SAMWELL I

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En sus manos llevaba algunas ramitas de menta. Yendo hacia la cocina, Sam casi se tropieza con la madera mojada. Las nevadas no han cedido y cada día los hombres de la Guardia metían la nieve cuando pasaban del patio a alguna de las torres. Como mayordomo casi siempre tenía que sacarla antes de que alguien se cayera. Estaban cortos de personal y ahora también se tenía que encargar de más cosas que no le hubieran correspondido cuando inició su guardia.

En la cocina se encontró con Gilly y el pequeño Sam atado con una tela en su espalda. Había estado ayudando ella en la cocina después del ataque de los salvajes. No quería que ella estuviera allí por más tiempo, pero después de que Villa Topo fuera atacado temía perderla y al bebé. Hubiera querido también poder ocultarla como lo hizo Daenerys. Había visto a la reina de Meereen vagando en el castillo ahora más rápido y casi siempre al lado de Jon. Eso ya era extraño para los hermanos, incluso para Sam.

—¿Qué es muerdealmohadas? —preguntó Gilly, el fuego crepitaba un poco y las ollas con la comida de la guardia comenzaba a cocerse. Ahora comían más sopas, tanto porque podían llenar más ya que eran mayormente agua y por el tremendo frío que hacía.

—¿Dónde escuchaste eso, Gilly? —Sam sintió que sus mejillas se calentaban y la imagen de un "muerdealmohadas" lo hizo estremecer. No los juzgaba, los dioses sabían que él no podría juzgar a alguien así lo quisiera, pero era algo extraño pensar en eso cuando creció en un hogar donde todo siempre era muy tradicional.

—Escuché a algunos de los hombres decir eso del lord comandante —respondió Gilly y Sam casi se ahogó con su propia saliva.

—¿Quién está diciendo semejantes cosas de Jon? —chilló, con los ojos desorbitados por un segundo.

—Muchos de los hombres. Siempre lo dicen y luego se ríen como si fuera un gran chiste —los ojos de Gilly tenían ese brillo hermoso de la duda que le encantaba a Sam—. Entonces, ¿qué es un muerdealmohadas?

—Es —dudó en decirlo en voz alta. Se acercó al oído de Gilly y susurró—: es cuando a un hombre le gusta otro hombre, ellos hacen —su voz se fue haciendo más pequeña y sentía que toda su cara ardía— cosas de hombre y mujer por otros lugares.

—¿A Jon le gustan los hombres?

—¡NO! Solo son mentiras que dicen los que no les agrada Jon, pero él no es así —recordó un poco sobre la plática con Jon y su romance con la chica salvaje, así que él no podía gustarle los hombres. A menos que le gustaran ambos—. Tengo que decírselo a Jon, no puede haber más rumores sobre él de los que ya hay. Es el lord comandante, debe tener absoluto respeto. Pero ¿por qué salieron esos rumores?

—Por su mayordomo, dicen que siempre se la pasan muy unidos —Gilly dijo y Sam se horrorizó de inmediato.

«¡Con la reina Daenerys! —pensó y casi chillo como un cerdo por eso—. Esto es peor de lo que imaginaba. Si los siguen no tardarán en darse cuenta de que Erick no es un chico».

Quiso en ese momento despedirse de Gilly e ir corriendo hacia el solar de Jon, y por dentro temía encontrarse también con Daenerys Targaryen. Eran solo rumores, se dijo Sam, Jon se daría cuenta y castigaría a los responsables como había hecho con Ilyn Payne hace una semanas. El problema era que si no era rumores. Jon era un hombre de la Guardia y ya era odiado por romper sus votos, como si nadie más lo hubiera hecho antes. Pero fue con una salvaje y eso los hizo odiarlo. Sam tampoco tenía la mejor reputación, era igual de odiado por haber traído a Gilly al Castillo Negro.

Suspiró y decidió que iría tan pronto acabara con sus deberes. Si los dos estaban juntos, sería mejor ya que podría explicarles la gravedad de la situación.

El Lazo entre el Hielo y el Fuego | GOT fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora