10. Superpoderes

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Unos días después...

Toda la escuela se enteró de lo que pasó. Un "trabajador" intentó abusar de una estudiante. Supongo que para proteger la privacidad de la estudiante no dijeron nombres; mientras tanto, mi vida siguió con normalidad.

Ejercicio, entrenamiento marcial y estudio.

El mundo sigue igual; es jodidamente incomodo cada vez que salgo. Si no es sexo en transporte público, es en otros lugares.

Es como el otro día que no soporté más.

Literalmente estaba en el metro y una pareja comenzó a tener sexo al lado de mi asiento. Aunque me acostumbré, no esperaba que lo hicieran literalmente a mi lado.

Trate de ignorarlo, pero mientras más intentaba hacerlo, la zorra gemía más fuerte, jajaja- solo de acordarme...

Hice lo que cualquier persona haría; les regañe fuertemente lo que parece hacer que los demás se den cuenta de lo que sucedía. Es como si estuvieran hipnotizados.

La chica se avergonzó mientras el chico me miraba como ¿intrigado?, en fin, no le tome importancia. No creo que deba preocuparme...

Y aunque no lo crean, he ayudado a varias chicas a ser acosadas en público. Es increíble lo sinverguenzas que son... Aunque me gustaría decir que no me acosaron en público, sería mentir. Varias veces tuve que patear traseros y de alguna manera me volví alguien conocido. Ya casi nadie me acosa. Supongo que ya saben cómo soy. Hay alguno que otro que intenta algo y resulta en silla de ruedas por unos meses.

Me hice enemiga de muchos pervertidos y también un objetivo bastante atractivo, supongo. Ya no me tratan de atacar solos. Lo que significa más experiencia de combate para mí que al final me hace mucho más fuerte que antes.

Primero empezaron con toques ligeros en el metro o en las micros, pero siempre terminaba con ellos siendo golpeados por mí. Luego empezaron a ser más atrevidos; manoseos más intensos que solo me hicieron enojar. Siento que gracias a que ayude a varias chicas me volví un objetivo.

Hasta que, un día que salí a comprar ropa, después de todo hice ejercicio y comí más que antes. Lo que, por supuesto, subió mi peso y ciertas medidas de mi cuerpo. Necesitaba ropa nueva, aunque no quisiera tomar el metro por lo antes mencionado.

No tenía más opción.

Todo fue normal, con mi pase escolar entre, subí al metro y como no me gusta el contacto me fui a una esquina del tren, todo tranquilo hasta que llegamos a la siguiente estación, lo que hizo que mucha gente subiera. Y entre ellos una gran cantidad de hombres adultos.

No me importaría mencionarlos de no ser porque un grupo de 8 cuando subieron se me quedó mirando; no fueron muy discretos que digamos.

Parecían hablar entre ellos, y los vi asentir entre ellos. Como llegando a una conclusión, rápidamente me rodearon. A los ojos de otras personas solo se vería como personas acomodandose en el tren.

Pero yo sabía claramente por qué lo hicieron; realmente no entiendo. Deberían saber que no haré lo que ellos quieren; la única manera sería obligarme y aunque siento que 8 son muchos para poder ganar, también es cierto que es un espacio reducido y lleno de gente.

Uno de ellos, con una gorra que de manera muy antinatural tapaba sus ojos, lo que hacía que solo se notasen sus labios, que estaban curvados en una sonrisa ¿burlona? ¿Expectante? No sabría decirlo, pero es claro que no son buenas noticias para mí.

Mientras 6 de ellos parecen hacer un espacio y solo 2 de ellos están frente a mí.

Un señor que aparenta no más de 50 años y el de la gorra que no aparenta más de 25 años.

Él de gorra mira al señor. —Entonces esta es la estudiante que frustra todas nuestras acciones... No parece tan diferente. Creo que al final estará gimiendo debajo de mí como todas; parece confiado en sus "capacidades".

El señor lo mira seriamente: —No te confíes; esta muchachita mandió al hospital a varios de los más fuertes de nuestra Asociación de acosadores.

Espera, ¿me estás jodiendo? ¿Asociación? Me quedo estupefacta.

Él de gorra me mira como si estuviera estudiándome; cuando termina se acerca. Mientras yo aún estaba en mis pensamientos sobre esa "asociación", después de todo debería haber límites para estas cosas tan ridículas.

Cuando estoy a punto de golpearlo para alejarlo, mi cuerpo... no puede moverse. No es por miedo, ya me pasaron estas situaciones antes y es diferente...

Lo miro con rabia: —¿Qué mierda me acabas de hacer?

Aun con su sonrisa burlona, responde —¿Qué pasó, muñequita, acaso no puedes golpearme? ¿Cómo a mis compañeros, eh?

Rápidamente me invade el pánico, ¿qué es esta mierda de situación? ¿Acaso tienen superpoderes? No encuentro otra forma de explicar esta situación tan ilógica.

Me sentía preparada para estas situaciones, pero supongo que me devolvieron a la realidad. Aunque sea fuerte, no tengo poderes.

Aprovechando que no puedo moverme, comienza a tocarme. Parece volverse más atrevido mientras más toca.

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda; siento que mi cerebro funciona al 1000%. Trato de mover mi cuerpo pero no me responde, lo que hace que el maldito se ría más.

Parecía querer desnudarme, una ira que nunca antes me invade y me hace recordar cosas de mi vida pasada que no desearía volver a revivir.

Con pura voluntad me muevo un centímetro; siento que esta fuerza invisible se rompe mientras más fuerte es mi voluntad de resistirlo.

El tipo no parece darse cuenta; está muy centrado en mi escote... Cuando parece querer ir más lejos, por fin puedo moverme con normalidad.

Con un golpe directo al rostro con todo lo que tengo hace que varios dientes salgan volando, un grito como si a un perro lo hubiesen apaleado sonó en el vagón del tren.

El de gorra me mira aterrorizado —¡Es imposible! No, no, no... No hay manera de que te liberes—parece volverse loco.

Mientras me arregló la ropa, pienso, el muy hijo de puta hizo de las suyas. Solo siento asco por una escoria así.

Los acompañantes parecen darse cuenta de la situación, lo que hace que se avalancen sobre mí mientras el señor mira.

Sentía que sería difícil, pero ahora ya no... después de sentir la habilidad del psiquis.

Por cada golpe que daba, uno caía, por supuesto, haciendo el más daño posible.

La gente de alrededor parece comenzar a darse cuenta.

Incluso algunos estaban grabando.

Cuando terminé con los lacayos, fui hacia el viejo.

Lo miro y digo—¿Entonces tú eres el líder? ¿No crees que a tu edad no deberías pensar en cosas tan pervertidas, viejo de mierda? —le digo mientras chasqueo la lengua.

La gente me mira extrañada y luego miran hacia donde estoy mirando.

Eh? ¿Qué está mirando la muchacha?

Tal vez tenga problemas mentales; después de todo, no es normal golpear a tantos hombres ella sola.

Algunos parecen de acuerdo y otros no.

No es que realmente me importe, sigo mirando al viejo, pero él hasta el momento no dijo nada. Solo sonríe y desaparece como por arte de magia.

"..."

Supongo que otro con superpoderes... Maldición; esto se vuelve más complicado. Suspirando salgo del tren y me dirijo a hacer mis compras.

Evitare mi destino(MetamorfosisManga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora