『Capítulo 26』

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Estaba cansada, quería seguir durmiendo a pesar de los insistentes golpes en mi puerta que habían comenzado a sonar 20 minutos atrás; Para este punto ya le había tomado el ritmo, insistia durante un minuto, esperaba cuatro y volvía a insistir nuevamente.

Me rendí, sabía que no se iría de ahí hasta que escuchara una respuesta de mi. Podía escucharlo dando rondines al otro lado de mi puerta en esos intervalos de cuatro minutos; a duras penas logré sentarme en la orilla de la cama, pensaba levantarme para ponerme mi bata.

—Si estás cansada solo vuelve a recostarte.

Sentí una corriente recorrer toda mi espina dorsal cuando escuche su voz a mis espaldas. Me giré y estaba ahí, observando recostado sobre su costado derecho, ocupando el otro lado de mi cama sin pudor ni pena.

—Tengo que estar soñando

—¿Regularmente sueñas conmigo?

—Dígame, por favor, que si lleva algo puesto debajo de la manta.

—¿Te decepciona que sea así? Porque puedo

Tome mi almohada y se la arroje al rostro.

—Ni se le ocurra. ¿Qué está haciendo aquí?

—Estoy aquí gracias a que alguien se quedó dormida a medio camino, hice el gesto de traerte hasta tu cama, una cosa llego a la otra y henos aquí. Pero antes de que seguramente te alteres, no, no te hice nada.

—No iba

—Claro que sí.

—Y ya pensó que el quedarse aquí le va a generar problemas con sus padres, más de los que tendrá después de que lo vean como terminó por la pelea de anoche

—Eso no pareció importarte mucho cuando pedias que me quedara —Pasó una mano alrededor de mi cintura, tirándome de nuevo a la cama —, no soltabas mi mano y pedias una y otra vez que te besara —Me acerco aun mas, alzándose sobre mi hasta quedar de rodillas entre mis piernas y casi cerniéndose.

Dios mío, si no me llevas tu, yo voy contigo.

—Si hubiera sabido que sueles decir este tipo de cosas estando medio dormida, pudimos quedarnos de esta forma tantas otras veces —Dijo eso con una voz grave, casi gutural.

Lo vi acercar su cabeza de tal forma que podía sentir la punta de su nariz rozando la curvatura de mi cuello mientras la punta de sus dedos jugaban con el dobladillo de mi bata.

Mi corazón estaba palpitando como loco pero sentí como se detenía de golpe por un segundo cuando volví a escuchar los golpes en la puerta.

—Mi señora, el príncipe solicita su presencia de manera urgente.

—¡Lárgate!

Rápidamente cubrí su boca con ambas manos, suplicando en silencio que se callara.

—Voy enseguida, deme solo 10 minutos —Avise ahora tratando de quitármelo de encima.

—Tomate el día —Dijo quitando las manos de su rostro y sujetándome ambas muñecas sobre la cabeza —, creo puedes permitirte hacer eso, ¿o no, marquesa?

—Claro que puedo, pero en este caso hay una diferencia entre poder y querer.

Intenté alejarlo empujando su hombro con mi pie pero lo único que gané fue que la mano que jugaba con mi bata se cerrará como grillete sobre mi tobillo, dejando a mi pierna en el aire y mi pie colgando a la altura de su cabeza.

—Lo que estás haciendo solo te deja en una posición todavía más desventajosa, fácilmente podría bajar la mirada y

Un golpe sordo en la puerta hizo que se callara, seguido de otro que logró hacer pedazos el pestillo..

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⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

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