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JiMin pasó la mayor parte de su noche pensando en el pequeño papel que estaba guardado en el bolsillo de su pantalón. Las palabras de TaeHyung hacían demasiado peso en su mente, quizás antes no le hubiese tomado tanta importancia, las personas alrededor solían decir muchas cosas de su matrimonio con SangHyuk, pero eran comentarios que JiMin había aprendido a tolerar e ignorar, no obstante, toda la pequeña charla que había tenido con TaeHyung en esa tarde, se repetía una y otra vez en su mente. 

Era un sentimiento extraño que JiMin todavía no lograba comprender en su totalidad. Mientras veía el espacio vacío en la cama, el último pensamiento que tuvo en mente era de agradecimiento por no ver al beta a su lado.

Cuando despertó al día siguiente, no se detuvo mucho en observar a la persona que dormitaba a su lado, ni siquiera fue consciente en que momento de la noche el beta llegó, y tampoco empezaría a cuestionarse sobre ello.

Era sábado, normalmente abrían la pastelería en la tarde, para darle tiempo a TaeHyung de que acompañara a JungKook en sus prácticas de baloncesto, esa mañana el omega lo había invitado ya que Jungkook tenía un juego y JiMin no lo pensó mucho cuando se encontró aceptando.

Cuando estaba terminando de arreglarse, JiMin escuchó movimiento en su cuarto, ignorando lo más que pudo, trató de hacer todo lo mas rápido posible. Estando a pasos de la puerta, la voz de SangHyuk lo detuvo. 

—¿Vas a salir? —Cuestionó con la ceja arqueada, recostándose de la pared para observar a JiMin de arriba abajo.

—Si. —Fue la corta respuesta del omega.

—¿Con quién? —El beta le observaba fijamente, como si buscara intimidarlo, pero JiMin lo reconoció al instante, era algo que SangHyuk siempre hacia para evitar que saliera de la casa.

—Iré con TaeHyung. Jungkook-ssi tiene un juego de básquet hoy, me invitó y me parece divertido. —Sonrió alegre, queriendo dar por terminada la conversación.

—¿A caso sabes algo de básquet? —Cuestionó divertido el beta. JiMin borró la sonrisa que adornaba su rostro ante esa pregunta.

No obstante, tan rápido como notó la mirada victoriosa que adornó el rostro del beta ante su obvio desánimo, JiMin respondió.

—Quizás no conozco mucho, pero para eso tendré a TaeHyung a mi lado, hasta luego. —Ni siquiera le dio tiempo a SangHyuk de responder, salió del pequeño apartamento en dónde vivía y aceleró el paso hacia la salida.

No sé esperó encontrar a TaeHyung en la entrada del edificio, pero lo agradeció profundamente.

—Hueles feliz. —Mencionó el omega contrario después de un corto saludo, mientras se metía dentro del auto. JiMin frunció el ceño. —Se que piensas que no tienes olor, JiMin. Pero el olor de fresas se siente fresco y dulce, estás feliz, tu omega está feliz. —Recalcó lo último con mayor énfasis. —¿Qué hiciste para que tu lobo diera señales de su existencia?

—SangHyuk quiso que me quedara, empezó con sus preguntas y luego terminó diciendo que no sabía nada de básquet. —TaeHyung arrugó la cara en desagrado, y JiMin rió ante ello. —Seguramente pensó que eso me desanimaría, pero le respondí que quizás no sabía, pero para eso te tenía a ti y a Jungkook-ssi, así que me fui antes de que respondiera. —TaeHyung rió, abrazando a JiMin en cuanto vio una luz roja en el semáforo que indicaba parar,  JiMin simplemente no entendió el arrebato de su amigo. —¿Por qué estás tan feliz?

—¿Preguntas por qué? ¡El JiMin de meses atrás me hubiese cancelado la invitación para quedarse a lavar platos! —Exclamó poniendo en movimiento el carro cuando escucho pitidos detrás de él. —Es digno de celebrar, es más, ni me importa si JungKook pierde hoy, con eso paso el fin de semana feliz.

Slide away » YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora