Capítulo 47: Palo y Zanahoria

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Las dos mujeres caminaban por las tenuemente iluminadas calles de Shinto. La que estaba unos pasos detras de la otra, se detuvo abruptamente.  

—No crees que es momento?— Preguntó Nemes, con una voz inquieta.

—Momento?¿de que?— Respondió Himura con una contra pregunta y, como no detuvo sus pasos, Nemes se vio obligada a volver a avanzar.

—De que me digas la razon de porque estoy aqui— Dijo Nemes siguiendo la espalda de la chica zorro.

—Lo sabrás cuando lleguemos.— Sencilla

—Pero... Quiero saberlo ahora.— Decisiva

—Paciencia...

Al recibir otra negativa su mueca se crispo, lo que le habia dicho aquel hombre aun sonaba en su cabeza... esa extraña advertencia. Nemes detuvo sus pasos con un sonido fuerte. 

—No me moveré hasta que me lo digas!— Dijo finalmente.

Himura suspiro y lanzo una mirada en dirección a su destino, desde su posición ya se podía ver su finca, solo faltaba unos kilómetros mas, pero tenia que suceder esto ahora...

Enojada, Himura se dio la vuelta y encaro a la chica palida.

—Porque tienes que ser tan impaciente?!— Le reprocho, sus cabellos crispandose. Hasta que vio los ojos de Nemes, determinados y necios. La cara enojada de la kitsune desaparecio reemplazada por una cara plana.

—Ya veo... No confias en mi...— Dijo de una manera que le gano una mueca de Nemes.

—Himura no es eso, yo...— Trato de arreglar la situacion.

—Despues de salvarte la vida y dejarte beber mi sangre aun no fue suficiente?— Con cada palabra que salia de su boca, Nemes se sentía cada vez mas apenada por dudar de ella, era un hecho que la había ayudado y salvado innumerables veces.

—E-es porque soy una kitsune?— Nemes vio como los hombros de la chica temblaban. Sintio que estaba por empezar a llorar. Apresuradamente se lanzo hacia ella y la abrazo.

—No... No, tranquilizate. No tengo nada en contra tuya... — Trato de calmarla, viendo que una pequeña multitud se reunia, las dirijio a un callejon. 

Himura permitió que su cuerpo se aflojara en los brazos de Nemes, dejando que un sollozo suave se escapara de sus labios. Temblaba levemente, como si estuviera al borde de las lágrimas. 

—¿ Realmente... crees que podría hacerte daño?— susurró Himura con voz rota, dejando que su tristeza impregnara cada palabra. —Después de todo lo que hemos pasado juntas... pensé que éramos más que esto...—

Nemes sintió un dolor agudo en el pecho al escuchar las palabras de Himura. La kitsune, siempre tan fuerte, segura y ruidosa, ahora parecía tan frágil y vulnerable en sus brazos. Sintió la necesidad imperiosa de protegerla, de compensar por la duda que había albergado en su corazón.

—No, Himura, por favor, no pienses eso...— dijo Nemes rápidamente, apretando a la kitsune más cerca contra su pecho. —Es solo que...  tenia curiosidad y todo lo que está pasando no me ha ayudado...— Su voz se quebró mientras intentaba calmar a Himura, sintiendo cómo su propia inseguridad se desvanecía al concentrarse en consolarla.

Himura, oculta en el abrazo, dejó que su expresión cambiara. Sus labios se curvaron lentamente en una sonrisa maliciosa, los ojos brillando con una oscura satisfacción.

—Está bien...— murmuró Himura con voz quebrada, sabiendo que Nemes no podía ver la expresión en su rostro. —Lo siento por haberte preocupado, Nemes. No era mi intención...— Se apartó apenas lo suficiente para mirar a Nemes a los ojos, pero cuidó de no mostrar su sonrisa siniestra. —Solo quiero que confíes en mí, como siempre lo hemos hecho.—

Nemes asintió dubitativa, sus ojos llenos de preocupación. —Lo haré. Confío en ti, Himura.—

Himura asintió, esta vez con una expresión más suave, mientras su sonrisa malvada desaparecía, reemplazada por la tierna máscara que siempre utilizaba. —Gracias, Nemes. Eso significa mucho para mí.—

Las caras de Nemes y Himura estaban muy cerca una de la otra, tanto que podian sentir el aire que mutuamente exalaban... Luego de un pequeño contacto visual...

Himura se inclinó hacia adelante sin previo aviso, capturando los labios de Nemes en un beso inesperado y profundo, tomando por sorpresa a Nemes. Los labios de Himura eran suaves pero firmes, y los movía de una manera terriblemente seductora y tentadora y. Su cuerpo seductor, se presionaba contra el de Nemes, haciendo que cada movimiento fuera cálido y envolvente.

Himura tenía una presencia cautivadora: sus orejas de zorro se movían ligeramente, un detalle tierno que contrastaba con la intensidad de su beso. La textura sedosa de su cabello caía en mechones sobre sus hombros y alrededor de su rostro, añadiendo un toque de suavidad a la experiencia. Su cola, aunque apenas visible en su posición, parecía moverse con una gracia natural, como si también estuviera involucrada en la danza de sus movimientos.

A medida que el beso se profundizaba, Himura deslizó una mano por la espalda de Nemes, sintiendo la suavidad de su piel enviando ondas de calor que intentaban derretir la voluntad de Nemes. La otra mano permanecía en la nuca de la adorable vampira sonrojada, enredando sus dedos en los plateados cabellos.

Nemes, aunque sorprendida al principio, pronto comenzó a responder con la misma intensidad. Sus manos se movieron con tentacion, pasando lenta y provocativamente por el cuello de la kitsune, y bajando lentamente por su espalda trazando suaves lineas hacia abajo. Sus labios se encontraron con los de Himura, moviéndose con fuerza y pasión, demostrando que no estaba dispuesta a ser simplemente una receptora pasiva. Podía sentir la calidez y el ritmo del cuerpo de Himura, la sensualidad y el calor que emanaba de la kitsune era palpable.

Sin embargo, en medio del beso, una chispa de claridad se encendió en la mente de Nemes. Se apartó bruscamente, rompiendo el contacto, y se alejó un paso, su respiración entrecortada y su rostro enrojecido. Aunque su expresión era una mezcla de sorpresa y vergüenza no dejo que se notara mucho.

—N-no, no podemos...— dijo Nemes, con un tono que revelaba tanto la confusión como la determinación. Sus ojos se encontraron con los de Himura, mostrando que, aunque había sido atrapada por el momento, no iba a dejar que la situación avanzara.

Himura retrocedió también, dejando espacio entre ellas, pero su mirada seguía fija en Nemes, evaluando cada aspecto de su reacción. La expresión de Himura era una mezcla de comprensión y satisfacción, pero su tono de voz era suave y reconfortante.

—No quieres...?— Dijo la kitsune desajustándose un poco el cuello del kimono dejando a la vista su hermoso y delicado cuello. Nemes trago saliva y se contuvo lo mas que pudo para evitar saltar sobre la chica y destrozarla ahi mismo. Con toda su voluntad, negó forzadamente con la cabeza.

—Lo siento... me dejé llevar— dijo Himura, su voz calmada mientras sus orejas de zorro se movían levemente, como si también estuvieran respondiendo a la tensión del momento. Aunque su disculpa era sincera en apariencia, sabía que había conseguido algo importante: había dejado una marca en la mente de Nemes que sería difícil de borrar.


Esta chica...— Pensó Nemes mirando a la kitsune, que evitaba el contacto visual con ella. Vio como ella intentaba taparse el sonrojo con la manga del kimono y también observo los seductores movimientos de la negra y esponjosa cola de zorro que parecían estar invitándola a hacer mas...

Esta chica es peligrosa...  


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