Era una mañana soleada de sábado veraniego, dónde la gente aprovecha para escaparse a la playa; sin embargo para un pequeño grupo de gente no era una opción, un claro ejemplo de esto era Mariel, quién no podía desatender sus obligaciones como asistente del jefe de la compañía donde recientemente había sido aceptada.Unos bellos tacones negros retumbaban en la acera abriéndose paso hacia su modesta camioneta para después montarse en la misma; aprovechando su tiempo pacifico a solas para dar unos últimos toques a esas hebras peligras que caían por sus hombros y acomodar sus gafas. Todo se vio interrumpido por un golpe inesperado en la parte trasera del vehículo causando un tambaleo en el ambiente.
Mariel descende del vehículo encontrándose con una escena que la deja algo sorprendida.
Una chica de pelo platinado luchando contra ella misma en un intento por bajar de su vehículo sin tambalearse en el intento, Mariel permanece estática mirando la escena con ganas de reírse gracias a las acciones de su contraria; por fin logra bajar, con su cabello algo despeinado y la ropa un poco desarreglada emprende camino hacia la pelinegra a pasos torpes y desviándose un poco en cada paso que daba.
- ay mi amorsh, I'm so sorry, te di un golpecito - exclamó la platinada en un tono casi burlón arrastrando sus palabras dando a notar un acento puertorriqueño.- ¿te estás divirtiendo? vienes ahogada y te pones a decir tonterías - respondió la pelinegra en tono colérico.
- acho, parece que cierta nena no amaneció de buenas hoy - contrataco en el mismo tono divertido y retador que usó.
- venía de buenas hasta que a cierta carjita se le ocurrió chocarme el carro - dijo Mariel acercándose a ella, aunque fue una muy mala idea y mejor retrocedió un poco al sentir el olor alcohólico de la platinada.
- ya, ya zero drama girl, hagamos un trato - dijo Victoria arrastrando algunas palabras - yo te pago el rayoncito pero tú... - continuo señalando con el dedo a Muriel acortando un poco más las distancia entre ellas - tendrás que aceptar cenar hoy en la noche conmigo - termino la frase dejando una caricia en la mejilla de Mariel.
- 'tas tu loca mujer, ni de chiste voy a cenar y menos contigo - dijo la pelinegra en tono divertido intentando alejarse de su contraria.
- ¿por qué no? solo es una cenita inocente, y ya si no le gusta nos arrancamos pal' carajo las dos pero, tú, mi reina, ganas una cena y el arreglo de tu camioneta sin pagar ni un peso - comentó Victoria en un tono más relajado sin olvidarse hacer evidente su estado alcohólico.
Esa noche la cena transcurrió de maravilla, con una Victoria más serena y sobria; por supuesto. Mariel por su parte quedó encantada con Victoria, sin duda alguna la primera impresión de ambas no se comprara con lo que veian y sentían esa noche.
Y así como el destino lo amerita, está fue la anécdota que dio luz verde a un lazo inquebrantable entre ambas chicas que perdudaria hasta que la vida lo decidiera.
xoxo, love