13

668 90 6
                                    

Parte 1

La noticia de lo que ocurrió con Miyoon, Magic y Jinjin recorrió el palacio en menos de una hora, y con eso, quedó bastante claro que nadie podía meterse con Nunew. Por los pasillos, de lo único que se hablaba, era de lo implacable que era el Príncipe Heredero y del favoritismo que demostraba hacia uno de su harem.

―No ha pasado ni un día desde que te devolví a tu cuarto y ya te metiste en problemas ―le dijo Zee a Nunew, luciendo enfadado, pero no con él, sino con la situación en sí.

El menor hizo un pequeño mohín, viéndose un poco triste con esas palabras. El dolor en su brazo apenas se sentía, excepto cuando lo movía mucho, y lo único que deseaba era descansar luego de ese desastre.

―Mi Príncipe ―razonó el muchacho― ¿no es obvio? La mayoría de tus cortesanas están celosas, apenas les has dado un poco de atención, y peor aún con las concubinas. Hasta yo estaría celoso si miraras a otra como...

―¿Y ahora las defiendes? ―el mayor se veía incrédulo y mucho más molesto.

Nunew pasó un instante en silencio, como pensando bien en las palabras que iba a decir a continuación. De sólo recordar lo que ocurrió horas atrás, sentía escalofríos recorriendo su espalda. Trataba de no tomarle el peso realmente, pero era una fortuna que hubiera podido caer, de alguna manera, bien. De lo contrario, el accidente habría sido mucho más grave.

―¿No habrás sido muy duro con ellas? ―preguntó, tímido. Zee arrugó el ceño―. Quizás fue...

―No fue un accidente ―le interrumpió el príncipe―. Y lo que les hice, es poco en comparación a lo que realmente merecían. Atentaron contra ti. Si hubieras ya estado casado conmigo, eso sería un atentado contra una Emperatriz. Yo las habría matado con mi propia espada.

El chico volvió a callarse, viéndose deprimido y afligido. El mayor se sentó a su lado, en la cama, y le agarró la mano, como queriendo relajarse para que su pareja no siguiera viéndose así.

―Lo van a seguir haciendo, Prukie... ―murmuró Nunew, recostándose contra el hombro del mayor.

―No dejaré que eso pase ―replicó Zee, serio―. Te voy a proteger, amor mío. Si vuelven a ponerte la mano encima...

―Lo seguirán haciendo mientras tengas tu harem ―insistió el menor, sacudiendo su cabeza―. Alguna de ellas aspirará a ser Emperatriz, aunque te cases conmigo.

Zee no respondió enseguida y Nunew temió haber ido demasiado lejos. Haber hablado demás, cuando él no tenía por qué meter mano en el concubinato. Sin embargo, no podía aguantarse mucho, con esa idea dando vueltas en su cabeza.

―¿Quieres que lo disuelva? ―preguntó Zee, con voz suave―. ¿Es eso lo que quieres decirme, mi Joya más preciosa?

El cortesano no lo miró, avergonzado y muy, muy tímido. Ese era un tema que quería tratar más adelante con Zee, cuando su compromiso se consolidara, pero ahora, aprovechando esa situación, no pudo evitarlo. Él quería casarse con Zee, claro que sí, y ser coronado como Emperatriz. Pero también quería que fuera sólo suyo, de nadie más, pues tenía que claro que, a pesar de ser Emperatriz, eso no eliminaba el concubinato. Nunew sentía arder celos y rabia en su interior con la idea de Zee compartiendo con una concubina o, peor, favoreciéndola.

―¿Es posible? ―consultó, sin mirarlo―. ¿Quieres hacerlo? Tú eres mi Señor, el futuro Emperador, y puedes hacer lo que quieras. Tener a todas las concubinas que desees, e incluso concubinos...

―No ―Zee le agarró las manos, dándole un beso en los nudillos―. No. Sólo quiero estar contigo. No me interesa ninguna otra persona ―hizo una pequeña pausa―. Pero no es sencillo, Nunew. Necesito tiempo para pensar bien cómo disolverlo. La mayoría de las concubinas está aquí por una razón, y no es por gusto propio. Eso lo sabes bien.

👑 JEWEL 🤴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora