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♫: Ronroneo - Mon Laferte
"Vayamos sin compromiso, veremos qué es lo que pasa"
Había algo desconocido en Mariel que siempre captaba la atención de Victoria, sabía que no se trataba solo de su cuerpo que parecía haber sido tallado minuciosamente por alguna tromba de ángeles o esa característica mirada felina que le hacía sentir que le atravesaba el alma cada vez que se conectaba con la suya. Definitivamente no era eso; era esa sensualidad y elegancia con la que Mariel solía caminar, siempre envuelta en esos sofisticados vestidos que parecían ser hechos con el único objetivo de que ella los luciera, como si nadie más supiera como hacerlo. Había algo que la volvía irresistible, algo que siempre la guiaba a ella, algo que le provocaba querer verla las veinticuatro horas del día; aunque hasta el sol de hoy solo podía conformarse con coincidir con ella unos segundos cuando la veía caminar por los pasillos del edificio.
Y aquí estaba otra vez, siguiendo la rutina; mientras esperaba la caída del sol entre las cuatro paredes de su departamento, algo que le resultaba reconfortante era sentir la presencia de Miel; el gatito blanco que se había convertido en el único testigo de sus tardes y pensamientos.
Para Victoria no había nada mejor que estar así; tumbada en el sillón, envuelta en la tranquilidad que desprendía mi hogar teniendo como único sonido el suave ronroneo de Miel sobre su regazo. Aquí era cuando su mente se concentraba solamente en divagar, llevándome siempre al mismo pensamiento recurrente; Mariel.
Imaginaba como se sentiria besar esa boca perfectamente delineada, como sus manos se acoplarian a esas curvas perfectamente moldeadas que tanto destacaban en sus vestidos, cómo reaccionaria al tener esa mirada penetrante únicamente sobre ella. Una tenue brisa de deseo recorrió el cuerpo de Victoria provocando que cerrará sus ojos lentamente.
De repente un par de toques suaves sobre su puerta la hicieron pegar un saltito en su lugar sacándola de su ensueño. Se levantó aún descolocada, y abrió la puerta para después congelarse al ver a Mariel perfectamente vestida parada frente a ella.
No hubo tiempo para reaccionar, pues en un abrir y cerrar de ojos Mariel se abalanzó hacia Victoria tomándola de la nuca provocando que sus labios se unieran en un beso que parecía arder entre la urgencia y la necesidad.
Victoria sentía que sus cimientos se venían abajo repentinamente al sentir como el cuerpo de Mariel se mantenía contra el suyo, provocando un escalofrío que recorría su espina dorsal. Sin poder dejar pasar por alto el sabor adictivo que desprendía Mariel, nublandole el entorno haciendo trizas todo lo demás.
Las manos de Victoria no paraban de tentar todo a su paso paseándose sobre la tela del vestido de su contraria, sintiendo como está estaba perfectamente adherida a sus curvas. La textura del vestido fue quedando olvidada bajo los dedos de Victoria quién ahora se concentraba en tocar la piel Nivea de Mariel a medida que quedaba expuesta en ausencia de algún rastro de tela.
Mariel por su parte estaba ocupada acariciando con urgencia la espalda de Victoria bajo su camisa dejando un ardiente camino por dónde quiera que tocaba, el pequeño espacio que quedaba entre ambos cuerpos se vio diluido gracias a qué la pelinegra sujeto fuertemente por la cintura a Victoria asegurandose de que no pudiera escapar.
Como acto seguido avanzaron a paso torpe camino al sillón; ahora con el peso de Mariel sobre ella, Victoria no podía evitar dejarse llevar por está ardiente ola de deseo que era acompañada del embriagante aroma de la pelinegra. Sus cuerpos se movían en perfecta sincronía.
Sus lenguas se encontraban en lo que parecía ser una batalla eterna donde se tomaron el tiempo de explorarse mutuamente, creando estos pequeños chasquidos que resonaron en todo el lugar.
Mariel abandono repentinamente los labios de Victoria para comenzar un ardiente camino comenzando a dejar un par de besos que provocaron que el cuerpo debajo ella se arqueara creando un delicioso contracto.
Victoria sentía que podía desmayarse en cualquier momento, el camino de besos continuaba, no había lugar que no haya sido besado y tocado por Mariel, se sentía casi drogada teniendo a la mujer de sus sueños queriendo llegar a ese lugar, queriendo reclamarla como suya. Justo cuando Mariel se encontraba a escasos centímetros de su manantial, todo se desvaneció.
Victoria despertó sobresaltada, el corazón le latía fuertemente, su cuerpo yacía sudado y tembloroso. Se encontraba recostada en el sillón, sola, con la presencia de Miel jugando frente a ella. Con una mezcla de desilusión y sorpresa se percató de que todo fue un sueño, tan vívido que lo sintió como real.
Soltó una risa suave con un deseo punzante en su interior. Cómo si Miel pudiera sentir lo mismo, regresó al regazo de Victoria quién, la acaricio con ternura esperando que su acción funcionará como un calmante, quedándose perdida por unos segundos mientras la imagen de Mariel se esfumaba lentamente de su cabeza dejando únicamente ese pequeño rastro de deseo sobre su cuerpo.
- xoxo, love