₊⊹ no corro, no grito, no empujo

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Cómo odiaba los viernes por la noche, mientras mis amigas la pasaban de fiesta yo estaba aquí sentada frente al escritorio intentando terminar con mi proyecto de Arquitectura.

Ay Mariel... quién te manda.

Habiendo tantas carreras menos complejas se me ocurre estudiar una que te seca el cerebro y acaba con tu paciencia, aunque no negaría que me parecía divertido eso de hacer maquetas a última hora. Ya solo estaba terminando de ensamblar todas las piezas de mi casa de dos pisos a escala cuando recordé un detalle importante... Había olvidado sacar del carro la base de madera donde se supone pondría mi proyecto.  Así que sin muchas ganas me dirigí a la puerta con toda la intención de salir; gire la perilla pero la chapa no colaboró. Lo intente de nuevo y nada, otra vez, otra vez y nada todavía. Con la paciencia ya enterrada tres metros bajo tierra empecé a sacudir la puerta haciendo un eco con ese ruido estridente de la puerta chocando sin parar.

Hasta que tres toques suaves me detuvieron. - ¿está todo bien? - dijo una voz conocida al otro lado de la puerta; Victoria mi vecina.

Ese ser humano atractivo con esos tatuajes hermosos decorando su brazo y ese cabello castaño hermoso que se mantenía bonito siempre.

Por qué me haces esto dios mío...justo en los peores momentos y cuando estoy peor vestida se te ocurre ponerme enfrente a una muchachita hermosa como ella. ¿Que mal estaré pagando?

- No, la chapa se atoro y tengo que salir - dije con la voz más nerviosa que me salió.

- Oh, puedes darme tu llave e intento abrir por fuera si quieres - respondió en un tono que parecía cansado.

¿La llave?.. ¡la llave, Mariel, la llave! ¿dónde carajo la puse? me moví tentando el pantalón de mi pijama hasta que lo recordé o más bien lo sentí. Estaba justo en mi mano, riéndome mentalmente por lo anterior, pasé la llave por debajo de la puerta viendo como desaparecía.

- Tiene truco, mete la llave - di la instrucción recibiendo como respuesta un "ujum". - ahora levantala poquito y girala rápido hacia la derecha -  dije escuchando como mis instrucciones eran atendidas gracias a los ruidos que hacia un pequeño corazón de plata que colgaba de mi llave.

- No se puede, lo intentaré de nuevo - me respondió sacando una risita al final.

Mientras ambas estábamos concentradas en que de verdad pudiera abrir la puerta un sonido penetrante lleno el pasillo del edificio; la puta alarma sísmica.

Mi respiración se empezó a volver más pesada, mi casa parecía hacerse más pequeña a mi alrededor. Con todo el pánico del mundo empecé a golpear mi propia puerta en un intento por apresurar las acciones de mi vecina.

- ¡Victoria te lo pido por favor, abre la puerta! - dije casi gritando  dando un último golpe a la puerta.

- ¡eso intento mujer! - respondió de la misma forma que yo.

La alarma era tan fuerte que ya no podía escuchar el sonido de mi llavero golpeando la puerta, me sentí escuchada por Dios cuando sentí mi puerta tronar para después ser abierta, no tuve ni tiempo de reaccionar cuando Victoria me jalo fuertemente la muñeca sacándome de mi propia casa.

Sin detener nuestros pasos ambas corrimos por las escaleras lo más rápido posible.

Ya una vez afuera por fin pude detenerme a tomar aire sintiendo a mi vecina detenerse a un costado, una vez que mi respiración se tranquilizo me anime a hablar.

- Gracias - dije mirándola sonriente.

- No tienes por qué - responde devolviéndome el gesto - parece que llegue justo a tiempo - finalizó arqueando un poco sus cejas así arriba.

Una vez la alarma paró caminé junto a Víctoria en dirección a nuestros departamentos; una vez estando cada una frente a su puerta decidí romper el silencio otra vez.

- de verdad te debo una - dije algo apenada.

- puede ser... pero yo te recomiendaria cambiar tu chapa antes que otra cosa - me respondió dejando salir una risa sincera ante la situación.

- lo tomaré en cuenta - dije dejando escapar una risa igual de sincera que la suya. - descansa y... gracias otra vez.- dije en un tono más calmado.

- No fue nada... igualmente, ten buena noche - fue lo último que oí antes de cerrar la puerta.

Dejando de lado lo aterrador que se tornó la situación, solo pensar en una cosa.

Tenía una nueva excusa para conocer a la mujer que, por alguna extraña razón, nunca me atreví a hablarle. Creo que debería tomar algo de iniciativa de invitarla a salir algún día.


- xoxo, love.

Serendipity - Young Miko [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora