Capítulo 49: Promise

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—Entonces... finalmente nos conocemos, Promesa —dijo el hombre detrás de su escritorio, con una sonrisa que parecía esconder secretos tan profundos como el abismo mismo. Era un foxkin, su belleza inquietante, con cabello negro y ojos que reflejaban algo más que simple curiosidad.

—¿Promesa? —Nemes entrecerró los ojos, intentando descifrar sus palabras. No pudo evitar sentir el fuerte olor a incienso que la mareaba.

—Sí, así decidimos llamar a la persona de la profecía —continuó Hiroshi, sus palabras escogidas con precisión—. No conocíamos tu nombre... hasta ahora.

—Soy Nemes —dijo, con una firmeza que trataba de contrarrestar la creciente sensación de estar atrapada en una red invisible.

—Y yo soy Hiroshi, un placer finalmente conocerte. —Le dedicó una sonrisa que, aunque cálida, contenía un matiz que la hizo sentir vulnerable, como si supiera algo que ella aún no entendía.

Nemes miró alrededor, notando por primera vez los cuadros que adornaban la habitación. Cada uno de ellos contaba una historia, pero al observar más detenidamente, comenzó a notar un patrón: todos mostraban momentos cruciales, eventos que parecían trascender el tiempo, como si capturaran fragmentos de una historia más grande.

Hiroshi, siguiendo su mirada, se acercó a uno de los cuadros, su tono volviéndose más grave, pero sin perder esa cautelosa suavidad.

—Hace mucho tiempo, se habló de un sacrificio que salvaría este mundo. Una persona valiente, cuya muerte sería el sello que mantendría al abismo alejado. Esa persona era Himura. —No explicó más, dejando que las palabras se asentaran en el aire, su significado insinuado más que declarado.

Nemes sintió que cada palabra estaba cargada de implicaciones que apenas comenzaba a comprender. Había algo más que simple historia en lo que Hiroshi estaba diciendo. Era un hecho, la explicacion de porque himura nunca fue un personaje jugable, ella habia muerto antes del comienzo de este. Era una historia que ya sabia.

—Pero —continuó, girando ligeramente hacia otro cuadro—, las predicciones nunca son inmutables. —Sus dedos rozaron el marco, como si acariciara los hilos de un destino que no terminaba de definirse—. Cuando llegaste tú, Nemes, la profecía cambió. El destino que una vez estaba claro, ahora se desdibuja.

Nemes frunció el ceño, una sensación de inquietud creciendo dentro de ella. Era normal un cambio en el destino, pues ella no era de este mundo, pero nunca creyo poder afectar a elementos de tal magnitud.

—Himura —prosiguió Hiroshi, su tono volviéndose casi melancólico—, fue quien aceptó ese destino. Su sacrificio seria la clave para mantener el equilibrio... pero con tu llegada, el oráculo vio otra posibilidad, una alternativa que no habíamos considerado.

El silencio que siguió no era una pausa, sino una espera, un espacio donde las palabras no dichas flotaban pesadamente. Nemes entendió que estaba siendo llevada hacia algo, una verdad que sólo podía ver si miraba más allá de lo obvio.

—La estrella caerá, eso es inevitable —dijo Hiroshi, su voz volviendo a llenar el espacio—. Y cuando lo haga, las puertas se abriran. Volverá a intentar liberarse. —Hizo una pausa breve, pero esta vez, no para dramatizar, sino para permitir que Nemes entendiera lo que estaba a punto de revelar. Nemes no pudo evitar recordar la breve mirada que le dio al abismo, donde unos enormes ojos ominosos le devolvieron la mirada—. Himura se sacrificó para detenerlo, pero ahora... el oráculo nos mostró un nuevo camino.

Nemes sintió un escalofrío. La dirección de la conversación, aunque nunca mencionada directamente, era clara. Lo que Hiroshi estaba sugiriendo no era solo una revelación, sino una petición, una que él no se atrevía a poner en palabras.

—¿Y ese camino... qué exige? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Hiroshi la miró, sus ojos llenos de una mezcla de pesar y esperanza, un dilema que sólo alguien en su posición podría comprender.

—Tú, Nemes. —La respuesta fue suave, casi un susurro, pero llena de un peso abrumador—. Necesitamos que tú, Promesa, tomes el lugar de Himura. Que seas el sacrificio que mantenga el equilibrio.

Nemes sintió que el suelo bajo sus pies se tambaleaba, como si la realidad misma hubiera cambiado en un instante. No necesitaba más explicaciones. Todo estaba claro en la forma en que Hiroshi la miraba, en los cuadros que rodeaban la habitación, en la quietud que seguía a sus palabras.

Hiroshi no necesitó decir más. La verdad estaba allí, entre ellos, tan palpable como el destino mismo, esperando ser aceptada o rechazada.

—Q-quieres que me sacrifique en lugar de Himura?— Nemes le dio una mirada mortal a la kitsune. Confio en ella, confio en que no seria nada malo, pero esto...

Notando la creciente ira, Hiroshi interrumpio apresuradamente.

—No un sacrificio! necesariamente...— Dijo la ultima parte para si. —El destino de Himura esta grabado en piedra, su muerte era inevitable. Pero el tuyo... no parece contentarse con nada, a veces el oraculo predice tu muerte... otras veces tu triunfo!— Hiroshi noto que Nemes aun seguia enojada, asi que decidio martillar el hierro mientras estaba caliente, aunque antes de hacer eso, prendio otro incienso.

Repentinamente, Hiroshi se levanto de su asiento, poniendo en guardia a Nemes, pero para sorpresa de ella, el no la ataco. Sino que se acosto en el piso e hizo una pose de dogeza, la reverencia mas humillante y sumisa para rogar.

—Padre...— Solo alcanzo a decir Himura en voz baja.

—Señorita Nemes! Porfavor se lo pido, salve a mi hija!— Grito en medio de sollozos el señor de la casa.

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⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

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