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Parte 1

La primavera llegó con lluvias, por lo que la calefacción del palacio se siguió usando por largos días para mantener los aposentos imperiales templados. En especial los aposentos del prometido del Príncipe Heredero.

Nunew acarició su pequeña, pero sobresaliente barriga con gesto cariñoso, admirando lo suave que se sentía, mientras Mabel le lavaba los cabellos en la tina y Minji le preparaba una infusión de yerbas para el dolor. El médico le mandaba una infusión especial para que consumiera y fortaleciera su embarazo.

―¿Pasó frío anoche, mi Señor? ―preguntó Mabel, luciendo un poco preocupada―. Las lluvias primaverales suelen ser un poco heladas.

―Estuvo bien ―afirmó Nunew―. Sólo he tenido un poco de dolor de músculos y cansancio ―sonrió con felicidad―. Es todavía un poco raro dormir, ¡me cuesta mucho acomodarme!

―Es normal, mi Señor ―Ploy se encontraba arreglándole las ropas de ese día―. Está creciendo un bebé dentro suyo ―ella sonaba muy feliz―. El futuro Príncipe Heredero, ¡qué gran alegría ha traído al palacio!

Nunew no pudo evitarlo y soltó un par de risas por la felicidad también, acariciando con más cariño su vientre. Desde el anuncio de su embarazo habían pasado dos lunas, por lo que ya tenía más de tres lunas con su embarazo, y el médico le había dicho que el bebé estaba creciendo bien. Sin embargo, había recomendado mucha precaución, ya que los embarazos en donceles eran más peligrosos que la media. Nunew lo tenía muy claro, y por lo mismo, había pedido que buscaran a otros donceles en el Imperio y los invitaran al palacio. Él quería saber la experiencia que ellos poseían respecto a los embarazos y el parto.

Ese día los iba a recibir. Nunew se estaba preparando para ello, tomando ese baño largo que le ayudaría a relajarse. Desde que su vientre empezó a crecer que tomaba muchos baños de tina, pues el agua caliente le servía para calmar los dolores musculares. Suponía que era normal sentirse así, aunque no era fácil acostumbrarse: todas las mañanas amanecía un poco más adolorido que el día anterior.

―Podría ser una niña ―dijo Nunew, y a él no le importaba mucho si era niño o niña. Él sería feliz con que naciera.

―Una princesita... ―Mabel también se veía muy alegre―, sí, también sería bonito. El Príncipe Heredero de seguro la mimaría mucho.

La sonrisa en el rostro del muchacho se hizo más grande. Claro que sí, Zee amaría a su bebé sin importar su género. Y si era niña, entonces serían más motivos para darle otro hijo. Nunew amaba verse en el espejo y notar su vientre curvado, sabiendo que cargaba con los bebés del amor de su vida.

Terminaron de bañarlo diez minutos después, cuando el agua ya se estaba poniendo tibia. Nunew se puso de pie y le secaron con rapidez, antes de comenzar a perfumarlo y vestirlo. Le aplicaron crema para después vestirlo con la ropa interior, y siguieron con un bonito hanbok negro y rosado, con diseño de flores doradas en las mangas y bordes, además de que era más suelto que los otros para no apretar su barriga.

―Es pesado ―comentó Nunew mientras le peinaban el cabello. Las últimas lunas le había crecido bastante, no como antes, pero ya empezaba a curvársele en las puntas―. ¿Tal vez he estado comiendo demasiado?

―Necesita fuerzas, mi Señor ―comentó Minji―. Es normal, no debe preocuparse. Estuvo con muchos antojos de macarons, ¿lo recuerda?

Todavía los tenía. Sólo días atrás despertó en medio de la noche y le pidió a Ploy si podía ir a buscar macarons a la cocina. Lo peor fue que no había, y Nunew casi se puso a llorar de la frustración, así que despertaron a los cocineros y tuvieron que cocinarle sus preciados pastelitos de arroz. Desde ese día que habían decidido dejar una reserva de macarons por la noche, para que Nunew pudiera comerlos sin preocupación.

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