Capítulo 2: Tormenta

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Red Hood se encontraba en un predicamento, saliendo poco a poco del bar con ella entre sus brazos hacia la calle, donde la lluvia parecía no dar tregua aquella noche. Al sentirla forcejear la apretó con mayor fuerza. Estaba dispuesto a doblegarla de ser necesario para salir de ahí antes que los otros comenzaran a ir tras él en busca de la recompensa por su cabeza, y detrás de ella al ver que la había capturado en un momento de estupidez olímpica. Sabía que una vez Falcone lo supiera el precio se duplicaría y si Marone se enteraba y entraba en juego todo se complicaría. Sin embargo, ahí estaba él teniendo que lidiar con aquella mujer y sus fútiles intentos de liberarse.

--"Quiero salir de aquí y ... Hmm?" --
Masculló, pero se detuvo un instante a fijarse en un par de cuerpos inertes de otros hombres, de los secuaces de Falcone a quienes el rubio había abandonado a su suerte para salvarse a sí mismo.

Tratando de evitar que a ambos los siguieran y buscando algo que él pudiera utilizar, el vigilante la jaló con fuerza para agacharse y tomar todo cuanto llevaban en los bolsillos y luego le volvió a jalar con fuerza para acelerar el paso, hasta que ambos se ocultaron en un callejón para soltarla ya que el aroma en el cabello de la chica y la cercanía, estaban nublando su juicio.

--"Eres muy idiota si piensas que te puedes quedar allí o desaparecer como si nada hubiera pasado ahí dentro. Digamos que eres mi boleto de escape, aunque pareces una-" –

Guardo silencio y se le quedo viendo fijamente detallándola. El abrigo y su aroma, así como el labial que usaba era muy delatantes, por un momento, en la cabeza del vigilante pasaron ideas muy excitantes, pero aquel tal vez no era momento para ello.

--"Escucha, te saqué de allí para que no sufrieras las consecuencias de una pelea dentro de ese tugurio de mala muerte, deberías ser más agradecida." Dijo con un dejo de molestia, cruzándose de brazos y recargándose en una pared, poniendo una suela de la bota contra la misma.

--"¿Y qué esperas que haga? ¿Qué te dé la llave de la ciudad? ¿Qué te la chupe por una modesta cantidad sólo porque eres un vigilante enmascarado? Perdón, pero yo no soy como las putas que frecuenta tu compañerito Nightwing, y existe una enorme diferencia entre ser una stripper y una prostituta"--

Protestó la voluptuosa chica, mientras se acomodaba la ropa, y se convencía a sí misma de fingir estar ofendida o tener mucha clase para lo que estaba suponiendo, para después soltar un bufido, y mirar que el enmascarado, a pesar del remarque sarcástico que ella había comentado, sacar unos billetes de un manojo, de los que él les había quitado a los delincuentes tirados en la calle.

--"No por una modesta cantidad..." Extendió un billete de cien dólares delante de la chica. –"¿cuántos clientes te pagan esto? Ya sabes lo que quiero, y permíteme también recordarte, que me debes una."--

Bien era cierto que el vigilante tenía cuentas pendientes con aquel par de mafiosos y seguir un par de hilos que le conducirían hasta el Joker, pero podía relajarse al menos ese día, ya que había quedado cortado de su ánimo debido a la trifulca en el bar. Y también decidió que había cosas que quería comprobar con ella.

 Y también decidió que había cosas que quería comprobar con ella

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El Farol en la NieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora