HUYE - ATEEZ

Capítulo 40

POV Jang Mi

Mi corazón dio un vuelco cuando me di cuenta de la identidad del poseedor verdadero de la carta. Lo observé mientras salía de la habitación con San, aún con la sonrisa traviesa en sus labios y con la carta firmemente guardada en su bolsillo, como si fuera algún tipo de secreto bien guardado.

"¡Espera!" grité, con desesperación en la voz. Wooyoung hizo una pausa, se volvió hacia mí y su expresión pasó de juguetona a curiosa.

"¿Qué pasa, princesa?" preguntó Wooyoung ladeando la cabeza, fingiendo inocencia.

"Eh..." Mi mente corría mientras intentaba pensar en algo que nos permitiera ganar tiempo, o la carta. "No... no nos dejaréis aquí, ¿verdad?" ni siquiera procesé mis palabras, solo quería que se quedaran, no podía arriesgarme a que se marchara con la carta.

Se rió entre dientes, un sonido que era encantador y cautivador a la vez. "No está en mis manos princesa, a veces San puede ser un poco... intenso."

"¡Wooyoung!" gritó San desde la puerta, su voz era un gruñido bajo. "No tengo tiempo para esto. Vamos."

"¡Un segundo!" gritó Wooyoung, todavía mirándome con esa sonrisa exasperantemente juguetona.

"¿Sabes?, siempre me he preguntado cómo sería jugar contigo. ¿Qué tal si hacemos un trato?"

"¿Un trato?" repetí, con la mente acelerada. ¿Qué clase de trato podría querer? Y... ¿realmente estaba dispuesta a arriesgarme de nuevo?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la expresión molesta de San. "Basta", dijo, con su voz baja y peligrosa. "Vamos, Wooyoung", dijo y la puerta se cerró detrás de San, un pesado silencio envolvió la habitación, roto solo por el sonido de mi propia respiración agitada. Podía sentir mi corazón latiendo en mi pecho, un incesante redoble que hacía eco del caos de mis pensamientos. Wooyoung se había ido, y no tenía idea de lo que estaba haciendo o si regresaría con la carta que tan desesperadamente necesitábamos.

"Jang Mi, ten cuidado", susurró Yeosang, su voz tensa mientras se movía contra las cuerdas que lo ataban al suelo. "No puedes confiar en él, no aceptes ningún trato que te proponga... por favor".

"Lo sé", respondí, mi voz apenas por encima de un susurro. "Pero si Wooyoung está dispuesto a ayudarnos, tenemos que correr el riesgo. No podemos quedarnos aquí sentados y esperar a que decidan nuestro destino".

Jongho gruñó, tirando de sus ataduras. "Lo que sea que Wooyoung quiera, no se lo des. Necesitamos mantenernos fuertes y permanecer juntos".

Asentí, aunque mi mente estaba acelerada. La idea de hacer un trato con Wooyoung me revolvió el estómago. ¿Qué podría querer?

Los minutos se convirtieron en lo que parecían horas, y la tensión en la habitación se hizo más densa. Podía ver los ojos de Yeosang moviéndose rápidamente en busca de cualquier medio de escape, mientras los músculos de Jongho se tensaban contra las cuerdas, su frustración era palpable.

"¿Y si trato de quitar las cuerdas?" sugerí, mi voz temblaba por la incertidumbre. "Tal vez si-

"No creo que eso funcione", dijo Yeosang, frunciendo el ceño. "Estas cuerdas parecen fuertes, y si hacemos demasiado ruido, solo llamaremos su atención".

"Entonces esperamos", dijo Jongho, con un tono decidido. "Esperaremos a que Wooyoung regrese. Con la carta".

Sentí un destello de esperanza ante sus palabras, pero rápidamente se vio eclipsado por el miedo que me corroía las entrañas. ¿Y si Wooyoung no regresaba? ¿Y si había cambiado de opinión? No podía permitir que eso sucediera. Necesitaba mantener mi enfoque en el objetivo: conseguir esa carta y escapar de esta pesadilla.