₊⊹ carta número cincuenta

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♫: QUERIDO REY - La Joaqui

Sugerencia: Escucha la canción mientras lees está parte.

El sol ya estaba poniéndose en lo más alto del cielo pintando de dorado las grises calles del barrio teniéndome caminando sin prisa con mi pequeñita en brazos por la acera llena en baches. Sus pequeñas manitas vienen acariciando mi cuello, pero noto que se retuerce, quiere moverse. Siento su peso cambiar de un lado a otro buscando libertad.

"Ma-má" balbucea intentando escapar de mis brazos.

Casi por inercia me detuve frente a la misma barda de siempre, esa que llevaba mi nombre pintado en letras grandes  de colores brillantes; "Mariel".
Encima del nombre había una firma, para muchos un garabato para mí algo que era capaz de llenarme el corazón: 'Querida Reina'.

Era imposible no pensarla, mi Victoria, la mujer que apareció en mi vida para llenarla de promesas de amor eterno, para luego desaparecer tras ser acusada injustamente de un crimen que no cometió. Ahora esa mujer se había convertido en un recuerdo, una fugitiva. Pero también se había convertido en algo más especial, algo tangible y cercano. Ella era también madre de mi hija.

"Ma-má, mamá" continua balbuceando en ese tono tierno y sin preocupaciones. Girando para verme a lo que solo puedo negar con la cabeza mientras sonrió retomando mi camino a casa.

(...)

Por fin llegamos, con ella a punto de dormirse entre mis brazos cruzamos la puerta de la pequeña vivienda que con el tiempo he aprendido a llamar hogar. Deje a mi niña en la cuna con la esperanza de que pidiera dormir por si sola. Mi pequeñita... solo me miraba a través de los barrotes de la cuna. Se parecía tanto a Victoria.

Una vez que comenzó a roncar fui a la sala para tomar un papel y un bolígrafo. Había algo que escribir, pues hoy era un día sumamente importante. Su cumpleaños número uno. Necesitaba expresarme de alguna forma, no importaba si estás palabras nunca llegarán a su destino, yo sé que algún día volveré a verla.

Querida Reina:
Crecieron todas las semillas de tu carta convirtiéndose en algo más que hermoso, un hermoso prado. Los abrazos que tanto deseabas darle han crecido sanos y fuertes y cada vez que la sostengo puedo sentir que también te abrazo a ti. Ella hoy cumple un año, y es inevitable no verte reflejada en cada gesto suyo. Con su energía que parece inagotable acompañada de una mirada terca igual a la tuya, es misma que al pertenecer a ti me avisaba que algo no muy bueno pasaba por tu cabeza. A veces cuando me pide ver a "mamá" lo balbucea como si ya te conociera a pesar de no poder tocar tu rostro.

Le he hablado tanto de ti. No quiero que te vea como un fantasma lejano en su vida, al contrario, quiero que te vea como esa mami valiente que eres. Le he mostrado las pocas fotos que tenemos mientras le hablo de esas noches en las que te encargabas de tapizar las paredes del barrio con mi nombre, sin importar que la policía nos tuviera que perseguir en el intento. Le recalco siempre que aunque no estés aquí físicamente, cada barda, cada tren, cada superficie que hoy lleve mi nombre bajo la firma de 'Querida Reina' es más que un gesto de amor que te encargaste de dejar.  Por qué al final eres eso, una reina, que lucho contra todo y todos por nosotras, así tengas que defendernos del sistema injusto.

Cada tarde me aseguro de pedirle a Dios con todas mis fuerzas que estés bien. Me imagino que en el lugar donde te escondas, estás a salvo, rodeada de los tuyos, de quienes te aman y te esperan tanto como yo. No hay día en el que no te extrañemos.

Hoy celebramos su primer año de vida con un pastel de chocolate, tu favorito. Me encantaría que pudieras verla, que estuvieras aquí con nosotras compartiendo esto. Quisiera enviarte un pedazo de pastel pero no hay nada que se compare a ese abrazo que tanto nos debemos.

Te amamos para siempre, te extrañamos cada segundo.

Posdata: Te dejo una foto de nuestra pequeña. No pude evitar que se manchara de chocolate, pero esa sonrisa es tan tuya como siempre.

Nuestra pequeñita con sus ojitos azules brillando de alegría con la cara y manos llenas de chocolate y una sonrisa que iluminaba toda la habitación. Mi prueba viviente de que no importa cuánto tiempo pase, siempre voy a esperar el día que podamos volver a vernos.

Engrape con cuidado la foto a la hoja doblando la carta por la mitad, para después meterla en el cajón donde se encontraban las demás cartas que le he escrito en lo que va del año. A pesar de no poder enviárselas, estoy segura de que mis palabras podrán llegar a ella ya sea en esos pequeños susurros del viento o en los latidos de nuestra bebita.

Serendipity - Young Miko [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora