JON III

93 10 0
                                    

Se pasó un trapo húmedo por todo el cuerpo intentando quitarse el olor a sudor de él. luego se echó en la cabeza una palangana de agua algo tibia y se secó con un trapo seco. Se vistió con sus pieles negras y decidió salir al patio de entrenamiento. La mayoría dormía a esas horas todavía, pero Jon necesitaba un poco de tiempo a solas.

Caminó a los establos, los cuales cada vez estaban más vacíos y llenos de nieve. Allí estaba Fantasma contento de tener más espacio para él. Lo había dejado ir a cazar, pero ya había vuelto con el hocico aún manchado de sangre de sus presas. No podía darle la comida de la Guardia porque toda la necesitaban y Fantasma necesitaba salir a ejercitarse de vez en cuando. Lo dejaría vagar al otro lado del muro si no estuvieran los caminantes blancos allí.

Por un momento quiso ir a ver a Tormund. Le había dicho el día anterior que lo mandaría a Casa Austera para que trajera a todos los clanes salvajes al sur del muro. Lo acompañaría ya que la desconfianza seguía allí, y si llegaba a traicionarlos de nuevo no dudarían en matarlo. Necesitaban que el Cuervo les garantizara su paso por el muro.

—Vamos, Fantasma. Necesitamos poner en orden este lugar. —Acarició a Fantasma detrás de las orejas y este solo movió su cola.

Después de eso Fantasma fue a merodear en las torres. Ya muchos se habían acostumbrado a ver a su lobo caminando, y como no hacía nada a menos que lo amenazaran, pasaba desapercibido la mayoría de las veces.

Fue a su solar para seguir estudiando los viejos mapas que había conseguido Sam de la biblioteca. Por un momento recordó su primera expedición cuando aún estaba el comandante Mormont. ¿Qué haría él para solucionar los problemas con los Otros y los salvajes? No había querido el puesto de lord comandante, pero ahora podía hacer un cambio y salvar más vidas. Eran el escudo que protegía el reino de los hombres y si tenía que convertirse en el peor lord comandante de toda la historia de la Guardia, pues que así fuera.

Encendió una pequeña vela, estos días estaban siendo bastante oscuros y la luz del día se ocultaba demasiado pronto para su gusto. «El invierno se acerca», recordó y no pudo evitar sentir la nostalgia. ¿Qué haría su padre en esta situación? ¿ O Robb? Si pudiera verlos por un minuto... Suspiró y acarició un poco el pomo de Garra Larga.

Tocaron a la puerta y exhaló mientras intentaba lucir lo menos emocional. Gritó un "pase" y la puerta se abrió para dejar ver a Daenerys. Era un poco extraño ver a un Targaryen con el cabello negro, la mayoría de ellos siempre tuvieron el cabello rubio. ¿Por qué estaba aquí? No la había llamado y los cocineros aún estaban preparando la comida. Traía consigo solo una jarra de cerveza y dos cuernos.

—¿Sucedió algo? —preguntó Jon mientras Daenerys dejaba las cosas sobre su escritorio viejo.

—Quería hablar contigo —dijo ella, con su voz baja y un poco ronca. ¿Estaba enferma? Aun así, se preguntaba constantemente si podría seguir fingiendo que era un niño, pues su voz era también dulce—sobre los caminantes blancos.

Casi no la oye. Y en un principio creyó que había escuchado mal, pero ella lo repitió. ¿Qué había pasado en el resto del día anterior? Creyó que seguía molesta porque le ocultó sobre Stannis y sus hombres, así que había decidido no molestarla ese día. Bueno, quizá haya recapacitado un poco o quiera averiguar más con él.

—Creí que no creías en ellos —comentó Jon mientras la miraba a la cara.

—Hablé con Aemon —dijo y Jon sonrió un poco. No había pensado mucho en que el maestre Aemon pudiera convencer a su sobrina sobre el peligro del norte, pero aun así era demasiado bueno para ser toda la verdad. Jon enarcó una ceja esperando más información—. Me contó sobre los dos hermanos que atacaron al viejo comandante hace dos años.

El Lazo entre el Hielo y el Fuego | GOT fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora