『Capítulo 14』

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-.Miren que bajo he caído. Un guardia y escolta real languideciendo en este agujero con prisioneros.- Exclamo con voz dramática mientras dejaba caer su frente sobre uno de los barrotes de la celda.

-.Ya deja de ser tan dramático. La cabeza me esta reventando.-

-.Tengo el derecho a ser dramático, solo míranos.-  Alzo su cabeza sin soltar los barrotes -.Te dije que esta vez seria un suicidio salir, pero hiciste lo que quisiste y ahora estamos a punto de perder la cabeza los dos.-

-.Vamos a salir de aquí. Ahora lo que.-

-.Solo, ten bien presente el lugar donde estas metido. Ni con todo el poder que tienes será suficiente para sacarte de algo como esto.-

-.El emperador quiere verlos.- El pelirrojo rápidamente se separo de la puerta de aquella celda, observando como los guardias accedían para esposarlos con sus brazos en la espalda.

Rodeados por una cantidad prudente de seguridad, llevados desde la oscuridad de las mazmorras hasta la primera sala del palacio que verían desde que llegaron. 

Un ala sumamente extensa, bañada en su totalidad por el color blanco, candelabros de oro colgando del techo, enormes ventanales (al menos un par en cada pared) por los cuales entraba la cantidad de luz natural necesaria para iluminar todo el lugar a la perfección, ayudando a destacar los enormes tapices y estandartes con bordados distribuidos por doquier.

-.De rodillas.-

Hablo el guardia mientras aplicaba presión sobre sus espaldas hasta arrodillarlos sobre la gran alfombra de terciopelo azul que iba desde la entrada principal hasta una pequeña escalinata donde en la cima, detrás de un cortinaje abierto en dos se encontraban ubicados dos tronos ornamentados de metal dorado y en uno de ellos con una figura imponente, desde su postura hasta su mismo gesto que esperaba con ansias no tan buenas, su presencia. 

-.Hablen.- Bramó con hostilidad mientras su mirada se encargaba de atravesar los de lado a lado desde lo alto -.Ahora que tienen la oportunidad.-

-.Majestad.- Hablo el pelirrojo con voz firme y sin titubear -.Nosotros lamentamos profundamente lo ocurrido. En nombre de su alteza el príncipe Bakugo, le ofrecemos nuestras mas sinceras disculpas.-

Esas palabras no parecieron llegar a ser mas importantes para el emperador que el rechinar de las bisagras de una puerta sin engrasar. Simplemente ponerse de pie y bajar lentamente uno a uno los pocos escalones hasta quedar a no mas que unos pasos de ellos, observándolos desde su posición y altura, sin una pizca de tentación por la piedad o consideración. 

-.Si estas apunto de morir al menos ten las agallas de ser tu quien ofrezca esa palabrería tan mediocre que hacen pasar por una disculpa y no tu sirviente. O ¿Acaso no te enseñaron a hacerte responsable de tus actos? ¡Responde me cuando te hablo!.-

-.¡Si!.- Increpo abruptamente con voz fuerte para sentir en un instante la irritación de su cuero cabelludo al ser tomado con brusquedad y haciéndolo elevar su rostro.

-.Quiero que tengas esto muy presente. La única razón por la que ustedes dos están frente a mi con vida y no hechos una pila de trozos cubiertos de putrefacción, fue gracias a la compasión de mi esposa.- Rápidamente soltó su cabello con un gesto de repulsión -.Como vez, muy poco me importa el titulo que tengas, eso no me hubiera impedido matarlos a ambos.-

-.¿Que planea hacer con nosotros entonces?.-

-.Para su fortuna, aun nada. Primero tenemos que ver que tan bien pueden negociar.-

Voluntad || Bakugou y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora