Capítulo 17

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POV Jang Mi

"Lo haré" Respondí, con determinación. Giré sobre mis talones y me preparé para salir de la habitación, con la mente enfocada en encontrar la pista de Seonghwa y con suerte, la segunda llave.

Antes de salir, di una última mirada a mis amigos. Todos estaban heridos y estaban a punto de esconderse en una habitación cercana. Era evidente que estaban preocupados.

"Lo siento mucho chicos", susurré, antes de salir de la habitación y adentrarme en los oscuros y desconocidos pasillos de la mansión.

Cerré la puerta detrás de mí con un suave clic, y me encontré sola en el pasillo oscuro y opresivo. Respiré hondo, preparándome para la peligrosa tarea que se me planteaba.

Aceleré mi caminar por los pasillos oscuros de la mansión, con el corazón palpitando con urgencia. Sabía que el tiempo se estaba acabando y tenía que moverme rápido.

Miraba a derecha e izquierda en cada habitación que encontraba, con esperanza de encontrar una pista que me llevase a la segunda llave.

Los pasillos eran largos y retorcidos, y cada habitación que encontraba se veía más tétrica y misteriosa que la anterior. Sin embargo, no dejaba de buscarla, empujada por la desesperación y la necesidad de encontrar la segunda llave antes de que fuera demasiado tarde.

La trampilla estaba atascada, pero no me rendí. Empujé con más fuerza hasta que, finalmente, se abrió con un sonido chirriante y oxidado. La trampilla se levantó con lentitud, revelando las escaleras que bajaban hacia la oscuridad.

Un escalofrío me recorrió la espalda al ver la oscuridad que se extendía delante de mí. Pero no tenía tiempo para dudar, así que, con decisión, comencé a bajar por las escaleras.

La escalera era oscura y estrecha, y crujía a cada paso que daba. La única luz que iluminaba el oscuro recinto era la tenue luz que se colaba por encima de la trampilla, que iba desapareciendo a medida que bajaba más y más escalones.

Finalmente, mis pies tocaron el suelo y me encontré en una habitación completamente oscura y desconocida. Miré a mi alrededor, tratando de acostumbrarme a la tenue luz, pero era imposible ver mucho a través de la total oscuridad.

La habitación estaba llena de telas de araña, polvo y otros desechos que llevaban años sin ser tocados. El aire era denso, y la sensación opresiva era casi tangible.

Busqué alrededor de la habitación, tratando de adentrarme más en la oscuridad para encontrar algo de interés. Mi vista se acostumbró a un mínimo resquicio de luz y empecé a distinguir algunos muebles cubiertos por telas. Me acerqué a uno de ellos y extendí la mano, sintiendo la áspera textura de la tela en mis dedos. De pronto, oí un ruido.

Me quedé quieta, escuchando con atención. El sonido venía de la dirección opuesta a la que yo estaba, cerca de una esquina lejana.

Me giré y agudicé mi mirada hacia la oscuridad, tratando de escrutar lo que pudiera estar haciendo ese ruido. El corazón me latía rápido, con cautela, di unos pasos hacia la dirección de dónde venía el ruido.

Observé con atención la esquina de la habitación, tratando de identificar la fuente del ruido que había escuchado. Me acerqué cautelosamente hacia el rincón oscuro, sintiendo cómo la tensión en mí aumentaba con cada paso. El silencio sólo se vio perturbado por mis pasos. Cuando finalmente llegué a la esquina, contuve la respiración y acerqué mi mano al origen del sonido.

Puse mi mano en la fría y sólida pared de la esquina, y acerqué mi oreja para intentar escuchar. El ruido provenía del otro lado de la pared, pero era difícil de distinguir. Me enfoqué en el sonido, tratando de encontrar algún patrón o pista que me indicara lo que era.

HUYE - ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora