a punto de patearlo y agarrarme a golpes con él, pero abre el hocico antes que pueda hacer algo.

— Vas a tener ropa nueva.

— Pero no quiero salir.

— No era pregunta.

Me resigno a ser llevado. El mismo aroma emanante del poleron está impregnado en él, admito que me dejé caer ante mi indulgencia y me quedé más rato de lo que esperaba sobre su hombro, algo... ¿Tranquilo? No sé. Era agradable. Aunque me entra la idea que así huele su sudor y me da un poco de asco.

Creo que... Para una chica... Le sería lindo despertar y sentir una presencia como la de Edd a su lado. No sé como no tiene novia si es un lindo.

Es una vuelta rápida en una tienda barata. Saco tres polerones rojos idénticos, cada uno de una talla más grande que el anterior. Espero que me duren, aunque viendo su precio y sintiendo la tela lo dudo.
Pero- ¿para qué hace esto?

— ¿Listo? — me pregunta mientras me quita la ropa entre mis manos, camino a la caja.

Asiento con la cabeza y me doy cuenta después, ¿lo va a pagar él? ¿Para qué?

— Oye... — le llamo la atención — ¿Por qué haces esto por mí? Podría haberlo hecho sólo.

Noto que su expresión es de sorpresa, y tiene los cachetes rojos.

— Uh... Me diste lastima- Uy, un calzón del Bayer. — y se pone a verlo como si fuera lo más interesante del planeta.

Primero, ese pack de ropa interior no era del Bayer, era del Bayern.
Segundo, está claramente mintiendo. ¿Por qué? No sé. Pero le da vergüenza admitirlo, podría molestarlo con eso después. Y con después, me refiero a ahora.

— O... ¿Te dio envidia?

Intenta no verme, pero sé que está resistiendo el deseo de pegarme. Así que procedí.

¿Porque me veo mejor que tú? — coloco una mano bajo la barbilla para hacerme más aire de chico lindo. Estoy seguro que me veo estúpido.

Ahora hace algo que... Honestamente no esperaba.

Se da la vuelta, con su mejor expresión neutra. Afirma mis mejillas, forzando a mirarlo. Sus estúpidos ojos enormes y brillantes me están viendo hasta el alma.

— Me das agresividad por la ternura,

¿Me llamó tierno?

— y preferiría que no tuvieras ninguna prenda encima.

¡¿Me llamó culiable?!

Me suelta y lo oigo reírse para si mismo mientras va a pagar por mis cosas. ¿Así se sentirán las chicas con baby daddys? Porque el mío al menos tiene mi edad. Y es algo bonito aún, objetivamente hablando.
¡Pero no me interesa! Soy completamente heterosexual, y sólo siento envidia, de seguro.

Luego de todo esto, lamentablemente me cambié a uno de los polerones nuevos, y compramos tacos y nos dio cagadera a todos. Fin.

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